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Ayuda humanitaria, pan y circo

Los suministros de socorro son ejemplo del enfoque transaccional de la política de Trump

Acumulada desde hace más de dos semanas, en la ciudad fronteriza de Cúcuta, en Colombia la carga de los aviones, etiquetadas como USAid y diseñada para su distribución por la oposición venezolana a través de la frontera, la ayuda humanitaria es una óptica que importa, porque en al borde de una verdadera crisis humanitaria y política en Venezuela, la administración de Trump parece estar creando la ilusión de una crisis secundaria y tan sólo está buscando votos para el 2020.

Pero su jugada está hoy estancada y es ambivalente de su función principal, debido a la negativa de Nicolás Maduro, a permitir que los suministros pasen a través de la frontera, por lo que se ha convertido en una pieza de teatro altamente politizada con paralelismos al puente aéreo de Berlín de 1948 a 1949, cuando la ex unión Soviética bloqueaba enlaces de transporte de suministros a sectores controlados por aliados en la ciudad.

Esta es una ilustración descarnada de cómo es ayudar para los Estados Unidos en la era Trump, un período caracterizado por una visión del mundo transaccional y una política exterior que a menudo parece depender más del estado de ánimo del presidente norteamericano que de la posición de la unión como líder mundial de la paz.

Mientras las ayudas humanitarias han sido politizadas desde el plan Marshall de posguerra, ningún presidente estadounidense ha sido tan obvio y crudo como Trump en su enfoque en el uso de los suministros de socorro como apalancamiento global.

Si realmente se puede llamar doctrina, al método de la administración de Trump, en contraposición a una serie de impulsos que tan sólo buscan atención y está basada en el ego, ha revelado en los últimos dos años ser despreocupado por mucho, de la pretensión humanitaria, generalmente aceptadas en principios, en cambio a menudo a favoreciendo una política de gestos aún a costa de los intereses más amplios de la política exterior.

Desde el principio, Trump ha definido la ayuda para el desarrollo como completamente transaccional, y esto fue reiterado en la asamblea general de la ONU el año pasado: «Estados Unidos en gran medida, son el donante más grande del mundo de ayuda, pero pocos nos dan nada a nosotros».

Ayuda Humanitaria.
En un discurso el lunes, Trump describió a Maduro como un «títere cubano» y acusó al régimen de robar a la nación.

La ayuda humanitaria usada como arma de guerra en condiciones

Mientras que Trump ha amenazado a menudo más de lo que él ha entregado, en muchos otros ámbitos, en el tema de la ayuda humanitaria tiene un récord de seguir en sus amenazas, al menos contra los palestinos o contra los gobiernos centroamericanos.

Todo esto arroja luz dura sobre el verdadero significado de la actual acumulación de las ayudas en frontera de Venezuela con Colombia, el uso de suministro de socoro como arma de batalla por el control de Venezuela.

La realidad es que los vuelos de Estados Unidos a Cúcuta representan algo más funesto, ayuda utilizada como truco peligroso para otros fines, aludida por la portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, quien afirmó que: «La acción humanitaria debe ser independiente de los políticos, militares o de cualquier otro objetivo».

Trump, sólo incidentalmente habla de apoyo a los oprimidos, su motivación principal se parece a su base de extrema derecha por proclamarse un guerrero contra el socialismo, un mal identificado no sólo con las políticas radicales de Nicolás Maduro y su predecesor Hugo Chávez, sino también en las plataformas de algunos demócratas que son candidatos presidenciales para el 2020.

Este lunes, quedó claro, cuál es su intención real, durante el mitin electoral que realizó en Miami, cuando se puso al frente de la lucha contra el socialismo en América, haciendo alusión al caso Venezuela y a Cuba exclusivamente, frente a cientos de migrantes y exiliados de ambos países, todos votantes potenciales, Trump va a grandes pasos hacia un lugar cada vez más oscuro, y sus herramientas parecen a diario más autoritarias que democráticas.

Finalmente, para dar más dramatismo al hecho, se ha convocado a un concierto en medio de la frontera entre Venezuela y Colombia, como tratando de encender una mecha que se le ha puesto cada vez más lejana, arrastrando en su jugada a artistas y empresarios de renombre internacional, en función de una postura belicista y arbitrariamente codiciosa.

Fuente
BBCElNacionalElNuevoHerald

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