
La situación en El Paso es un problema humano y humanitario. Los migrantes que cruzan la frontera están huyendo de la violencia, la pobreza y la persecución. La administración Biden debe encontrar una manera de abordar la crisis de manera humana y efectiva.
Miles de refugiados y migrantes continúan cruzando la frontera entre EEUU y México, empujando a la ciudad de El Paso, Texas, «a un punto de ruptura». La afluencia de personas, en su mayoría de Venezuela, Honduras y Haití, agotan los recursos de la ciudad y llenan los refugios.
El alcalde de El Paso, Oscar Leeser, señaló que más de 2 mil personas buscaban asilo en la ciudad por día. En comparación con 350-400 hace seis semanas. La ciudad trabaja con la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos para proporcionar refugio a 6 mil 500 personas en los últimos 10 días.
La afluencia de solicitantes de asilo en El Paso es parte de una oleada más grande de migrantes que llegan por rutas peligrosas en autobuses y trenes de carga a ciudades fronterizas mexicanas.

El Paso, Texas, «en un punto de ruptura» por el aumento de refugiados y migrantes
Muchos de los refugiados y migrantes, están buscando oportunidades o escapando del hambre, la violencia o la agitación política en sus países de origen, como centro o Sudamérica.
Con el aumento de las tensiones en El Paso y en Texas en general, la administración Biden envió 800 soldados a la frontera. Estos, se suman a los 2 mil 500 miembros de la Guardia Nacional ya allí. También intentó detener el flujo migratorio a través de programas especiales.
La situación en El Paso es un desafío para la administración Biden y para las comunidades fronterizas de todo el país. La administración ya se encuentra tomando medidas para abordar la crisis. Pero, es probable que la afluencia de migrantes continúe siendo un problema durante algún tiempo.