Venezuela y las opciones sobre la mesa
Ni la intervención, ni la permanencia del gobierno parecen opciones
Tiene razón todo el que crea que se debe poner atención a la creciente ansiedad que genera en América Latina la administración de Trump, en principio por su retórica hacia Venezuela y al reconocer la problemática trayectoria de las intervenciones armadas que han sido lideradas por norteamérica desde la guerra de Bush contra el terrorismo, por la que ya se han planteado inquietudes sobre justificaciones legales.
Una mayor transparencia en las justificaciones legales formales para una intervención militar no sólo es necesaria desde la ONU, sino alrededor del mundo, por qué la administración pública y los asuntos constitucionales, con razón, afectarían el Statu Quo a nivel general.
Es por esto que se considera acertado que el congreso europeo e incluso el congreso norteamericano hayan abierto una investigación sobre si autoriza el uso de fuerza militar contra Venezuela o en otro estado, esto debido a que Trump es un poco ligero de la lengua y parece tener la mano suelta.
Pero con respecto a Venezuela, lo que debe estar a la vanguardia de nuestras mentes es la catástrofe de derechos humanos que enfrentan los venezolanos, su gobierno se ha esforzado de mil maneras en la búsqueda de una estabilización económica, pero poco a logrado, dejando que la situación caiga cada vez más honda.
En la medida en que es probable que además de esto se logre demostrar que se han realizado hechos que constituyan crímenes contra la humanidad, también, pero no en todo caso, se pudiese pensar en una justificación, hasta ahora, poco o nada han demostrado los veedores y relatores de derechos humanos.
Una continuación del statu quo, pudiese no ser aceptable, pero la intervención militar no los puede ser y es por ello que la comunidad internacional debe agotar todas las opciones, como diplomacia preventiva, apoyo a misiones de investigación y recomendaciones a la corte penal internacional, expansión de embargos y sanciones económicas.
O el levantamiento de sanciones que, hasta ahora, poco han logrado en separar al gobierno de Maduro de su cargo, pero si han dado al traste contra el pueblo venezolano, que ha llegado al punto de encontrarse en un nivel de pobreza crítica, como nunca se ha visto, sólo en Haití.
La política sobre Venezuela es la de intervención o Nada
Individualmente estados como el Reino Unido, la unión europea o hasta la misma comisión de las naciones unidas para los derechos humanos, debe ejercer esta responsabilidad a través de la política y la diplomacia bilateral y regional, pero sobre todo la asistencia para el desarrollo.
En Venezuela, la comunidad internacional ha agotado mucho de estos enfoques para la protección y prevención, pero siempre tomando como punto de partida la presión para la salida del gobierno de turno, esta opción debe convertirse en el último recurso, como las preocupaciones compartidas acerca de rumores de una intervención militar.
No hay posibilidad de entendimiento, cuando uno de los interlocutores apunta insistentemente con un arma contra tu cabeza, más aún todavía cuando te ha sitiado y te ha quitado toda posibilidad de obtener un ingreso para satisfacer a tu gente, en el caso de Maduro, como sucedió en Cuba en los años 50, el presidente se ha mantenido firme contra el torturador, pero no quiere decir esto que los venezolanos estén de acuerdo.
Es por ello que el dialogo se debe convertir en única salida a la crisis en Venezuela, ya sea fomentado desde el gobierno o la oposición, como en el caso de que un ente extra territorial como la ONU, el Vaticano e incluso todos ellos en conjunto, logren encontrar una solución pacífica a tan terrible impase.
