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Los hondureños son refugiados climáticos

Honduras es uno de los primeros países en afectarse por los cambios climáticos

Cada año más sequías, inundaciones y huracanes se convierten en una razón para que las personas abandonen sus hogares e incluso sus países. El año pasado, casi la mitad de la población en Honduras se vio afectada por los fenómenos, pero el concepto de refugiados climáticos aún no está legalmente reconocido por el derecho internacional.

La segunda ciudad más grande de Honduras, San Pedro Sula, es el motor económico y la puerta de salida para miles de migrantes hondureños en los últimos años.

El daño económico de la pandemia de Covid-19 sólo suma a la devastación causada por los huracanes como fuerza impulsora de la migración. Durante los últimos años, mayores sequías y la desatención, incitan a los migrantes climáticos a huir.

Muchas familias están atrapadas en el ciclo de migración. La pobreza y la violencia de las pandillas los expulsan, entre medidas cada vez más agresivas para detenerlos. El gobierno de los Estados Unidos, echa por tierra sus esfuerzos y los envían de regreso.

Temiendo un aumento en la inmigración, la administración de Biden, envió el mensaje de que poco cambiará rápidamente para los migrantes climáticos que llegan a la frontera sur de estados Unidos.

Refugiados climáticos de Honduras.
Mientras no sea una migración legal o reconocida, los refugiados climáticos. Tendrán que huir, pues no les queda nada más por hacer. Pero serán deportados, detenidos u devueltos a su región en crisis climática.

Los migrantes climáticos, son el mayor flujo migratorio de Centroamérica

El Valle de Sula, el más productivo agrícolamente de Honduras, fue tan dañado por los huracanes Iota y Eta. Una que las organizaciones internacionales señalan como una crisis alimentaria. El programa mundial de alimentos indica que tres millones de hondureños enfrentan inseguridad alimentaria.

La cifra es seis veces mayor que antes de los huracanes. Que afectaron a unos cuatro millones de los 10 millones de hondureños. Pero los refugiados climáticos, vieron que el área es la más afectada por las infecciones de Covid-19 en toda Honduras.

«Es un círculo vicioso», afirma Dana Graber Ladek, jefa de la oficina de la organización internacional para las migraciones en México. «Están sufriendo pobreza, violencia, huracanes, desempleo. Y con ese sueño de nuevas oportunidades, van a tratar de migrar una y otra vez».

Los últimos intentos de caravanas, son frustrados, primero en México y luego en Guatemala. Pero el flujo diario de migrantes climáticos trasladados por traficantes continúa y muestra signos de aumento. La esperanza y la desinformación asociadas con la nueva administración de los Estados Unidos también ayudan a ese negocio.

Después de las caravanas de 2018, los números cayeron en la segunda mitad de 2019 y México y Guatemala detuvieron efectivamente las caravanas en 2020. En diciembre, una caravana que salía de San Pedro Sula ni siquiera salió de Honduras.

Pero Estados Unidos reporta un número creciente de encuentros en la frontera. Lo que demuestra que más allá de las caravanas, el flujo migratorio está aumentando nuevamente. Y sin solución aparente.

Fuente
WOLAVozdeAméricaBBC

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