AméricaInternacionalesPolíticaSudaméricaVenezuela

Barreras a enfrentar por venezolanos migrantes

Los venezolanos se han convertido en un pueblo rechazado al aumentar la migración

Venezuela durante toda su historia fue meta de todos los migrantes, desde irlandeses que huían de la hambruna, hasta judíos que escapaban de los nazis, el país rico en petróleo, pero más rico en amistad recibiría migrantes desde puntos tan lejanos como China, Japón y el medio oriente, pero ahora, sus vecinos latinoamericanos, una vez relativamente abiertos a los venezolanos, introducen nuevas restricciones para los migrantes y refugiados venezolanos.

Muchos venezolanos, antes orgullosos de recibir migrantes alemanes, turcos, gallegos, italianos, ecuatorianos, chilenos, peruanos y colombianos, hoy han dejado su hogar en Venezuela con un objetivo: ganar suficiente dinero para ayudar a su familia y eventualmente sacarlos de ese país en colapso.

Colombia es el primer receptor de migrantes y refugiados y Perú es el segundo más grande de los más de cuatro millones del éxodo venezolano, el país ha sido duro con ellos, pues muchos con visas de turista temporales, no pueden encontrar el trabajo que estaban buscando.

Muchos de los migrantes en cambio, se han visto obligados a vender en las esquinas de las calles o a mendigar por algunos dólares al día, enfrentados a una ola creciente de xenofobia, todo en medio de la desesperación de aun tener personas en Venezuela.

Desde hace pocas semanas, una nueva barrera se ha levantado para las familias cuando Colombia, Chile, Ecuador, Brasil, Trinidad y Perú se han convertido en los focos de represión a los migrantes venezolanos, estableciendo nuevas regulaciones migratorias que hacen imposible que la mayoría ingresen regularmente.

Hasta hace poco, los países latinoamericanos eran conocidos como receptores relativamente abiertos de la creciente ola de migrantes y refugiados venezolanos que huían de las crisis económicas, políticas y humanitarias en su país de origen.

Pero la documentación ha sido una de las mayores luchas en la crisis porque se ha vuelto prácticamente imposible obtener documentos básicos como pasaportes dentro de Venezuela.

Países como Perú permitieron brevemente a los migrantes solicitar un permiso de residencia temporal o PTP, que les otorgó permiso para vivir y trabajar condicionalmente en el país y otros, incluida Colombia, aceptaron pasaportes venezolanos vencidos.

Pero desde un aumento de la migración que comenzó cerca de fines de 2018, los países regionales han introducido lentamente barreras legales para los venezolanos y la ronda más reciente de esas restricciones se produjo en junio.

El presidente de Perú, Martín Vizcarra, presentó lo que denominó una «visa humanitaria», que exige que los migrantes presenten no solo un pasaporte válido para ingresar al país, sino una lista de otra documentación.

Migrantes Venezolanos.
Algunos venezolanos están recurriendo a caminar a través de campos minados en la frontera desértica entre Chile y Perú o a enfrentarse a narcotraficantes entre Colombia y Ecuador para encontrar un santuario.

No sólo las barreras detienen a los migrantes, la explotación y la xenofobia también lo hacen

Una semana después, Chile implementó restricciones similares, exigiendo que los migrantes tengan un pasaporte y una visa de residencia en un esfuerzo por reducir el número de venezolanos que llegan con visas de turista.

Cientos de familias venezolanas han quedado varadas en condiciones precarias en la frontera entre Perú y Chile durante más de un mes, mientras el gobierno chileno de Sebastián Piñera, ayer mismo anunciaba mayores restricciones para los migrantes venezolanos.

Para finales de este mes, se espera que entren en vigencia nuevas restricciones en Ecuador, así como en Brasil, la realidad es que muchas personas han continuado así, con una salud increíblemente deteriorada y condiciones desesperadas, apostando a la buena voluntad de los gobiernos latinoamericanos.

Al mismo tiempo, los venezolanos han enfrentado un aumento de los ataques y actitudes xenófobas y casi el 75% de los peruanos afirman que se oponen a la migración venezolana, citando temores de un aumento de la delincuencia y que los migrantes les quitan sus trabajos, según una encuesta del instituto de estudios peruanos.

Los políticos solo han alimentado esos temores, según Luisa Feline Freier, investigadora de la universidad del Pacífico de Lima, cuando Vizcarra anunció la nueva visa, se paró frente a un avión para migrantes deportados venezolanos con antecedentes penales anteriores y se refirió a ellos como «malos elementos», ese fue sin duda “un acto muy populista», explicó, «y eso muestra un poco de lo que se trata».

Los grupos de derechos humanos temen que se impongan más restricciones, lo que obligará a los venezolanos a mantenerse «a las sombras», haciendo que una población ya vulnerable sea más vulnerable.

«Si los gobiernos requieren estas visas, si los gobiernos requieren estos documentos, las personas que intenten acceder a su territorio pasarán por medios ilegales, lo que significa que estarán en riesgo de traficantes y contrabandistas», indicó Francisco Quintana, director del centro para los Andes de justicia y derecho internacional.

Los migrantes a menudo sin documentación formal son aprovechados por los empleadores, encargándoles largas horas de trabajo por fracciones de los sueldos que normalmente se les pagaría, eso a menudo es si es que se les paga, pues muchos son simplemente explotados para no ser señalados.

Sin dinero, ni pasaporte, los migrantes venezolanos han pasado meses caminando, haciendo autostop y durmiendo en las calles de Colombia y Ecuador, para finalmente llegar a alguna frontera en la que los funcionarios de migración les niegen el estatus de refugiados y la entrada al país.

Los migrantes esperan poder obtener algún tipo de estatus legal en el país, pero si nada cambia, se espera que la crisis migratoria venezolana llegue a ocho millones de personas para fines de 2020, convirtiéndose en la mayor migración humana del mundo, empujando a los países receptores ya tensos a un punto de quiebre mientras luchan por proporcionar ayuda básica.

Fuente
EVTVCronicaUNO

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Translate »
error: