Escándalos: Odebrecht, PDVSA y Panamá Papers

Ya han pasado tres años de los sucesos y muy poco o nada se ha resuelto

Los Panamá Papers y los escándalos en PDVSA y Odebrecht están cumpliendo ya los tres años y en los medios los recuerdan desde los Estados Unidos a la Argentina, pero no hay nada más que decir sobre ellos que ya no se haya dicho en su momento y al parecer tuvieron la conmoción de los fuegos artificiales, y después de las luces, han quedado en el olvido oficial.

Nicolás Maduro inició una cruzada en 2017, contra la corrupción con la que supuestamente detendría a todos los vinculados en casos de lavado de dinero y otros delitos relacionados con la petrolera estatal PDVSA, más sin embargo esa supuesta batalla, no solo quedó incompleta, sino que detrás de ella se saltaron algunas líneas y otras se transgredieron para ocultar o detener a ciertos implicados.

Tarek William Saab, en ese momento informaba que, por los casos de corrupción en PDVSA, habría 67 funcionarios detenidos y que 18 de ellos pertenecieron a altos cargos, pero dentro de esos casos, hubo personajes del chavismo que ni siquiera fueron nombrados en medio de las investigaciones y muchos otros que fueron señalados hasta el cansancio, tan sólo para desviar las miradas.

Miles de millones de dólares del estado venezolano, siguen en los paraísos fiscales o convenientemente congelados por orden de algún tribunal, asociados a cargos de blanqueo de capitales, sin embargo, de ellos poco se sabe y lo que se espera, que es la repatriación de esos dineros parece que nunca sucederá.

Como se ha dicho antes de vez en cuando surgen, noticias en las que se señalan informaciones nuevas sobre el caso, pero tanto si el medio es oficial sólo hacen recuentos de lo ya trillado y se utilizan para lanzar humo sobre el estado de la crisis política que enfrenta Venezuela.

Y si, por otro lado, el medio pertenece o apoya a la oposición venezolana o a alguno de sus aliados extranjeros, léase EE.UU., la información se encarga de señalar que se realiza una exhaustiva investigación que nunca ha llegado a ningún lado y que se encarga, de la misma manera que los hacen los medios oficialistas, de redirigir las miradas sobre chivos expiatorios, para ocultar a los verdaderos implicados.

Un ejemplo claro y reciente fue la detención de Raúl Gorrín, que fue acusado por las autoridades norteamericanas de haber recibido 159 millones de dólares en sobornos de dos ex altos funcionarios venezolanos y haberles ayudado en el blanqueo de esos capitales ilegítimos.

Nunca antes se habría creados tanto encubrimiento como en los escándalos de Odebrecht, PDVSA y Panamá Papers

Pero los reales y comprobados artífices del escándalo de PDVSA como es Rafael Rodríguez, el mismo se encuentra viviendo en libremente disfrutando de los sustraído a la estatal venezolana y aunque la fiscalía venezolana halla señalado a nuevos implicados y solicitado su extradición, no ha tenido nuevos avances de los que se haya dado cuenta a la opinión pública.

Pero la pregunta del millón de dólares es: ¿por qué las investigaciones iniciaron poco después de que Ramírez dejara su cargo en la ONU?, o, ¿Por qué hay más implicados que nunca fueron señalados y menos acusados?

Pues lo que más resulta incoherente es que se iniciara la cruzada contra la corrupción cuando debió emprenderse en 2016 cuando el tribunal supremo de justicia, ordenara archivar la investigación contra Ramírez o a tantos que han desaparecido.

La administración de Nicolás Maduro, ha hecho una tentativa de moralizar su estructura, esto debido a los graves señalamientos en su contra que han mostrado su firme intención de mostrar menos de lo sabido sobre el caso y mientras mostrar rectitud en sus acciones.

La estatal petrolera de Venezuela, PDVSA, se encuentra en riesgo total de banca rota y de detener absolutamente sus operaciones debido a los malos manejos y a las sanciones impuestas por norteamérica y precisando de nuevas inversiones para poder continuar operando y cumplir con las obligaciones ya adquiridas con sus nuevos acreedores asiáticos y eslavos.

Y como en el caso de los Panamá Papers, todo se ha disipado y no ha quedado ni el olor a pólvora, luego de apagarse los fuegos artificiales en el cielo y en ambos casos, el escándalo de PDVSA y el de blanqueo en Panamá, se utilizan para el mismo fin y por los mismos autores, para el enmascaramiento descarado de la información.

El fiscal Tarek William Saab anunció que el ministerio público reabriría el proceso de los Papeles de Panamá, del bufete jurídico Mossack-Fonseca, que fue el pote de humo para distraer la atención y no investigar a fondo los sobornos de Odebrecht.

Ese mismo caso que ha sido el escándalo más grande de toda Latinoamérica y que incluyó a jefes de estado y gobiernos de todos los países, quedando como una moda latinoamericana, “si no te soborno Odebrecht no fuiste un buen presidente”.

Ese que mismo escándalo de Odebrecht no fue investigado ni expuesto a la opinión pública en Venezuela, pues tendría demasiadas implicaciones y para lograr distraer los ojos a la verdad, se puso en la palestra a un pequeño grupo de personas, a quienes les han abierto o reabierto alguna investigación, sin fundamentos, análisis o prueba alguna.

El más conocido caso de esta confabulación es la del ex vicepresidente de finanzas de PDVSA, Eudomario Carruyo, a quien las investigaciones no le han encontrado alguna relación en hechos ilícitos, pero sigue estando señalado de haber sido el mayor implicado en el hecho.

Pero esa mezcla de medias verdades, falsedades y la manipulación de la información, tan sólo han logrado obstaculizan a la justicia y han mantenido el foco de los medios en otro punto, ese viejo juego que utilizan los corruptos para salir bien librados de los procesos en su contra, en perjuicio de otros inocentes.

Finalmente se acerca otro aniversario de todos los hechos y los culpables siguen desapareciendo, pero los que no lo son, se mantienen desmintiendo a los medios que los han perjudicado hasta la saciedad, en beneficio de los reales culpables que nunca sabremos quienes fueron, quizás algún día hagan una serie de televisión y nos lo dejen colar.