El próximo cambio de gobierno norteamericano, ha generado debate en todos los gobiernos de América Latina
Independientemente de quién sea juramentado como presidente estadounidense en enero de 2021, Washington seguirá tratando de recuperar el dominio sobre sus vecinos de Latino América, afirman analistas políticos argentinos, mexicanos, centroamericanos, venezolanos y brasileños, explicando lo que una posible presidencia de Biden puede tener en mente para la región.
La reacción de América Latina al anuncio de los medios de comunicación estadounidenses de la victoria de Joe Biden no fue unánime: mientras que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, su homólogo uruguayo Luis Lacalle Pou, y el venezolano Nicolás Maduro felicitaron al candidato demócrata y elogiaron la democracia estadounidense; otros líderes de los dos países más grandes de América Latina, México y Brasil, dejaron claro que no reconocerían al ganador.
Donald Trump adoptó una postura más dura hacia América Latina que su predecesor, revirtiendo la apertura de Barack Obama a Cuba, reprimiendo la inmigración desde México y apoyando un intento de golpe de Estado contra el presidente de Venezuela, Maduro, en enero de 2019.
La administración Trump también respaldó a la presidenta interina de facto de Bolivia, Jeanine Añez, quien gobernó el país durante un año después del golpe de estado militar contra Evo Morales en noviembre de 2019. Pero ahora que Estados Unidos está envuelto en la controversia electoral, América Latina ve los acontecimientos en desarrollo con sentimientos encontrados.
Es probable que Estados Unidos continúe sus intentos de recuperar su dominio de América Latina y expulsar de su campo de influencia a China a Rusia y a todos sus competidores
“Estados Unidos parece un desastre», señala el analista González Cabañas. «Por razones obvias para muchos en Latino América, hay una sensación de complacencia, al observar al país que durante tanto tiempo quiso ser su maestro en la democracia, las elecciones y las instituciones y hoy pasa por una situación tan confusa”.
El proceso electoral en Estados Unidos nunca ha servido como modelo de democracia, se trata de una mera formalidad para respaldar la perpetuación de sus élites políticas y económicas en el poder. «Internamente, la propaganda política estadounidense los vende como los campeones de la democracia, pero aquí en América Latina, Estados Unidos fue el mayor patrocinador de las dictaduras civiles y militares de la posguerra».
Hay una serie de causas que se pueden atribuir al actual caos político estadounidense, según los observadores latinoamericanos. Cuestiones de larga data, incluyendo la desigualdad de ingresos de Estados Unidos, las divisiones raciales y basadas en clases, la falta de un sistema público de protección social y la creciente pobreza, están erosionando el tejido social del país y la pandemia de coronavirus, se ha convertido en la gota que colmó el vaso, según él.
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