Comienza la crisis de deuda mundial internacional
Los estados nacionales sufren la condena de la deuda mundial internacional y las obligaciones que ahora los consumen

La pandemia de COVID-19 ha disparado los niveles de endeudamiento de los países, tanto desarrollados como en desarrollo, y ha puesto en riesgo la estabilidad financiera y el crecimiento económico. Según el Fondo Monetario Internacional, la deuda mundial alcanzó el 99% del PIB en 2020, y podría superar el 100% en 2021.
¿Qué factores explican el aumento de la deuda mundial y cómo se distribuye?
El aumento de la deuda mundial se explica por varios factores, entre los que se destacan:
- La caída de la actividad económica, que redujo los ingresos fiscales y aumentó el déficit público de los países. Según el FMI, el PIB mundial se contrajo un 3,5% en 2020, la peor recesión desde la Gran Depresión de los años treinta.
- La adopción de medidas de estímulo fiscal y monetario, que incrementaron el gasto público y la emisión de dinero para hacer frente a la crisis sanitaria y social. Según el FMI, el apoyo fiscal global ascendió a 14 billones de dólares en 2020, el equivalente al 15% del PIB mundial.
- La baja de las tasas de interés, que abarató el costo del endeudamiento y facilitó el acceso al crédito para los países. Según el FMI, las tasas de interés reales cayeron a niveles negativos en la mayoría de las economías avanzadas y emergentes en 2020.
La distribución de la deuda mundial es desigual, y refleja las diferencias de desarrollo, ingreso y capacidad de pago de los países. Según el FMI, la deuda pública de las economías avanzadas alcanzó el 120% del PIB en 2020, la de las economías emergentes el 62% y la de las economías de bajo ingreso el 43%.
Sin embargo, la carga de la deuda es mayor para los países más pobres, que destinan una mayor proporción de sus ingresos al servicio de la deuda, y que enfrentan condiciones de financiamiento más restrictivas y volátiles.

¿Qué consecuencias tiene la deuda mundial y cómo se puede gestionar?
La deuda mundial tiene consecuencias tanto positivas como negativas, que se pueden resumir en:
- Un efecto positivo en el corto plazo, ya que la deuda permite a los países financiar sus necesidades de gasto e inversión, y mitigar el impacto de la crisis. La deuda también contribuye a sostener la demanda agregada, el empleo y el ingreso de la población, y a evitar una depresión económica más profunda y prolongada.
- Un efecto negativo en el largo plazo, ya que la deuda compromete la sostenibilidad fiscal y financiera de los países, y limita su margen de maniobra para afrontar futuros shocks o desafíos. La deuda también genera riesgos de insolvencia, moratoria o reestructuración, que pueden provocar crisis de confianza, contagio y pánico en los mercados.
La gestión de la deuda mundial requiere de una acción coordinada y responsable de los países, los acreedores y las instituciones internacionales. Uno que busque un equilibrio entre el apoyo a la recuperación económica y la consolidación fiscal. Entre las medidas necesarias se encuentran:
- La implementación de políticas fiscales prudentes y creíbles, que aseguren la solvencia y la credibilidad de los países. Que contemplen una estrategia de salida gradual y diferenciada del endeudamiento. Estas políticas deben basarse en la eficiencia, la equidad y la transparencia del gasto público. En la movilización de los recursos internos mediante una reforma tributaria progresiva y justa.
- La promoción de la cooperación y el diálogo entre los países deudores y los acreedores. Tanto públicos como privados, para facilitar el acceso al financiamiento, mejorar las condiciones de los préstamos y aliviar la carga de la deuda. Estas medidas deben incluir la ampliación y el fortalecimiento de las iniciativas de alivio. Así como la suspensión o condonación de la deuda, especialmente para los países más pobres y vulnerables.
- El fortalecimiento del marco multilateral de gobernabilidad de la deuda, que establezca principios, normas y mecanismos para prevenir, monitorear y resolver las situaciones de sobreendeudamiento. Este marco debe fomentar la transparencia, la responsabilidad y la participación de todos los actores involucrados en el proceso de endeudamiento. Y garantizar la protección de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el bien común.

Un desafío global y compartido
La deuda mundial es un desafío global y compartido, que refleja la interdependencia y la complejidad del sistema económico internacional.
El endeudamiento es una herramienta útil y necesaria para afrontar la crisis, pero también una fuente de vulnerabilidad y riesgo para el futuro. La deuda mundial es un problema que nos afecta a todos y a todas, y que requiere de una solución conjunta y solidaria.