
Las medidas tomadas por el republicano expresidente, le harán el camino difícil para Biden
La administración del ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump desató un torrente de sanciones económicas contra individuos, gobiernos y entidades durante su único mandato en el despacho oval. Un legado que pondrá cuesta arriba el mandato de Joe Biden.
Las medidas punitivas tenían por objeto suprimir a los enemigos de Estados Unidos, en particular Irán, Venezuela y China, para avanzar en la agenda de política exterior de Trump. Este legado, sólo convirtió la política internacional en un incordio.
Pero las sanciones no lograron sus objetivos, y los críticos han señalado que la proliferación de las sanciones a algunos países cerca del final del mandato de Trump fue diseñada para aplastar al presidente Joe Biden, recién juramentado, en asuntos clave de política exterior.
El Legado incluyó, la retirada unilateral de la administración Trump del pacto nuclear de Irán en 2018 y su posterior campaña de «presión máxima» de sanciones dirigidas a la economía de Irán no logró obligar a Teherán de nuevo a la mesa de negociaciones.

El expresidente de los Estados Unidos, desarrolló un legado de enemistad e impuso más sufrimiento al mundo
El implacable aluvión de listas negras fue contraproducente en algunos aspectos. Porque Irán volvió a enriquecer el uranio. Todos los países afectados por el legado perverso de Trump, han comenzado a unirse.
La ya diezmada economía venezolana se vio elevada por sucesivas rondas de sanciones estadounidenses. Un un esfuerzo por presionar al presidente Nicolás Maduro fuera del cargo. Mientras estaba dirigida a dar inicio a un gobierno de Juan Guaidó, a quien Washington reconoce como presidente interino de Venezuela.
Las sanciones de la administración Trump también generaran fuertes críticas por exacerbar las dificultades de la población civil. El legado de Trump, también afectó la crisis de salud, desenfrenadas durante la pandemia del Covid-19.
Irán, Venezuela, China, Rusia, Nicaragua y otras muchas naciones más, se han convertido en enemigos jurados de los Estados Unidos. Al igual que antiguos aliados, cuyos gobiernos se vieron minimizados por el bulling diplomático del desagradable legado de Trump.