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Los humedales contra el calentamiento global

Al borde de desaparecer, los humedales ayudan a combatir el cambio climático

Desde las alturas andinas, hasta las costas impenetrables, los humedales, consisten en pantanos o marismas, que durante siglos son demonizados como lugares de pestilencia. Drenados para la agricultura o el desarrollo urbano, contaminados o pavimentados.

En esta época, los humedales, emergen de su mala fama, como ecosistemas cruciales en la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global.

El grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, IPCC. Un organismo de las Naciones Unidas que evalúa la ciencia relacionada con el clima. Advierte la necesidad de proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura y para ellos los humedales son importantísimos.

Los humedales del mundo, incluidas las marismas, las turberas, las llanuras aluviales y las zonas costeras, se consideran clave para lograr este objetivo. Incluso cuando más del 35% de esta amplia variedad de hábitats ya desapareció desde 1970.

¡A salvar a los humedales!
Actualmente algunas de estas áreas están protegidas, sólo en unos pocos países y los que aún se mantienen sin protección, están severamente amenazados.

Los humedales desafían un papel más importante, que el de proveer agua limpia al planeta

Las tasas de secuestro de carbono a largo plazo en los humedales son hasta 55 veces más eficientes que las selvas tropicales. El «carbono azul» capturado por los organismos vivos en esos ecosistemas y almacenado en la biomasa y los sedimentos son reconocido por el IPCC como el que tiene un doble papel en la mitigación y adaptación al clima.

Las turberas, por ejemplo, solo cubren el 3% de la superficie terrestre de la Tierra, pero almacenan el 30% de todo el carbono terrestre. Para cumplir con los objetivos climáticos del acuerdo de París de 1.5°C, el IPCC afirma que se debe evitar una mayor conversión y drenaje y que el 50% de todas las turberas perdidas deben restaurarse antes de 2030.

El carbono almacenado es estable y puede permanecer durante cientos o miles de años si no se altera. Pero, si estos entornos se degradan o convierten, pueden convertirse en una fuente importante de gases de efecto invernadero.

El 2 de febrero de 1971, representantes de 18 naciones se reunieron en Ramsar, Irán y adoptaron la convención sobre los humedales, también llamada «la convención de Ramsar».

«Las tasas de pérdida de humedales siguen superando las tasas de pérdida de ecosistemas terrestres», indicó Jerker Tamelander, director de ciencia y política de la secretaría de la convención de Ramsar.

Pero «el cambio en la forma en que el mundo ve los humedales es en parte el resultado del trabajo realizado como parte de la convención». Incluido su panel de revisión científica y técnica y cómo los países responden a los datos que recopiló.

En la tierra, los humedales todavía cubren un área global de 1 mil 200 millones de hectáreas, poco más de la mitad del tamaño de América del Sur.

Pero, la calidad de los humedales restantes está sufriendo debido al drenaje, la contaminación, las especies invasoras, el uso insostenible, los regímenes de flujo interrumpidos y el cambio climático.

Se necesitan medidas transformadoras para revertir la tendencia de pérdida y degradación de los humedales y es urgente para la humanidad.

Fuente
EcologiaVerdeInecolFundacionAquae

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