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Las buenas y las malas protestas subvencionadas

Presidentes de Ecuador y de Chile señalan a Venezuela como instigador de los disturbios

Todos han visto y de seguro, han estado siguiendo las protestas que durante estas dos semanas se han desarrollado en Ecuador y en Chile. No cabe duda que en ambos casos, la violencia desatada ha sido desmedida y es extemporánea con sus causas, por lo que Lenin Moreno de Ecuador y Sebastián Piñera de Chile, han acusado a Venezuela y más específicamente a Nicolás Maduro, no sólo de instigar, sino de financiar las protestas en esos países.

Al parecer, es un secreto que los ecuatorianos iniciaron las protestas por la derogación del subsidio que desde hace una década mantiene el combustible en la nación equinoccial, y que luego de haber sido derogado, llevaría el precio de este a más del doble, lo que traería como poco el descalabro de la economía, todo esto en busca de un préstamo del FMI.

La situación, no es diferente en Chile, donde estudiantes se fueron a la protesta de evasión, cuando el presidente aumentó el pasaje del metro, que conllevó a una fuerte represión policial y derivó en respuesta, en las protestas que ya todos han visto y repudiado.

Lo que de verdad sorprende es creer que el aparato administrativo de Venezuela, está exportando protestas a toda Latinoamérica, cuando las protestas que hace más de un año se encendieron en Venezuela, fueron causadas, instigadas y dirigidas por la oposición a Maduro, lo que no coincide con el paralelismo que Piñera y Moreno, le quieren aplicar.

Pero es buena la protesta cuando se ve desde la tranquilidad de tu palacio de gobierno y es por ello que Nicolás Maduro, aplaudió la protesta chilena, y la ecuatoriana, pero reprimió la que sucedió en Caracas; lo mismo que Piñera, Macri, Moreno y todo el grupo de Lima, aplaudió la aguerrida temple de los manifestantes en Venezuela.

Protestas Subvencionadas.
Las protestas se produjeron, días después de Sebastián Piñera, aclamó a su país como un paraíso de tranquilidad latinoamericana que estaba logrando evitar la lucha económica y política que asola a Argentina, Paraguay, México, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela.

Las protestas sólo son buenas, si son en el país vecino, pero las locales hay que reprimirlas

Más allá de lo evidente, en otras partes de Sudamérica, también se han suscitado esta clase de protestas y en muchos casos, por motivos equivalentes, sino por los mismos. Recordemos que hace poco en Argentina, se iniciaron esta clase de disturbios, cuando el presidente Mauricio Macri, trató de imponer recortes más a la economía, derogando subsidios y aumentando la gasolina.

Lo cual resultó, en un segundo argentinazo, que dejó a los argentinos en medio de una protesta generalizada y una exacerbada represión a los manifestantes, que terminó con la pobre valoración que recibió Macri en la primera vuelta electoral.

A principios de año, al aumentar la gasolina, el presidente Jair Bolsonaro, desencadenó el paro más grande de transportistas en Brasil, que poco estuvo de iniciar una violenta protesta, pues en este caso, el Trump caribeño, derogó la medida, tan velozmente, que los que ya se dirigían a Brasilia, tuvieron que dar marcha atrás, dándole oportunidad a indígenas a realizar sus propias protestas, pero en este caso, por los incendios y la destrucción del Amazonas.

Muchos culpan a Piñera, quien fue elegido en 2017 y es uno de los hombres más ricos de Chile, por agravar la situación con su respuesta intransigente e inepta. Cuando Santiago cayó en el caos el viernes pasado y se declaró el estado de emergencia, el presidente fue fotografiado cenando con su familia en un restaurante de lujo: «Piñera come pizza mientras Santiago arde», tuiteó un crítico.

¿Y cuál es el origen de las protestas en Chile y Ecuador?

El domingo por la noche causó más furia con su dirección de línea dura en la que afirmó que el país estaba «en guerra» con delincuentes «malvados» que estaban empeñados en causar caos y destrucción, lo que era una reminiscencia de George W Bush, y fue tomada como una provocación, pues cuando les dices a los manifestantes que estás en guerra con ellos, saldrán y te provocarán a ti.

Paula Rivas, la presidenta del sindicato de trabajadores del metro en la capital, Santiago, afirmó que el aumento en la tarifa no era la fuerza impulsora detrás del motín, «son las bajas pensiones, la privatización del agua, el aumento de los precios de la electricidad, la privatización del sistema de salud, la necesidad de igualdad de derechos educativos», indicó, “la tarifa del metro fue solo el detonante, es simbólica. Hizo que la gente dijera ‘suficiente’. No seremos silenciados.»

Observadores y manifestantes concuerdan que las protestas, son causadas por el peor malestar que ha enfrentado Chile desde los últimos días de la dictadura de Augusto Pinochet hace tres décadas y se ve impulsada por la desilusión profundamente arraigada de cómo millones de ciudadanos se han visto congelados por el crecimiento económico del país.

«Esto no se debe al precio del metro, es porque el sistema nos está exprimiendo como limones», explicó Bessy Gallardo Prado, una estudiante de derecho de 34 años que se ha unido a las protestas, “esto está sucediendo debido a décadas de injusticia, abuso y desigualdad. No hay seguridad social en este país. La gente gana poco y trabaja mucho y los salarios no son suficientes para ganarse la vida».

A la administración de Piñera, igual como lo que ocurrió en Ecuador, le pareció creer que la declaración de un estado de emergencia y el toque de queda, extinguiría el levantamiento, pero muchos manifestantes desafiaron el toque de queda del gobierno.

Fuente
ElUniversalBreitBartAlNavio

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