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Signados inexorablemente al Dólar

Las economías latinoamericanas sucumben ante el imperio monetario

El dólar estadounidense parece estar marcado a fuego en la economía y cultura de los pueblos latinoamericanos, desde México y Centroamérica, Colombia y Venezuela hasta Argentina y Chile, la moneda norteamericana marca inexorablemente el destino de los mercados monetarios y es una simiente que pulula en las mentes de todos los ciudadanos.

La moneda oficial de Venezuela es el Bolívar Soberano y en México, Cuba, Uruguay, Argentina, Colombia y Chile es el peso, pero es el billete verde que define el cambiante panorama económico de los países latinoamericanos, es el dólar, que en algunos casos como en el de Ecuador, Surinam, Guyana, Las Antillas, se ha convertido es su moneda estatal.

Ha existido una gran cantidad de denominaciones en Latinoamérica desde los Lempiras, pasando por los Soles y Guaraníes, Quetzales, Gourdes, Córdobas, Bolivianos y Colones, casi todas ellas están extintas o en vías de extinción, pero el único que se mantiene y organiza los cerebros de todos es el dólar, es la que vuelve loca a la gente, comentan, sus propias monedas no cuenta para ellos.

Esta ponderación expone lo que parece ser un nervio para muchos latinoamericanos, las monedas soberanas oficiales de los países en las que la gente gan y en la que gastan, no implican posesión, pero es el dólar estadounidense le define el valor a todo, desde automóviles, hasta casas.

El tipo de cambio “a dólar” es citado diariamente por los medios de comunicación, junto con informes meteorológicos y del tráfico y puede pregúntar a cualquiera, en cualquier sector y cualquier estrato de la sociedad y probablemente le pueden decir cuánto de su moneda se necesita para comprar un dólar en un día determinado.

Aunque muchos no saben a veces quien es el presidente de su país vecino o como se llama la capital del estado o territorio nacional contiguo, la influencia primordial del billete verde se ha vuelto aún más dominante con los años, gracias a las crisis económicas agotadoras que ha visto caer el valor de sus monedas.

Pero, ¿porqué están tan dolarizados?, ya se sabe que el dólar tiene un papel formal en la economía y que es la moneda en la que se realizan las transacciones internacionales, pero también las inmobiliarias, en las que se llevan algunas deudas y en la que se acumulan ahorros, de ser posible.

Dólar Latinoamericano.
La idea de convertir el dólar en la moneda oficial, como lo han hecho otros países de América Latina, se presenta periódicamente, más recientemente este mes en publicaciones especializadas, como si se guiara a la gente a una meta predicha.

El dólar ha marcado la vida, la cultura, la economía y la historia de Latinoamérica

El dólar también está afianzado a la cultura, como el meollo de los chistes, es tema de los memes, el protagonista silencioso de las películas y se ha convertido en una abreviatura de un panorama económico cambiante, desde la espera en el pasillo de la tienda de comestibles, hasta quién se convertirá en presidente.

«Nuestros cerebros están completamente dolarizados», afirma Alejandra Covello, presidenta de Covello Propiedades, una desarrolladora de bienes raíces con sede en Buenos Aires, el empuje y atracción de este sistema bimonetario se aceleró en las semanas posteriores a las primarias presidenciales del 11 de agosto, que sirvieron como prueba de fuego para las elecciones generales del 27 de octubre.

En Venezuela, como ocurrió en muchos países, cuando comenzó su crisis económica, el dólar apareció como el marcador de la economía, donde el control de cambio fungió de regulador, pero no logró detener la arremetida del billete verde, allí como en Ecuador hace pocos años, la economía se dolarizó y comenzó a formar parte integral de todo, desde el precio del pan, hasta de una casa.

El presidente Mauricio Macri, cuya agenda neoliberal había reducido los subsidios y abierto el mercado, fue golpeado en las urnas, perdiendo ante el principal boleto de la oposición de Alberto Fernández y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la friolera de 15 puntos.

La derrota política, en su caso, como ocurrió en Ecuador, desencadenó una debacle económica, obligando al Peso a perder más del 25% de su valor en los días que siguieron a las primarias.

Titulares que se pueden observar en toda américa latina, expusieron la huida de la moneda estadounidense fuera del país, como si se tratara de una persona que desertaba por su vida y en muchos casos la fuga de capitales, no es más que la migración de sus monedas oficiales hacia el billete verde norteamericano.

La razón particular y a la larga, la razón general de tal comportamiento en todo el continente, se debe a la necesaria y muchas veces obligatoria intromisión del FMI, el nefasto fondo monetario internacional y sus «Planes de Estabilización», que liberan el mercado e incitan a la gente a salvaguardar sus ahorros lejos de su moneda oficial.

Estos planes, en todos los casos, marcan la caída libre de las monedas locales y en muchos casos y con el beneplácito del gobierno de turno, imponen controles cambiarios que dejan a gran parte de la ciudadanía, clamando por información que les traería fortuna o hambruna.

Esto ha ocurrido en todos los países latinoamericanos, en Brasil y Venezuela en los 80s, en Ecuador y Panamá en los 90s, y últimamente en casi todas las naciones de américa no regularizada, terminando con la debacle de Mauricio Macri, este año en la Argentina.

Las noticias sobre el dólar pasaron de ser técnicas y sólidas a ser vitales y vibrantes, con fotos e historias diarias que crearon una nueva forma de narrar la economía donde el dólar se convirtió en la lente a través de la cual las personas aprendieron a evaluar lo que sucedía a su alrededor.

Las analogías como «el precio del lomo de res está en las nubes: cuesta tanto como el dólar» ayudó a consolidar esta comprensión, de modo que cuando la economía empeoró y la hiperinflación se apoderó, las familias recurrieron al dólar para proteger sus ahorros y ese patrón persiste hasta nuestros días.

La idea del dólar como «refugio» se ha cultivado a lo largo de los años y está en el ADN de los latinos, pero lo que está claro es que la historia del dólar está entrelazada con la de la inflación, pues su valor afecta el costo de los bienes importados, pero también afecta los productos de fabricación nacional que utilizan materias primas locales y que se vende en el mercado internacional.

Por lo que, un cartón de leche podría subir de precio porque los granjeros locales alimentan a las vacas con granos locales que compran en dólares y es allí donde entra el poder de la especulación, que es la que, en realidad, ha marcado las cartas en juego.

El economista Gabriel Rubinstein, de la firma bonaerense Gabriel Rubinstein & Associados, afirma que las fluctuaciones en el dólar técnicamente solo representan una fracción del aumento de los precios, el resto, explica, es especulativo: “los productores suben los precios por si acaso”, pues, “no se trata solo de tratar de obtener ventaja; es más un instinto de preservación», que al final produce una reacción en cadena que perjudica a los consumidores.

Para Carlos Eduardo González, de 28 años y un migrante de Venezuela, ahorrar en dólares es de sentido común, lo ha estado haciendo desde 2015, primero como cobertura contra la caída de la moneda de su propio país, y ahora como propietario de una tienda que vende productos venezolanos en el barrio bonaerense de Belgrano, «se puede decir que la gente no tiene fe en el peso ahora», como no lo tuvo en el Bolívar.

Fuente
LaNacionEconomiaSinSecretosElUniversal

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