La erupción en Islandia amenaza a Reikiavik
El volcán Fagradalsfjall entró en erupción después de 900 años de inactividad, y liberó dióxido de azufre, hacia El volcán Reikiavik
Un espectáculo de fuego y lava
El volcán Fagradalsfjall, situado en la península de Reikiavik o Reykjanes, al suroeste de Islandia, entró en erupción el pasado viernes 18 de diciembre, después de 900 años de inactividad. El fenómeno se produjo tras semanas de intensa actividad sísmica en la zona, que registró más de 40.000 terremotos desde el 24 de febrero.
La erupción generó una fisura de unos 500 metros de longitud, por la que salió lava incandescente que formó ríos y fuentes de fuego. El espectáculo fue visible desde la capital islandesa, Reikiavik, situada a unos 40 kilómetros de distancia, y atrajo a miles de curiosos que se acercaron al lugar para observar el fenómeno natural.
Según la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI), la erupción fue pequeña y no representó un peligro para las personas ni para el tráfico aéreo, ya que no produjo mucha ceniza ni humo. La OMI informó que la erupción se calmó el sábado, pero que podría reanudarse en cualquier momento.
Una alerta por contaminación de gas para Reikiavik
Sin embargo, la erupción sí tuvo un impacto negativo en la calidad del aire, ya que liberó grandes cantidades de dióxido de azufre (SO2), un gas que puede ser nocivo para la salud y el medio ambiente.
La OMI emitió una alerta por contaminación de gas para Reikiavik y otras localidades cercanas al volcán, y recomendó a la población que se mantuviera alejada de la zona de la erupción, que cerrara las ventanas y que usara mascarillas. También advirtió que el gas podría afectar a los animales domésticos y al ganado, y que podría dañar la vegetación y los cultivos.
La OMI indicó que la concentración de SO2 variaría según la dirección y la intensidad del viento, y que se esperaba que disminuyera en los próximos días. Sin embargo, señaló que se mantendría el monitoreo de la situación, y que se actualizaría la información sobre la calidad del aire y los posibles riesgos para la salud y el medio ambiente.
Un desafío para la adaptación y la prevención
La erupción del volcán Fagradalsfjall en Islandia es un ejemplo de la dinámica y la diversidad geológica del país, que se encuentra en una zona de alta actividad volcánica y sísmica, debido a su ubicación sobre la dorsal mesoatlántica, donde se separan las placas tectónicas de Eurasia y América. Islandia tiene unos 130 volcanes, de los cuales unos 30 están activos.
La erupción también es un ejemplo de la capacidad de adaptación y prevención de las autoridades y la población islandesas, que están acostumbradas a convivir con los fenómenos naturales.
Por lo que cuentan con sistemas de alerta temprana, planes de contingencia y protocolos de seguridad. La erupción no causó víctimas ni daños materiales, y se manejó con eficacia y responsabilidad.
Asimismo, la erupción es un ejemplo de la necesidad de proteger el medio ambiente y la salud de las personas, frente a los efectos de la contaminación atmosférica, que puede tener diversas fuentes, tanto naturales como antrópicas.
La erupción pone de relieve la importancia de medir y controlar la calidad del aire, y de tomar medidas para reducir las emisiones de gases contaminantes, que contribuyen al cambio climático y al deterioro de la vida en el planeta.