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Chilenos rechazan tambien constitución de derecha

Los ciudadanos votaron en contra del proyecto de una constitución de derecha, que pretendía profundizar el modelo neoliberal y conservador

Un resultado sorpresivo e histórico sobre una constitución de derecha

Los chilenos dijeron no a la constitución de derecha también. En un plebiscito celebrado el pasado domingo 18 de diciembre, el 61,3% de los votantes rechazó el proyecto de nueva constitución elaborado por una convención constitucional dominada por las fuerzas de derecha.

Esta, constitución de derecha y altamente conservadora, como la anteriormente rechazada, tambien buscaba reemplazar la actual carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. El 38,7% votó a favor del proyecto, que contaba con el apoyo del presidente Gabriel Boric.

El resultado fue sorpresivo e histórico, ya que se esperaba que el proyecto de una constitución de derecha tuviera más respaldo. Además, el resultado fue contrario al del plebiscito de 2020, cuando el 78% de los chilenos votó por redactar una nueva constitución, tras una ola de protestas sociales que sacudió al país en 2019.

El rechazo al proyecto de la derecha también significó el triunfo de la movilización ciudadana, que se expresó en las calles, en las redes sociales y en los medios de comunicación. Con el fin de denunciar las deficiencias y los riesgos del proyecto, que pretendía profundizar el modelo neoliberal y conservador, que ha generado desigualdad, pobreza, precariedad y exclusión en el país.

El rechazo también implicó el reconocimiento de la diversidad y la pluralidad de la sociedad chilena. Esta, demanda no una constitución e derecha o de izquierda, sino una más democrática, participativa, inclusiva y progresista.

Ni constitución de izquierda, ni constitución de la derecha.

Un desafío para el diálogo y el consenso

El rechazo al proyecto de la derecha también plantea un desafío para el diálogo y el consenso entre las distintas fuerzas políticas y sociales del país, que deberán buscar una salida a la crisis constitucional, que se arrastra desde hace más de dos años.

Tambien implica que, se mantendrá la actual constitución de 1980, que ha sido reformada en varias ocasiones, pero que sigue siendo cuestionada por su origen y su contenido.

El presidente Gabriel Boric, reconoció el resultado del plebiscito, y anunció que convocará a un nuevo proceso constituyente. Esta, deberá contar con la participación de todos los sectores políticos y sociales, y que deberá respetar la voluntad popular.

Boric señaló que su gobierno buscará una nueva constitución que garantice la libertad, la propiedad, el mercado y el Estado subsidiario. Pero, que también incorpore los derechos sociales, la descentralización, la paridad de género y el reconocimiento de los pueblos originarios.

Sin embargo, el anuncio de Borici no ha sido bien recibido por la oposición de izquierda. Quienes cuestionan la legitimidad y la viabilidad de un nuevo proceso constituyente, que deberá enfrentar varios obstáculos legales, políticos y sociales.

La oposición ha exigido que se respete el mandato del plebiscito de 2020, que estableció que la nueva constitución debía ser redactada por una convención constitucional elegida por el pueblo, y que se garantice la participación ciudadana, la deliberación democrática y la soberanía popular.

Un compromiso con el cambio y la democracia

El rechazo al proyecto de la derecha también expresa un compromiso con el cambio y la democracia por parte de los chilenos. Que han demostrado su inconformidad y su movilización frente al modelo impuesto por la dictadura. Una que, han exigido una transformación profunda y radical de las estructuras políticas, económicas y sociales del país.

Refleja una esperanza y una ilusión por construir un nuevo pacto social, que reconozca la diversidad y la pluralidad de la nación. Misma, que garantice la dignidad y la justicia de todos y todas. También implica una responsabilidad y una oportunidad para los actores políticos y sociales del país.

Estos deberán asumir el desafío de dialogar y consensuar una nueva constitución. Que sea fruto de la participación y la deliberación ciudadana, y que responda a las demandas y las expectativas de la mayoría.

Igualmente supone una invitación y una apertura para la comunidad internacional. Esta, podrá acompañar y apoyar el proceso constituyente chileno, y que podrá aprender de su experiencia y su ejemplo.

Fuente
ElEconomista

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