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La necesidad apremiante de la solidaridad

De Asia a América, de Europa a África, los manifestantes necesitan formar redes de solidaridad

El viernes 1 de diciembre, dos marchas de protesta se reunieron en el centro de Londres en lo que se sintió como un momento mágico, miles de profesores universitarios en huelga acababan de llegar al parlamento británico en Westminster después de marchar desde el barrio de Bloomsbury, cuando cerca de mil adolescentes de la rebelión de la extinción llegaron por una calle paralela y las dos protestas se unieron, en señal de solidaridad, aplaudieron cuando las dos protestas se fusionaron, hasta la plaza del parlamento.

Para los asistentes, la fusión de las dos protestas tenía mucho sentido, mucho más allá de la solidaridad, pues después de todo, las fuerzas que socavan la educación superior en el Reino Unido al impulsar la comercialización de las universidades británicas son las mismas que impulsan la actual crisis climática.

Esa maquinaria internacional también es responsable de la agitación socioeconómica y política que en los últimos meses ha empujado a las personas de todo el mundo a las calles: desde Francia y el Reino Unido, el Líbano, Irak e Irán, la India y Hong Kong, hasta Colombia, Ecuador, Brasil, Bolivia, Chile, Haití y Venezuela.

Claramente, cada protesta es única y conlleva su propio conjunto de demandas, pero, aunque las quejas pueden diferir, también hay algunas fuerzas muy poderosas que vinculan muchas de estas manifestaciones, por lo que es vital que comencemos a ver estos patrones comunes y apelemos a la solidaridad.

A medida que los manifestantes en Europa, Medio Oriente, Sudamérica y el sudeste asiático están presionando contra la austeridad, el abuso de poder por parte de regímenes corruptos y el creciente autoritarismo, están conectadas con la brutal imposición de los neoliberales principios de privatización y la desregulación.

Solidaridad Necesaria.
Las protestas han arreciado independientes en todas partes del planeta, tan sólo falta un poco de solidaridad para unirlas en una gran protesta que cambie el curso de la historia.

Las protestas tienen orígenes diferentes, pero tienen solidaridad en el fin que buscan

Las protestas contra las reformas perjudiciales a las pensiones y las persistentes brechas salariales de género y raza, han generado en más protestas por solidaridad en todo el planeta, ya que todos están siendo víctimas de las correrías del banco mundial y el FMI.

Si bien la desigualdad y la informalización son parte de las tendencias mundiales, ya mucho más amplias en la fuerza laboral, en última instancia apuntan a aumentar las ganancias para unos pocos a costa de socavar la seguridad laboral y reducir el salario para muchos, donde la comercialización de la educación y la salud, se enraízan como modelos gerenciales de corporaciones del sector privado, que se han colado al sector público.

Las instituciones, que se supone, cultivan el pensamiento y fomentan la búsqueda de la verdad, ahora tratan a los estudiantes como consumidores, a los profesores como proveedores de servicios, mientras que la clase gerencial se embolsa con fuertes salarios, mientras la educación, los servicios y la salud, son cada vez más lejanos.

Tales cambios son parte de los procesos globales, hoy, las seis personas más ricas del Reino Unido controlan tanta riqueza como los 13 millones más pobres y en los últimos 10 años, las ganancias multimillonarias se han disparado en todas partes a medida que poblaciones enteras se vuelven desechables y la tierra se calienta y este horizonte se repite en todo el mundo.

En Chile, los manifestantes protestan contra el deterioro de las condiciones socioeconómicas, que pueden vincularse directamente con los legados de las políticas de privatización del régimen dictatorial de Augusto Pinochet y los programas introducidos por el fondo monetario internacional, FMI.

Este es también el caso en el Líbano, donde los políticos corruptos se han embolsado millones mientras devastaban el país, de hecho, en muchos países, la gente está llenando las calles por solidaridad y debido a la creciente furia por los efectos de las políticas económicas y políticas neoliberales, incluso si estos efectos se manifiestan de manera diferente y desigual en todo el mundo.

Solidaridad Necesaria.
La legítima preocupación de la ciudadanía por el aumento del coste de la vida se ha agravado debido a que muchos gobiernos, como los de Egipto, Argentina, Chile, Colombia y Ecuador, imponen también duras medidas de austeridad económica.

Unos protestan por su razón y se hacen solidarios con los otros

Las políticas neoliberales son depredadoras y extractivas, lo que permite que una pequeña minoría prospere mientras el resto de la población sufre. El neoliberalismo también ha facilitado el surgimiento de gobiernos reaccionarios, ultranacionalistas y etnocráticos que también son negadores del cambio climático.

Desde Brasil hasta la India y de regreso a los Estados Unidos, los gobiernos están desregulando las protecciones ambientales en el mismo momento en que la organización de las naciones unidas, emiten advertencias terribles sobre la inminente catástrofe climático y exhortan a los países a transformar urgentemente sus economías para reducir los gases de efecto invernadero y cambiar a sistemas sostenibles de energía.

Así, el neoliberalismo opera como una especie de fuerza de colonización nihilista, donde las ganancias triunfan sobre las personas, socavando la sociedad civil y debilitando los procesos e instituciones democráticas al tiempo que impulsa la introducción de políticas que engendrarán un holocausto climático.

Hechos que también se vinculan a muchas de las huelgas y protestas en todo el mundo, desde la rebelión de extinción y la huelga de South Western Rail, a la huelga masiva contra las reformas de pensiones en Francia, las manifestaciones estudiantiles en la universidad Jawaharlal Nehru en Nueva Delhi, India y la universidad de Punjab en Lahore, Pakistán y la huelga sindical en Bogotá, Colombia.

La congregación de huelguistas universitarios junto con militantes de rebeldes de la extinción en la plaza del parlamento en Londres debería verse como parte de un nuevo aumento en las protestas civiles masivas que han abarcado todo el mundo, y es precisamente la perspectiva de establecer conexiones entre diferentes luchas y activistas lo que nos proporciona destellos de esperanza.

Ya que las fuerzas increíblemente poderosas a las que se enfrentan actualmente, quizás sea más vital que reconozcamos cómo los cientos de protestas diarias que tienen lugar en todo el mundo forman parte de un creciente movimiento transnacional que está luchando, cada uno en sus países separados, contra la inminente devastación que finalmente será de escala planetaria.

Solidaridad Necesaria.
Si bien los acontecimientos recientes, desde la plaza Tahir en Bagdad hasta la plaza Bolívar en Colombia, nos han enseñado que incluso las protestas masivas no son garantía, este tipo de levantamientos civiles son quizás nuestra mejor esperanza, incluso, nuestro futuro, y cualquier futuro en este planeta, bien puede depender de ello.

La solidaridad entre manifestantes ha quedado evidente en muchos casos, pero debe hacerse viral en internacional

Sin embargo, el siguiente paso es encontrar nuevas formas de crear lazos interseccionales y demostrar solidaridad a través de las fronteras nacionales, pues hemos sido testigos de cómo las redes sociales pueden facilitar esto.

Hay muchos ejemplos en los que podemos recurrir: desde los nativos americanos que ondean la bandera palestina en el campamento Oceti Sakowin de Standing Rock hasta nuestros colegas que marchan con un signo de solidaridad por los estudiantes que protestan en Lahore.

Necesitamos continuar utilizando todos los diversos lugares a nuestra disposición para aprender unos de otros y profundizar este tipo de alianzas, las redes sociales son claramente clave, ya que permiten establecer conexiones inmediatas entre trabajadores ferroviarios en Chile, estudiantes en Lahore y activistas feministas en India, y pueden mediar en expresiones de solidaridad y apoyo a través de diferentes sectores y fronteras políticas.

Históricamente, una transformación económica y política significativa solo ha ocurrido cuando masas de personas han actuado en concierto dentro de la esfera pública y amenazan a los poderes fácticos, cuando activistas medioambientales, estudiantes, trabajadores, indígenas, inmigrantes, trabajadores, profesores e indignados, encuentran la solidaridad y se unan contra las fuerzas que destruyen la posibilidad de una vida digna para la gran mayoría de la población, será extremadamente difícil detenerlos. 

Fuente
CNNBBCElMundoLaVoz

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