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La patética insurrección bolsonarista

La insurrección Bolsonarista tan sólo fue patética, aunque por ahora, fortaleció en liderazgo al presidente Lula

Vestidos con camisetas de fútbol amarillas canarias o envueltos en los colores de la bandera brasileña, la insurrección bolsonarista aplaudió a una línea de policías fuertemente armados mientras marchaba en medio de ellos en Brasilia el domingo.

Cientos de seguidores de extrema derecha se habrían estado reuniendo en la capital modernista de Brasil desde el viernes por la noche. El domingo por la tarde la insurrección bolsonarista, pasó delante de los cordones de seguridad y destrozaron los elegantes edificios que albergan las instituciones democráticas más importantes del país.

El palacio presidencial, la corte suprema y las dos cámaras del congreso, fueron vandalizados por la insurrección bolsonarista.

Seguramente, parecen haber pensado, que estos policías se estaban moviendo para ayudarlos a asegurar el control. Así, anular el presunto fraude que habría privado a Jair Bolsonaro de un segundo mandato en el cargo.

La insurrección bolsonarista.
La derecha, ahora buscará construir sobre este capital político y no lo pensará dos veces, en prescindir del hombre que cura sus heridas en Florida.

La insurrección bolsonarista, fue patética al creer el apoyo del ejército y no en la democracia brasilera

La insurrección bolsonarista, se movió para derrocar lo que describieron como una dictadura de izquierda ahora en el cargo. Sin embargo, solo unos minutos después, los mismos oficiales, unidades de la fuerza nacional del gobierno federal, los estaban metiendo en autobuses y llevándolos a celdas policiales.

Más de mil personas fueron detenidas, la primera fase de una prometida insurrección pro-Bolsonaro no había terminado en el estallido de un golpe militar, sino en un gemido.

Para los sectores radicales del movimiento, el resultado marcó un final decepcionante para lo que ha sido un momento triste. Su líder, el propio Bolsonaro, no fue una fuente de inspiración.

De mal humor y en gran parte silencioso desde su estrecha derrota electoral en la segunda ronda a fines de octubre, el ex capitán del ejército ha abandonado el país. Privado de la inmunidad política que una vez disfrutó, el ex presidente teme ser blanco de acciones legales y se ha ido a Florida.

La península estadounidense muy favorecida por otros conservadores anticomunistas de Cuba, Venezuela y otras partes de América Latina. Tampoco los tan elogiados soldados fueron de mucha utilidad.

¿Qué fue de los bolsonaristas?

Durante más de dos meses, miles de activistas ocuparon campamentos informales establecidos fuera de los cuarteles desde donde instaban infructuosamente a la intervención. Muchos de los campistas se alejaron mucho antes.

Muchos de los que quedaban son fantasiosos conspiracioncitas. Algunos albergan la ilusión, por ejemplo, de que el general Augusto Heleno, quizás el más duro de los aliados militares de Bolsonaro, ya está ejerciendo el poder desde detrás de escena y que Luiz Inácio Lula da Silva, el ganador en octubre, ya ha sido depuesto.

Pero, en el mundo real, mientras tanto, Lula comenzó a organizar un nuevo gobierno. A un costo, logró una alianza con el centro egoísta y los políticos de centro derecha del Centrão, en un intento por asegurar el apoyo del Congreso.

El domingo, al final de su primera semana en el cargo, el presidente actuó rápidamente para asegurar la capital brasileña. Tomando el control de la policía del gobierno estatal de Brasilia. En cuestión de horas, tanto el gobernador como su secretario de seguridad, un político que había servido como ministro bajo Bolsonaro, habían sido suspendidos.

¿Cuáles son las consecuencias?

En el corto plazo, Lula probablemente se fortaleció. Los aliados conservadores moderados se apresuraron a condenar la violencia el domingo. Pero también lo fueron los líderes de la oposición. De hecho, los líderes más previsores de la extrema derecha de Brasil, como Hamilton Mourão, el exvicepresidente, y Tarcisio de Freitas, ex ministro de infraestructura de Bolsonaro, están persiguiendo un juego mucho más largo.

Fuente
InfoBaeFrance24LATimes

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