Asia

La lucha mundial contra el Karoshi

La adicción al trabajo es un problema que afecta más a asiáticos que a occidentales

El vocablo japonés “Karoshi” identifica a una forma de muerte relacionada con el trabajo, no por un accidente laboral, esta palabra describe la práctica de trabajar hasta el agotamiento físico y psicológico total, que acaba en una enfermedad fatal que se puede relacionar con el estrés extremo y que, en la mayoría de las ocasiones, particularmente en Asia, concluye con un suicidio.

Los occidentales hemos sabido con temor y con dudosa tendencia voyerista, de este fenómeno japonés, que en occidente parece asombroso, pensar que un empleado trabaje más de 100 horas extra por mes, sin tomar vacaciones y trabajando varios fines de semana consecutivos y muy a menudo sin recibir sueldo extra, desde un punto de vista occidental es una especie de locura, pues nuestro enfoque es más individual, no vemos el trabajo como parte de un todo, sino como un logro propio.

Para un empleado oriental, el logro de metas personales y hablar sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida, parece ser la peor pesadilla de un sindicalista, para colmo, muchos empleados difunden su orgullo por que, al trabajar largas horas, manifiestan su compromiso con los objetivos de la empresa.

Para muchos de ellos, el considerar hacer un esfuerzo menor al de los demás se podría considerar una vergüenza para su autoestima y es que la diferencia en la cultura del trabajo entre oriente y occidente es abismal.

Karoshi.
La OIT, determinó que las personas que trabajan más de 55 horas semanales, corren el riesgo de ser asesinadas por el Karoshi.

El problema del Karoshi es cultural, pero se está expandiendo a todo el mundo

Esta filosofía de trabajo, no es moderna y está profundamente arraigado en su cultura y en la educación familiar e individual, lo que le atribuye un valor extremadamente alto al grupo respectivo al cual pertenece, se puede pensar que es un valor creado desde la escuela, pero más de la mitad del sistema educativo aprenden en las escuelas Jukus o escuelas de cursos intensivos o extracurriculares.

Estas instituciones de matrículas privadas, tienen horarios que van más allá del normal escolar e incluso llegan a ser de 24 horas de labor, todo para lograr pasar los exámenes de ingreso, que son extremadamente difíciles, tan solo para pasar al siguiente nivel de la escuela, desde incluso los primeros momentos, como en el prescolar.

A toda esa propensión, hay que anexarle los grupos de estudio voluntarios o Gasshuku que buscan crear un sentido de comunidad al fortalecer el aprendizaje entre ellos, manteniendo como premisa el trabajo colaborativo del equipo, lo que se ha vuelto una de las modernas ideas de los millennials.

Teniendo tan metido en los huesos estos lineamientos, al entran a la vida profesional, en amplias partes de la economía se espera lo mismo de ellos, encajar perfectamente en el grupo, respetar las autoridades y la antigüedad especificadas todo el tiempo y valorar los intereses de la empresa al más alto nivel.

En las nuevas tendencias de trabajo, adoptadas por los millennials como el trabajo compartido y o de contacto constante a través de medios comunicativos de liquidez en el flujo de trabajo, no dista mucho de la constitución asiática, siguiendo la tradición cultural de Tatemae, las cosas que deberían ser y el Honne, las cosas que realmente son, los ideales de esfuerzo sincero para pertenecer a un grupo solidario y valorar los intereses del grupo por encima de todo.

Tal compromiso particular entre los millennials, desarrollan una resolución trágica cuando están influenciados por el capitalismo moderno, ya que el compromiso total puede significar un compromiso real y absoluto, no como el de los orientales en el que nunca se debe volver a casa antes de que su superior haya abandonado la labor.

El término “Karoshi” quiere decir “muerte por exceso de trabajo” en japonés, y refleja un tema que es grave y complejo para una nación donde cada año se registran más de 5.000 suicidios a causa de depresiones generadas por exceso de trabajo.

Esta tendencia, ya se veía en empresas niponas como la Mitsubishi, pero también, comienza a ser patente en empresas como McDonalds, donde alrededor del 22.7% de las personas trabajaban al menos 80 horas de tiempo extra por mes, lo que implica que cada cuarto empleado actualmente tiene un riesgo grave para la salud debido al exceso de trabajo.

Cientos de individuos en el mundo, en su mayoría entre los veinte o treinta años, pierden la vida anualmente por enfermedades relacionadas con el estrés del trabajo, males como la insuficiencia cardíaca, o los propios ataques cardíacos y hasta accidentes cerebrovasculares, se consideran parte de esta estadística y son un tema muy preocupante, para la OMS, organización mundial de la salud.

Al igual que para la OIT, Organización mundial del trabajo, que ha creado una comisión, para entender la necesidad de esta práctica y buscar métodos de romper la espiral destructiva, que está arrastrando cada vez más a jóvenes al suicidio.

 

Fuente
BBC

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