Exjefe del SEBIN niega órdenes de tortura por las que se disculpó
Durante décadas el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera fue el leal soldado al régimen venezolano, que el año pasado se convirtió en el temido jefe del SEBIN, cuyos agentes castigaron y torturaron a los opositores del régimen, el exjefe del servicio nacional de inteligencia de Venezuela, negó que ordenó la tortura de los presos políticos, a pesar de haberse disculpado previamente por su participación en ese crimen.
Durante una aparición en PBS, Figuera se disculpó una vez más por su papel en los abusos cometidos mientras se desempeñaba como director del servicio nacional de inteligencia bolivariana, SEBIN, pero negó haber llevado a cabo u ordenado la tortura de cualquier prisionero.
«Llevó esa carga porque hay muchas personas que han sufrido a manos de personas de esa institución», indicó sobre el SEBIN, “no me gusta hablar sobre el tema de la tortura porque creo que es grotesco, hemos visto películas, leemos libros sobre lo que hace la gente cuando tienen un prisionero».
«Le pedí a la gente que me perdonara porque formé parte de esas estructuras que apoyan a Maduro, aunque no ordené directamente la tortura ni torturé a nadie personalmente», continuó Figuera.
El mes pasado, pidió perdón a las víctimas de sus crímenes, incluso por su papel en lo que él personalmente describió como la «tortura» del pueblo venezolano: “A las personas que fueron víctimas de abusos, de la tortura en Venezuela”.
Figuera afirma que es posible que la gente no crea en su inocencia
El oficial de inteligencia de 55 años de edad está realizando una gira de disculpa a través de los medios internacionales luego de su deserción del régimen de Maduro en abril, actualmente reside en los Estados Unidos, donde se ha reunido con funcionarios para hablar sobre sus intentos de expulsar al régimen.
“Quiero pedirles perdón, porque en parte fui responsable de los abusos del régimen de Maduro y sus empresas criminales», explicó Figuera a la cadena de televisión colombiana NTN24: «puede contar conmigo y si tengo que declarar para que se haga justicia con los familiares de la víctima, no dudaré en hacerlo».
En una entrevista con AP el mes pasado, Figuera también proporcionó detalles de la participación personal de Maduro en violaciones de derechos humanos, incluidas detenciones arbitrarias y la organización de disidentes políticos.
En un momento dado, según los informes, Maduro le pidió que arrestara a la madre del presidente Juan Guaidó, pero finalmente se decidió por su jefe de estado mayor, Robert Marrero, quien sigue encarcelado por presuntos cargos de tenencia ilícita de armas de guerra y conspiración.
Las acusaciones son en concreto de tortura, contra Figuera
Las acusaciones de abusos generalizados contra los derechos humanos a manos del régimen de Maduro fueron mencionadas recientemente por la alta comisionada de las naciones unidas para los derechos humanos, Michelle Bachelet.
En su informe publicado este mes después de una inspección de tres días en el país, acusó a las autoridades de «graves violaciones de derechos humanos» que incluyeron un número «sorprendentemente alto» de ejecuciones extrajudiciales, así como «detenciones arbitrarias, malos tratos y tortura».
Venezuela se enfrenta a una crisis económica, con sus residentes sufriendo la escasez de electricidad, alimentos, gas y medicamentos, el destino político tampoco está claro, ya que Juan Guaidó, respaldado por Estados Unidos, desafía al presidente Nicolas Maduro, aunque hasta ahora, Maduro ha permanecido en el poder, aunque algunos aliados, lo han abandonado.
Ahora, uno de los desertores más prominentes en dos décadas de gobierno socialista en Venezuela ha venido a Washington en busca de venganza contra su antiguo jefe, Figuera está tratando de ayudarse a el mismo y al «imperio» de los Estados Unidos.
En una entrevista de un día desde la suite presidencial de un hotel de Washington, Cristopher Figuera proporcionó por primera vez detalles de lo que expuso que era el encargo personal de Maduro de abusos, incluidas las detenciones arbitrarias y la presentación de pruebas contra los opositores al mismo gobierno que intentaba odiar.
