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EEUU debe seguir el ejemplo de Chile

Los chilenos están actualizando su constitución para el siglo XXI y EEUU debiese seguir su modelo

“Toda una constitución», escribió Thomas Jefferson en 1789 a James Madison, «expirará naturalmente al final de 19 años». Dos siglos después de su fecha de vencimiento, los ciudadanos de EEUU, están sufriendo las consecuencias de una constitución redactada por 55 hombres que poseían cientos de esclavos humanos. Además de miles de acres en propiedades y millones de dólares en riqueza heredada.

Derechos fundamentales negados, instituciones fundacionales paralizadas y crisis existenciales ignoradas. Estos son efectos secundarios de un marco legal de unos EEUU, que no modificaron significativamente su carta magna en más de medio siglo.

Los EEUU no están solos. Decenas de constituciones en todo el mundo fueron escritas por dictadores, colonizadores y regímenes militares para consagrar instituciones que son antidemocráticas por diseño e incapaces de hacer frente a crisis como un planeta que se calienta rápidamente.

En algunos casos, como el Reino Unido, la constitución nunca se escribió en absoluto, estableciendo el sistema político sobre una base precaria de normas y convenciones que líderes como Boris Johnson demostraron estar demasiado ansiosos por descartar.

Cuando un comité multipartidista se reunió en 2013 para revisar el caos constitucional del Reino Unido, su recomendación fue nada menos que radical. El gobierno debería considerar «preparativos para una convención constitucional en todo el Reino Unido».

Pero mientras tanto en EEUU, como en el Reino Unido siguen atrapados en un estancamiento constitucional. Pero, la República de Chile acaba de concluir su propia convención nacional para reemplazar el decreto de 1980 del dictador Augusto Pinochet y su gobierno militar.

EEUU debe aprender de Chile.
Thomas Jefferson reconoció en 1789, «la tierra pertenece a los vivos, y no a los muertos». Desde Chile hasta Los Estados Unidos, ahora cobra vida un nuevo movimiento de renovación democrática.

La democracia de EEUU, ya no es el ejemplo para el mundo

El producto de la convención es un documento visionario que no solo actualizaría, ampliaría y promovería los derechos básicos de los chilenos, a la salud, la vivienda, el aborto, el trabajo decente y un planeta habitable. Sino que también establecería un nuevo estándar para la renovación democrática en el siglo 21.

Al igual que la de los EEUU, la actual constitución chilena fue escrita en condiciones extremadamente antidemocráticas. Pinochet llegó al poder en un sangriento golpe de Estado para derrocar al presidente Salvador Allende, y se puso a trabajar en el diseño de una constitución que consolidara el poder ejecutivo, restringiera la representación democrática y consagrara el fundamentalismo del libre mercado.

Lo hiso junto con una camarilla de economistas conocidos como los «Chicago Boys» por su formación en la Universidad de Chicago. Pinochet puso al país en un camino de neoliberalización tan extrema que Chile se convertiría en el único país del mundo con un sistema de agua constitucionalmente privatizado.

Las consecuencias de la constitución de Pinochet fueron demasiado fáciles de predecir, y serán demasiado familiares para los lectores en los EEUU de los que se obtuvieron sus ideas. La desigualdad se disparó: Chile se convirtió en el país más desigual de la OCDE, con una brecha de ingresos 65% superior al promedio de la OCDE; la riqueza combinada de sus multimillonarios asciende al 25% del PIB.

La deuda explotó. Mientras las tasas de matrícula de Chile se encontraron entre las más altas del mundo, atrapando a los estudiantes en ciclos de pago de deuda que pueden durar toda la vida. La precariedad se aceleró. Y el porcentaje de empleos con contratos a corto plazo crecía a 30. Mientras, aproximadamente la mitad de todos los trabajadores perdían su capacidad de ahorrar para financiar su jubilación.

Chile muestra el camino hacia un nuevo orden constitucional en el siglo XXI

Incluso su famoso sistema de agua privatizada se está estrellando. Y para fines de 2021, más de la mitad de los 19 millones de habitantes de Chile vivían en un área que sufría de «grave escasez de agua». En abril se anunció un plan de racionamiento de agua sin precedentes para la capital, Santiago, mientras Chile entra en un período de grave estrés hídrico.

En un momento en que las democracias están devastadas por la polarización violenta, la convención de Chile trazó un camino hacia la renovación pacífica. Dirigida por mujeres, la convención reunió a trabajadores, pueblos indígenas y partidos de todo el espectro político para redactar una nueva constitución.

En el transcurso de un año de cuidadosa deliberación, se resolvió un documento que responde directamente a la escalada de las crisis de desigualdad, inseguridad y un clima cambiante. La constitución establece nuevos servicios públicos universales para la salud, la educación y el agua potable.

Dota a la naturaleza de derechos y protege los glaciares, parques y grandes masas de agua de Chile de la minería ambientalmente desastrosa. Y cuatro décadas después del decreto de Pinochet, finalmente convierte a Chile en una democracia plena.

Con paridad de género en las instituciones públicas, autodeterminación de los pueblos indígenas, negociación colectiva para todos los trabajadores y el derecho al voto para todos los chilenos mayores de 16 años.

Fuente
OpinionNusoJournal

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