Human Rights Watch solicitó al gobierno de Colombia hacer más para proteger a los civiles
Los cárteles de la droga y los grupos paramilitares están imponiendo su propio confinamiento contra el coronavirus en toda Colombia, pero la imposición en este caso, es armada y han matado a quienes no obedecen, según un nuevo informe de Human Rights Watch, HRW.
Al menos ocho civiles han sido asesinados por grupos armados, algunos de ellos en retenes producto de la larga guerra civil colombiana de más de medio siglo. Los gendarmes forajidos utilizan mensajes de WhatsApp para advertir a los ciudadanos del confinamiento obligado en las zonas rurales donde operan.
En Tumaco, una ciudad portuaria empobrecida y violenta en la costa del Pacífico, los residentes tienen prohibidos por las pandillas, salir a pescar. Lo que está limitando su capacidad de ganar dinero o comida. El toque de queda desde las 5 p.m., es mucho más estricto que las medidas de confinamiento, impuestas por el gobierno, también están obligando a los vendedores ambulantes a permanecer en casa.
En todo el país, las bandas violentas, grupos paramilitares, autodefensa y rebeldes, están impidiendo que la gente salga de sus hogares, incluso cuando están enfermas, según los veedores, citados en el informe. En dos provincias, Cauca y Guaviare, los grupos armados han incendiado las motocicletas de aquellos de los que ignoraron el confinamiento.
«Han bloqueado el transporte entre aldeas, y cuando se sospecha que alguien tiene Covid-19, se les obliga a abandonar la región o ser asesinados», indicó un líder comunitario en la provincia colombiana del Putumayo, con la condición de anonimato por temor a represalias. «La gente no tiene más remedio que obedecer el confinamiento, porque nunca se ve al gobierno aquí».
Los castigos draconianos impuestos por los grupos armados significan que las personas pueden ser asesinadas si abandonan el confinamiento
El 8 de junio, Edison León Pérez, un líder comunitario y activista, fue asesinado en la ciudad del Putumayo en San Miguel por La Mafia, una banda de narcotráfico con vínculos con el paramilitarismo de derecha, días después de que amenazara a las autoridades locales a abordar las órdenes de confinamiento de la banda.
Al igual que gran parte de América del Sur, Colombia se prepara para lo peor de la pandemia de coronavirus. Desde que se confirmó el primer caso de Covid-19 el 6 de marzo, las autoridades médicas han confirmado 159 mil 898 casos, con 5 mil 625 muertes. Los casos suben regularmente en más de 5 mil al día, a pesar de que existe una medida de confinamiento “inteligente”.
El gobierno ha impuesto cierres, viales y confinamiento, tanto a nivel nacional como local, pero nunca han sido tan estrictos como los decretados por grupos armados, y las consecuencias de romperlos en ningún caso, están ni cerca de ser tan graves.
Se supone que Colombia habría convirtiendo en un capítulo pasado esa violencia. Gracias a un acuerdo histórico de paz firmado con las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia o Farc, entonces el grupo rebelde más grande de Sudamérica, en 2016 puso fin formalmente a más de cinco décadas de guerra civil que mató a más de 260 mil personas y obligó a 7 millones a huir de sus hogares.
Pero gracias a las maleas gestiones del presidente Iván Duque, eso no se ha traducido a la paz y sobre el terreno la beligerancia ha aumentado con la introducción de grupos armados paramilitares y autodefensas. Al menos 271 líderes comunitarios han sido asesinados desde que se implementó el acuerdo de paz a principios de 2017, mientras que los grupos siguen avanzando sobre el territorio que los Farc dejaron atrás.
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