En contra del plan del gobierno, los isleños hondureños luchan contra criptocolonialistas
Los criptocolonialistas se están quedando con las tierras de la comunidad de Crawfish Rock, donde unos pocos cientos de personas de ascendencia afro caribeña en su mayoría de habla inglesa, viven en casas elevadas por pilares de madera en dominios ancestrales.
En la misma isla y junto a una cabina de seguridad con cámaras y un guardia, también hay un prototipo de residencia y la sede de una controvertida ciudad de los criptocolonialistas. Ya se ven, los inicios de los profundos agujeros cavados para la fundación de la siguiente fase de construcción.
Encaramada en una pendiente donde la carretera divide el campo tanto como la comunidad, en la isla de Roatán está en el centro de una batalla por los derechos a la tierra entre los locales y los criptocolonialistas.
Esta lucha, sobre la soberanía de la isla de Roatán, ahora galvaniza a Honduras. Allí se sienten los síntomas de un fenómeno más amplio en toda la región, donde los extranjeros, criptocolonialistas, libertarios o ambos, acuden en masa en los últimos años.
Pero a diferencia de las antiguas colonias, los criptocolonialistas, son apoyados y apoyan los proyectos controvertidos. Como la propuesta «Bitcoin City» de Bukele en El Salvador.
Aunque todo parece muy encaminado hacia un desarrollo tecnológico y sistémico, fundamentado en la ecología y las criptodivisas, la realidad es otra.
Pero, los criptocolonialistas, tienen un marco legal que los protege
Los criptocolonialistas, están amenazando con desplazar a los residentes locales. Y haciendo comparaciones con los colonialistas anteriores, Un local les deja su mensaje muy claro. “Vete a casa», Go home.
Cuando el nuevo gobierno hondureño derogó un par de leyes a fines de abril que habrían permitido la creación de zonas semiautónomas llamadas Zede. También envió un mensaje similar.
Porque, los inversionistas en el Zede en Roatán, conocido como Honduras Próspera, desafiaron la medida. “Al invertir en Honduras Próspera, Inc. Se basó en garantías específicas”.
El gobierno, ofreció, “estabilidad jurídica sobre los derechos y un marco legal de que la Zede, permanecerían vigentes y próspera durante muchas décadas».
Los inversionistas, sostienen, en un comunicado, que esperan que: «Honduras respete sus compromisos en virtud de acuerdos de estabilidad legal y tratados internacionales».
El resultado es un enfrentamiento en el que los inversores están apostando con millones. El gobierno podría estar en riesgo de una demanda costosa y el destino de las comunidades afectadas penden de un hilo.
La controversia se remonta aproximadamente a una década, cuando el gobierno hondureño reformó la constitución y aprobó una ley. Que allanó el camino para la creación de Zonas de Empleo y Desarrollo Económico o Zede.
La idea fue arrancada de la propuesta del economista Paul Romer de ciudades chárter. Que el ganador del premio Nobel teorizó que podrían promover el desarrollo en áreas plagadas de mala gobernanza.
Romer propuso que una nación extranjera actuara como garante para la gobernanza de las ciudades chárter. Pero la ley hondureña en cambio permitió a las corporaciones construir una ciudad privada.
Roatán, ubicado a unos 65 kilómetros al norte del continente, es uno de los principales destinos turísticos del Caribe. Además, de un refugio para expatriados, famoso por sus playas de arena blanca y buceo de clase mundial.
