Ciudad de México se seca por el clima y el abuso del agua

La capital mexicana sufre una grave escasez por la sequía, el abuso del agua y la mala gestión, que afecta a millones de habitantes y pone en riesgo su futuro

Ciudad de México, una de las urbes más grandes y pobladas del mundo, se enfrenta a un desafío sin precedentes. El abuso del agua. La sequía, las fugas, la contaminación y la corrupción provocan que el líquido vital escasee. Ahora depende en un 70% del agua que se bombea desde fuentes lejanas. Y apenas un 30% del agua que se extrae de sus propios mantos acuíferos. El resultado es que millones de personas sufren cortes de agua. Apenas reciben agua de mala calidad o tienen que pagar altos precios por las pipas.

Un clima extremo que agrava la crisis

La situación se ha agravado en los últimos meses por el clima extremo que ha afectado al país, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua). El 2023 fue el año más seco desde que se tienen registros, con una precipitación media de 468 milímetros. Un 31% menos que el promedio histórico. Además, el 2024 ha comenzado con altas temperaturas y poca lluvia. Lo que ha provocado que el 85% del territorio nacional se encuentre en algún grado de sequía.

Estas condiciones climáticas impactaron negativamente en el nivel de los embalses que abastecen de agua a la Ciudad de México, especialmente el Sistema Cutzamala. Este provee de agua a nueve alcaldías de la capital y a 13 municipios del Estado de México. Según la Conagua, el Sistema Cutzamala se encuentra al 38% de su capacidad, el nivel más bajo desde 1991. Esto ha obligado a las autoridades a reducir el caudal de agua que se envía a la ciudad, lo que ha afectado a unos 3 millones de habitantes.

Un consumo insostenible que agota los recursos

Pero la sequía no es la única causa de la escasez de agua en la Ciudad de México. También lo es el consumo insostenible que se hace del recurso, tanto por parte de la población como de las industrias y los servicios. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el consumo medio de agua por habitante en la Ciudad de México es de 300 litros al día, muy por encima de los 100 litros que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, se estima que el 40% del agua que se distribuye se pierde por fugas, robos o desperdicios.

Otro factor que contribuye a la escasez de agua es el abuso del agua a través de los acuíferos subterráneos. Esta, es la única fuente de agua propia de la ciudad. Según la Conagua, el acuífero de la Cuenca del Valle de México se encuentra en un estado de sobreexplotación crítica. Mientras, se extrae más agua de la que se recarga naturalmente. Esto provoca que el nivel del agua subterránea baje. La calidad del agua se deteriore y que el suelo se hunda. Lo que causa daños en la infraestructura y el paisaje urbano.

Una gestión deficiente que no evita el abuso del agua

La crisis del agua en la Ciudad de México también tiene que ver con la gestión deficiente que se hace del recurso. Impide que el agua llegue de forma equitativa y eficiente a todos los habitantes. Según el Inegi, el 9% de los hogares de la ciudad no tiene acceso a la red pública de agua potable. El 15% recibe el servicio de forma intermitente. Esto afecta especialmente a las zonas periféricas y marginadas. Allí, el agua escasea y es de mala calidad.

La gestión del agua en la Ciudad de México está a cargo de varias instituciones, como el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), la Conagua, las alcaldías y los organismos operadores. Sin embargo, no existe una coordinación efectiva entre estas entidades, ni una planeación estratégica a largo plazo, ni una rendición de cuentas transparente. Esto genera problemas de operación, mantenimiento, inversión, regulación y participación ciudadana en el sector hídrico.

Un desafío para el presente y el futuro

La escasez de agua en la Ciudad de México es un desafío para el presente y el futuro de la ciudad, que pone en riesgo su viabilidad y su calidad de vida. El agua es un derecho humano y un recurso vital para el desarrollo económico, social y ambiental. Sin embargo, la ciudad está desperdiciando y agotando el agua que tiene, y no está garantizando el acceso al agua a todos sus habitantes.

Para enfrentar este desafío, se requiere de una acción urgente y coordinada de todos los actores involucrados: autoridades, empresas, organizaciones y ciudadanos. Se necesita implementar medidas para reducir el consumo de agua, para mejorar la infraestructura y el servicio de agua, para proteger y restaurar las fuentes de agua, y para fomentar una cultura del agua que valore y cuide el recurso. Solo así se podrá asegurar el derecho al agua y el futuro de la Ciudad de México.