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ONU se retira de Haití, luego de 15 años sin frutos

Haitianos piden que la ONU se responsabilice de los crímenes de sus fuerzas de “paz”

Hoy, la ONU finaliza la presencia de mantenimiento de paz de 15 años en Haití, que fue enviada aparentemente para reforzar la seguridad, reconstruir el estado de derecho y promover los derechos humanos, las fuerzas de paz de la ONU dejan un legado más problemático, empañado por violaciones de los derechos humanos.

La reducción de esta semana se produce nueve años después de que el personal de mantenimiento de la paz desencadenara una de las epidemias de cólera más letales de los tiempos modernos en el país, pues el continuo fracaso de la organización para remediar estos daños, no solo por el cólera, sino también por el abuso sexual del personal de mantenimiento de la paz y otras formas de violencia hacia los civiles, ha socavado profundamente su legitimidad en Haití.

También se corre el riesgo de paralizar la nueva misión política de 30 miembros propuesta por la ONU, que comenzará mañana y se encargará de promover la estabilidad política y la buena gobernanza en el contexto de un estancamiento político y una crisis de derechos humanos en Haití.

Desde principios de junio de 2004 y por primera vez en la historia, la ONU desplegó una misión de mantenimiento de la paz bajo el capítulo VII de la carta de la ONU, autorizando el uso de la fuerza, sin un conflicto activo o un acuerdo de paz para hacer cumplir, al declarar la crisis política y humanitaria en Haití.

Pues se consideraba una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, aunque desde su llegada, luego de un golpe de estado que obligó al ex presidente Jean-Bertrand Aristide, la misión de estabilización de la ONU en Haití, o MINUSTAH, ha sido considerada por muchos haitianos como una afrenta a la soberanía nacional.

Para Haití, el mismo logotipo de la ONU ha llegado a simbolizar impunidad y abuso y como era de esperar, muchos haitianos tienen una percepción negativa del mantenimiento de la paz de la ONU, pero para el gobierno haitiano, esto hace que sea demasiado fácil ignorar el compromiso legítimo de la ONU.

ONU se va de Haití.
La oficina de la ONU, que ni siquiera tiene un plan de trabajo definido, o un representante especial para dirigirlo, operar de manera efectiva para promover la estabilidad política en estas circunstancias sería, en el mejor de los casos, imposible.

Haití luego de 15 años de la misión de Paz de la ONU, queda en peor estado

En estos 15 años, la credibilidad de la MINUSTAH se vio erosionada aún más por la implicación de su personal de mantenimiento de la paz en las violaciones de los derechos humanos.

Comenzando, en una redada contra bandas criminales, las fuerzas de paz de MINUSTAH dispararon más de 22 mil balas contra las casas de paredes delgadas del barrio Cite Soleil de Haití, matando a más de 20 mujeres y niños.

Ni la MINUSTAH ni la policía haitiana investigaron el evento, a pesar de una política de «tolerancia cero», el personal de la MINUSTAH se involucró en la explotación y el abuso sexual generalizado de mujeres y niños, y los perpetradores generalmente regresaron a sus hogares sin enjuiciamiento ni responsabilidad.

Para 2015, Haití tuvo una de las tasas más altas de abuso sexual y explotación de cualquier misión de mantenimiento de la paz en el mundo, pero lo más condenatorio es que la ONU tardó más de cinco años en admitir públicamente su papel en la devastadora epidemia de cólera de Haití, que ha cobrado más de 10 mil vidas e infectado a más de 800 mil personas desde 2010.

Muy a pesar de numerosos estudios científicos que, a partir de 2011, establecen que la enfermedad se introdujo como resultado de la eliminación imprudente de desechos humanos de una base de MINUSTAH, la propia admisión, dejó «una mancha en la reputación del mantenimiento de la paz de la ONU y la organización en todo el mundo».

No es casualidad que MINUSTAH, que costó más de 7 mil millones de dólares, y su fuerza sucesora más pequeña, la misión de las naciones unidas para el apoyo a la justicia en Haití, MINUJUSTH, que concluye hoy, tuvo un éxito limitado, sino nulo, en la promoción del estado de derecho y siguió siendo un punto de controversia en el país a lo largo de sus mandatos.

El vergonzoso papel de MINUSTAH en el país caribeño

En febrero de 2018, MINUJUSTH apoyó públicamente las investigaciones judiciales sobre la corrupción del gobierno haitiano y el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía nacional, el ministerio de relaciones exteriores reaccionó señalando al cólera como evidencia de los dobles raseros de la organización.

La cabeza de MINUJUSTH fue recordada y la misión permaneció en gran medida en silencio sobre los derechos humanos desde entonces, para la nueva misión política de la ONU, abordar de manera concreta este déficit de legitimidad debe ser una prioridad.

Mientras Haití cumple nueve años desde el comienzo de la epidemia de cólera esta semana, la ONU continúa negando la responsabilidad legal del brote y se niega a compensar a las víctimas que piden justicia.

La organización ha recaudado menos del 5% de los 400 millones de dólares que la ONU prometió hace casi tres años para un nuevo plan destinado a eliminar el cólera y proporcionar asistencia material a los más afectados, y en ausencia de las inversiones prometidas en infraestructura de agua y saneamiento, el cólera sigue siendo un riesgo continuo en Haití.

La ONU también ha ignorado las demandas de los defensores de una investigación transparente sobre los asesinatos en Cite Soleil, y por ahora, es casi imposible que las víctimas de explotación y abuso sexual obtengan un apoyo incluso modesto a través de reclamos de manutención infantil.

La ONU se ha negado a compartir evidencia clave o certificar que el personal de mantenimiento de la paz no tiene inmunidad y la respuesta más responsable de la ONU a cada uno de estos temas es sin duda, posible y necesaria.

La nueva misión de la ONU se abrirá esta semana en medio de un estancamiento político que está paralizando a Haití y presenta una encrucijada para el futuro del país, que, durante el pasado año, movilizó a decenas de miles de haitianos para pedir responsabilidad, reforma estructural y la renuncia del presidente Jovenel Moise, por su implicación en la corrupción y el fracaso en la gestión de un gobierno deteriorado, económico, social.

Actualmente, Moise no puede obtener la aprobación parlamentaria para la formación de un gobierno y Haití está operando sin un presupuesto nacional, por lo que es logísticamente imposible celebrar las elecciones parlamentarias programadas para este mes.

Fuente
AcentoONUElEspectador

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