La era Milei: La inflación pasa factura a la salud mental
El país sudamericano sufre una de las tasas de inflación más altas del mundo, que afecta a la economía, la sociedad y a sus habitantes

Un escenario de incertidumbre y angustia
Argentina vive una situación de crisis económica y social, que se refleja en el aumento descontrolado de los precios de los bienes y servicios. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación acumulada en los primeros once meses del año fue del 160,2%, la más alta de la región y una de las más altas del mundo.
La inflación afecta a todos los aspectos de la vida de los argentinos, que ven reducido su poder adquisitivo y su capacidad de ahorro. La inflación genera incertidumbre, inestabilidad, desconfianza y frustración, que a su vez afectan a la salud mental de las personas.
La inflación también se suma a otros factores de estrés y malestar, como la pandemia del coronavirus, el desempleo, la inseguridad, la violencia y la polarización política.

Prevención, Inflación, atención…
Todos estos elementos generan un clima de tensión y angustia, que se traduce en un aumento de las consultas y las demandas de atención psicológica y psiquiátrica. Según el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, las consultas por problemas de salud mental se incrementaron un 30% en el último año.
La inflación es uno de los principales problemas que debe enfrentar el gobierno de Javier Milei, que asumió la presidencia el pasado 10 de diciembre, con la promesa de revertir la situación económica y social del país.
Estas medidas, que según Milei son necesarias para sanear la economía y reducir el déficit fiscal, han generado un fuerte rechazo y malestar en amplios sectores de la población, que se sienten afectados por la pérdida de su poder adquisitivo y de sus derechos sociales.
Movilizaciones, protestas y amenazas
Estos sectores han expresado su descontento y su protesta en las calles, en las redes sociales y en los medios de comunicación, lo que ha aumentado la tensión y la confrontación en el país.
Ante este panorama, el gobierno de Milei ha anunciado que tomará medidas para contener y reducir la inflación, como la apertura de la economía, la atracción de inversiones, la reforma tributaria y la negociación con los acreedores externos.
Sin embargo, estas medidas no parecen ser suficientes ni rápidas para solucionar el problema de fondo, que tiene que ver con la estructura productiva, la distribución de la riqueza, la estabilidad monetaria y la confianza institucional.
Además, el gobierno de Milei ha mostrado poco interés y sensibilidad por el impacto de la inflación en la salud mental de los argentinos, y ha propuesto reducir el presupuesto y la intervención del Estado en este ámbito. El presidente ha manifestado su postura liberal y libertaria, que defiende la libertad individual, el libre mercado, la propiedad privada y la reducción del Estado.
Según Milei, cada persona debe hacerse responsable de su propia vida, y el Estado no debe asistir ni proteger a nadie. Esta postura contrasta con la de los profesionales y las organizaciones de la salud mental, que reclaman más recursos y más políticas públicas para prevenir y atender los problemas psicológicos y psiquiátricos de la población.
Estos actores señalan que la salud mental es un derecho humano y un bien social, que debe ser garantizado por el Estado, y que requiere de una perspectiva integral, interdisciplinaria y comunitaria. Estos actores también alertan sobre las consecuencias sociales y sanitarias de la desatención y el abandono de las personas que sufren trastornos mentales.