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La coca crea una emergencia humanitaria

La caída de los precios de la coca crea una "emergencia humanitaria", los agricultores de Colombia están en medio de una hambruna

Los agricultores en partes de Colombia afirman que las ventas de coca se derrumbaron después del aumento en la producción de la droga ilícita. La materia prima utilizada para fabricar cocaína está cayendo por falta de demanda.

«Hemos visto un colapso total de compradores de coca», explicó Andrés Rojas, un cultivador de coca en la región del Catatumbo. Este, aboga por prácticas agrícolas sostenibles entre los productores. «Cosechas enteras no se venden y las familias pasan hambre».

Es el mismo señalamiento de otros representantes de asociaciones agrícolas en Catatumbo, Nariño, Cauca y Putumayo. Las mayores regiones productoras de coca en el país califican las consecuencias económicas del colapso como una «emergencia humanitaria».

Rojas explicó que, en los últimos años, muchos agricultores del Catatumbo abandonaron los cultivos alimentarios en favor del cultivo de coca. En parte porque transportar cosechas desde regiones remotas para venderlas en centros urbanos es prohibitivo y difícil, dada la falta de infraestructura rural.

No hay quien compre la coca.
Hay una rebaja de la demanda de oca en Estados Unidos, pues la cocaína cayó al cuarto lugar de las drogas demandadas.

Muchas comunidades ahora dependen de la economía ilícita de la coca

«El aumento de los precios de la coca en los últimos años significó que muchos agricultores optaron por plantar coca exclusivamente», señaló. «Esta falta de diversidad agrícola y económica significa que la comunidad se ve aún más afectada. Muchas personas ya ni siquiera cultivan alimentos».

«La ausencia de compradores de pasta de coca está llevando al hambre en los territorios cocaleros», reconoció el presidente Gustavo Petro en una publicación de Twitter el 22 de marzo.

Pidió el restablecimiento de los programas de sustitución de coca dirigidos por el gobierno. Estos pagarían a los agricultores de las regiones productoras de coca para cultivar cultivos alternativos.

Esos programas fueron una parte integral del acuerdo de paz de Colombia de 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Pero cuando el expresidente Iván Duque cambió a tácticas más agresivas de «guerra contra las drogas», en lugar de buscar soluciones sociales a la producción.

Los programas de sustitución de coca fueron en gran medida bloqueados e incluso desmantelados. Pero, Colombia es el mayor productor de cocaína del mundo, y 2021 fue un año récord para la producción.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC, estimó que 204 mil hectáreas se dedicaron al cultivo ilícito en 2021, y la producción tuvo una tendencia al alza desde 2012. Pero, los precios comenzaron a caer a principios de 2022.

«Al final del año», explicó Daniel Parra, coordinador fronterizo de la Fundación Paz y Reconciliación o PARES. «Los precios habían tocado fondo, y los compradores de pasta de coca se habían vuelto escasos».

Parra sospecha que una combinación de factores son los culpables del colapso. Un factor clave en la disminución de los precios de la coca podría ser el aumento de otras drogas que son menos difíciles de fabricar. Después de todo, los materiales necesarios para refinar la pasta de coca pueden ser fácilmente rastreados por las fuerzas de seguridad colombianas, explicó Parra.

«Comprar grandes cantidades de amoníaco, ácido sulfúrico y permanganato de sodio desencadena una bandera roja para las autoridades policiales», explicó. «Algunos laboratorios pueden estar cambiando a otros medicamentos que son menos riesgosos de producir».

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