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La crisis de Venezuela arrastra a Colombia

La debacle del comercio ilícito de combustible afecta la economía fronteriza

Tan solo en 2017, las autoridades colombianas estimaron que más de 400 millones de galones de gasolina fueron contrabandeados de Venezuela hasta Colombia, los delincuentes involucrados en este negocio del mercado negro se podrían hacer fortunas con el comercio ilegal de gasolina, pero eso terminó abruptamente el mes pasado, cuando la producción de petróleo de Venezuela quedó paralizada y los cortes de electricidad forzaron a la gema que alguna vez brilló en América del Sur a la oscuridad.

El lucrativo negocio del contrabando de combustible de Venezuela hacia Colombia, en los últimos años era tan lucrativo como el tráfico de cocaína, las bandas criminales vendían combustible indocumentado en el mercado negro de Colombia, y podían obtener ganancias netas de más del mil por ciento y los beneficios estaban allí para tomarlos.

La policía en Cúcuta, Colombia, indica que la caída en el comercio ilícito de combustible dejó a miles de personas cuyos medios de subsistencia dependen del mercado negro y de la economía informal que no pueden mantenerse a sí mismos, la crisis de petróleo en Venezuela, interrumpió numerosos mercados locales.

Lo más preocupante, es que creó una nueva guerra entre grupos armados que luchan por el control de los dos mercados de contrabando restantes, el primero la exportación de bienes de consumo básicos como alimentos, pañales, neumáticos, productos electrónicos y medicamentos a Venezuela.

El segundo fue ayudar a los venezolanos desmoralizados a escapar de los confines de su país en ruinas, por lo que Cúcuta y la Guajira colombiana, ambas cerca de la frontera con Venezuela, se volvieron tan dependientes de la gasolina ilegal para satisfacer la demanda diaria de combustible que, poco después de que el mercado negro colapsara, la mayoría de las estaciones de servicio en estas áreas del norte se agotaron.

Se estima que la mitad de las personas en los vecindarios en Cúcuta, trabajaban en el mercado negro, ya sea como vendedores, contrabandistas o como contratados por las fuerzas paramilitares y guerrilleras que luchan para controlar los caminos ilícitos a través de la frontera.

Hasta la reciente escasez, la gasolina estaba efectivamente libre en Venezuela, pero las sanciones más recientes de los Estados Unidos han obstaculizado la capacidad del país para importar el combustible que necesita para diluir y procesar su crudo especialmente pesado, lo que combinado con los continuos apagones en todo el país, han logrado que la producción petrolera venezolana se desplomara y el costo de la gasolina se disparara.

A pesar de que Colombia tiene menos del uno por ciento de las reservas de su vecino, ahora produce más petróleo que Venezuela, «el colapso no solo afecta a las 3 mil a 4 mil personas que directamente vendieron gasolina en las calles», comenta Wilfredo Cañizares, director de fundación Progresar, un grupo de derechos humanos que brinda información sobre la frontera con Venezuela.

«También afecta a todas las personas empleadas indirectamente, así como a la economía local. Y a medida que los precios de la gasolina aumentan, también lo hace el costo de los alimentos», este es un problema particular para La Guajira, una de las regiones más pobres de Colombia, donde la pobreza extrema hace a los residentes especialmente vulnerables.

Contrabando de Gasolina en Colombia.
Desde la debacle del petróleo en Venezuela, los grupos armados operan ahora desde ambos países y la lucha entre los grupos paramilitares, del hampa común y la guerrilla se ha intensificado desde que se secaron las considerables ganancias del contrabando de gasolina.

El contrabando de combustible hacia Colombia ahora es desplazado por la extorción

La Guajira es conocida por sus cultivos de coca y por refinar la coca cruda y convertirla en cocaína requiere grandes cantidades de gasolina, por lo que el 28% de toda la gasolina consumida en Colombia, aproximadamente 70 millones de galones por año, se utiliza para la producción de cocaína.

Antes de que se derrumbara el mercado negro de la gasolina, los laboratorios que procesaban la coca dependían especialmente de ese mercado para satisfacer sus necesidades, en Cúcuta, los cambiadores de dinero a pequeña escala salpican el camino de Venezuela a Colombia, debido a la escasez, algunos propietarios de estaciones de servicio del estado de Norte de Santander, donde el petróleo está subsidiado por el gobierno, venden su gas a laboratorios de cocaína en La Guajira.

Cañizares explica que estos propietarios trabajan para mover la gasolina hacia el norte con la ayuda de los políticos locales de Cúcuta, que reciben sobornos y a medida que aumenta la demanda en el mercado negro de La Guajira, indica, también lo hace el tamaño de estos envíos.

«Este ha sido siempre el caso, pero ahora está ocurriendo en una escala más grande», señala Cañizares, las investigaciones realizadas por InSight Crime, una fundación que estudia el impacto de la criminalidad en los derechos humanos en América Latina, respaldan la evaluación de Cañizares.

El contrabando de bienes de consumo, alimentos, medicinas y drogas ilegales en Venezuela sigue siendo un negocio muy rentable y desde que Venezuela reabrió oficialmente la frontera a los peatones el 7 de junio, ya el 8 de junio, los funcionarios de inmigración colombianos informaron que 30 venezolanos habrían cruzado a Cúcuta, la mayoría de ellos para comprar bienes que necesitaban desesperadamente antes de regresar a casa.

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