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Bolsonaro: el desastre tropical hecho hombre

El Capitán Motosierra sigue dejando mal parado al Brasil y destruyendo la selva

El presidente populista de extrema derecha de Brasil se ha convertido en un desastre tropical alentando la destrucción desenfrenada del bosque más grande del mundo, por lo que ha sido humillado en todo el mundo, pero no detenido, el que se autonombra Trump tropical, se ha convertido en uno de los líderes más odiados del planeta.

A medida que los Estados Unidos de Donald Trump se retiran del liderazgo global, las coaliciones de naciones con ideas afines están tratando de limitar el daño y uno de estos grupos en la cumbre del G7 de este fin de semana en Francia, logró un gran avance sobre uno de los problemas más acuciantes del mundo.

Y allí entra en la imagen el “Trump” o desastre tropical del Brasil, pues la deforestación acelerada en la Amazonía y la conservación de los bosques lluviosos es necesaria, para buscar alguna posibilidad de limitar el calentamiento global de 1.5 grados centígrados.

Esta vez, no solo está en juego la alimentación mundial, como lo ha expuesto la FAO, se trata de la humanidad, el Amazonas contiene al menos el 10% de la biodiversidad de la Tierra, por lo que fue bueno ver al francés Emmanuel Macron llevar al presidente de extrema derecha de Brasil a las cuerdas.

El desastre tropical, como se conoce a Jair Bolsonaro, que hasta hace poco era conocido como el Capitán Motosierra, se vio en a la tarea de alentar la recuperación del Amazonas, desde París, mientras que en su casa la destrucción desenfrenada del bosque tropical más grande del mundo se sigue ejecutando.

El orden basado en reglas funcionó a través de tweets preventivos de Trump: “Nuestra casa está en llamas. Literalmente», escribió el Sr. Macron la semana pasada; «Es una crisis internacional», agregó Justin Trudeau, primer ministro de Canadá y Bolsonaro intentó descartarlo.

Sin embargo, su oposición se desvaneció cuando el calor aumentó durante 24 horas, por lo que Macron, junto con el irlandés Leo Varadkar, amenazaron con vetar un acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, el bloque económico sudamericano en el que Brasil y el desastre tropical Bolsonaro, son el jugador más importante.

Desastre Tropical.
En términos generales, los datos de 2018 muestran una caída en comparación a los dos años anteriores, en los cuales gran cantidad de árboles se perdieron por el fuego.

Sin duda el presidente brasileño se ha convertido en un desastre tropical

Los intereses comerciales de ambas naciones europeas se alinearon con la preocupación por el Amazonas, pero la presión funcionó y para el viernes, Bolsonaro había ordenado a las fuerzas armadas que combatieran una preocupante serie de incendios forestales e incluso la casa Blanca se ofreció a ayudar a salvar la selva tropical.

Esta es una victoria táctica para el planeta, y vergonzosamente no fue ganada por el reino unido o los Estados Unidos, que parecen estar más obsesionados en asegurar sus propios acuerdos comerciales, que defender lo que es correcto.

Habrá que hacer mucho más para cambiar la opinión de Bolsonaro sobre la amenaza que representa la crisis climática, pues el desastre tropical, Bolsonaro, que asumió el poder en enero, ha designado a negadores del clima para que desempeñen funciones destacadas en los institutos de conservación y ecología.

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Cuando el instituto nacional de investigación espacial del país reveló una creciente deforestación en la Amazonía en julio, como resultado del retroceso de las protecciones ambientales y la aplicación de la ley, el presidente afirmó que los números eran falsos.

Luego despidió al jefe del instituto, disparando al mensajero en lugar de actuar sobre el mensaje, la tasa de destrucción ha llevado al Amazonas a un umbral peligroso, donde se vuelve demasiado pequeño para generar sus propias nubes, a medida que los árboles desaparecen, la lluvia disminuye y la deforestación comienza a alimentarse de sí misma.

Esto podría llevar a la selva más importante del mundo a un punto sin retorno, donde la vasta cuenca terminaría pareciéndose más a una sabana que, a una selva tropical, el desastre tropical, Bolsonaro, ve a la Amazonía como una «virgen» que debería ser «explotada» por grandes empresas.

Y con la economía brasileña aun luchando por salir de una larga depresión, está buscando formas de impulsar el crecimiento económico, pero al menos algunos de los líderes mundiales han señalado, y con razón, que esto no puede tener ningún precio para el planeta.

Un pequeño número de naciones posee las selvas tropicales del mundo, con Brasil con un tercio y aproximadamente el 15% compartido por Indonesia y la república democrática del Congo, se perdió más cobertura de árboles tropicales a nivel mundial en 2016 y 2017 que en cualquier otro año de este siglo.

Preservar las selvas tropicales y restaurar las antiguas tierras boscosas es una forma económica de cumplir los objetivos de cambio climático, por lo que el paquete de ayuda del G7 para ayudar a los países amazónicos a combatir los incendios forestales es un comienzo, pero los objetivos y las protecciones solo son efectivos cuando se aplican estrictamente.

Europa necesita cambiar su dieta para reducir la demanda de alimentos demoledores en carbono, también deberían restringir el acceso al mercado a menos que se reintroduzcan políticas de conservación junto con leyes que puedan aplicarse con un monitoreo transparente.

El mundo necesita urgentemente un nuevo patrón de desarrollo: Brasil se ha quedado atrapado en una trampa de ingresos medios, con un PIB per cápita que ronda el 30% del nivel de los Estados Unidos, necesitamos un sistema económico donde el bosque se valore tanto como el campo, y en el que los activos naturales se nutran a largo plazo.

Este sería un mejor camino a seguir, pero con actores como Trump dando mayor auge al fracking,  Félix Tshisekedi, dedicando la selva del Congo a cultivar Soya, el desastre tropical Bolsonaro quemando el amazonas para dedicarlo a la ganadería e Iván Duque, rociando Glifosato en la selva colombiana, no hay esperanza de que cada país no se ponga primero, por delante de la humanidad.

Fuente
BBCClarin

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