Crisis de feminicidios se extiende

En la medida que la pandemia se mantiene, aumentan los asesinatos
Las mujeres se acurrucan cerca, se estrechan el cuello y toman fotos del puesto de publicidad ornamentada en el centro de la capital argentina. Que ha sido empapelado con carteles de hombres acusados o condenados por feminicidios.
La palabra «FEMINICIDIOS», se lee en grandes letras en los carteles. Al igual que los miles de personas que se reunieron frente a la corte suprema de Argentina. Muestran la rabia mientras los niveles de violencia aumentan.
Fue el asesinato de Ursula Bahillo, de 18 años, lo que empujó al movimiento de mujeres a las calles el 17 de febrero. Sólo que esta vez, debido al aumento de los feminicidios, el estado de ánimo era mucho más sombrío.
Bahillo fue asesinada en Rojas, en la provincia de Buenos Aires, el 8 de febrero. Su exnovio, el oficial de policía Matías Ezequiel Martínez, ha sido acusado de feminicidio, con los agravantes de premeditación y crueldad.

La mayoría de los países se han modificado las leyes para que el asesinato de una mujer aparezca como feminicidio en el código penal
«Queremos poder caminar por las calles sin tener que mirar por encima de los hombros», señalan. Mientras sostienen el cartel que pedía una «reforma judicial feminista» fuera del tribunal supremo.
Los defensores indican que el feminicidio de Bahillo ha sido un pararrayos. Porque demuestra claramente las muchas maneras en que el Estado no está protegiendo a las mujeres.
«Los feminicidios están en todas partes. Todos tenemos un vecino, o alguien que conocemos, que lo ha pasado, que lo está viviendo ahora. Pero el sistema judicial no hace nada al respecto», señaló una manifestación de Buenos Aires.
«Vas a hacer una denuncia en la estación de policía, y ellos sólo te miran. Registran tu queja y eso es todo. La orden de restricción nunca llega. O llega después de que la persona ya se ha ido. Queremos vivir».