¿Quién decide lo que escuchamos? El verdadero poder del algoritmo de Spotify
El impacto de los algoritmos en la música.
Cada fin de año, plataformas como Spotify publican sus resúmenes con los artistas más escuchados. Más allá de la curiosidad, estos listados reflejan cómo los algoritmos influyen en lo que llega a nuestros oídos. La Unión Europea incluso financia un proyecto para auditar este proceso, preocupada por posibles sesgos y falta de transparencia.
Cómo descubrimos música hoy.
Antes, las radios, las tiendas de discos y los amigos eran la principal vía para conocer nuevas canciones. Hoy, las redes sociales como TikTok y YouTube cumplen ese papel, mientras que las plataformas de streaming refuerzan lo que ya circula en esos espacios.
¿El algoritmo decide por nosotros?
Según Lorenzo Porcaro, matemático e investigador de la Universidad La Sapienza, es difícil saber con certeza cómo actúan los algoritmos de Spotify. Lo que sí está claro es que las recomendaciones suelen responder a patrones de consumo masivo y a contextos locales. En Italia, por ejemplo, la mayoría de lo que se escucha es música nacional.
Entre conspiraciones y lógica comercial.
Las grandes discográficas invierten en las plataformas y buscan visibilidad, como antes lo hacían en la radio. Sin embargo, el algoritmo funciona sobre la base del rendimiento: si la mayoría escucha a un artista, es lógico que se recomiende a nuevos usuarios.
El modo aleatorio y sus dudas.
El “aleatorio” no siempre parece tan aleatorio. Muchos usuarios perciben que ciertas canciones aparecen más que otras. Para Porcaro, estas experiencias son clave para entender cómo opera el sistema, aunque desde fuera sea imposible medirlo con precisión.
Streaming como radio personalizada.
Spotify y otras plataformas no inventaron la lógica de la música comercial, solo la adaptaron. Hoy funcionan como una radio personalizada, donde lo más reciente y popular tiene prioridad.
El reto para los artistas emergentes.
Las plataformas venden la ilusión de que un algoritmo puede convertir a alguien en estrella. Pero Porcaro recuerda que la carrera musical sigue dependiendo de construir una base de seguidores, tocar en vivo y conectar con la audiencia. Las redes sociales sí han cambiado este juego, volviéndose imprescindibles para mantener contacto directo con los fans.
Lo que no cambia.
El streaming no ha transformado las dinámicas de poder en la industria musical. La redistribución de beneficios sigue siendo desigual y los artistas emergentes continúan enfrentando las mismas barreras. Aun así, nuevas subculturas musicales siempre encuentran la forma de crecer y convertirse en fenómenos globales.
