La Agencia Espacial Europea simula el impacto de una tormenta solar extrema: ningún satélite estaría a salvo

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha realizado una simulación de una tormenta solar catastrófica similar al evento Carrington de 1859, considerado el más intenso registrado. El ejercicio, desarrollado en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Alemania, forma parte de los preparativos para el lanzamiento del satélite Sentinel-1D y busca anticipar escenarios de alto riesgo para la infraestructura espacial.
El evento Carrington comenzó con una llamarada solar que, horas después, provocó una eyección de masa coronal que impactó la Tierra. Las consecuencias fueron severas: auroras visibles en zonas tropicales y fallos masivos en las redes telegráficas. Hoy, un fenómeno similar tendría efectos mucho más graves.
Un escenario de alto impacto.
La simulación de la ESA parte de una llamarada solar clase X45, capaz de interrumpir sistemas GPS, radares y comunicaciones en minutos. Luego, una ráfaga de partículas cargadas afectaría la electrónica de los satélites, provocando fallos de memoria y errores en sus sistemas.
El golpe final sería una eyección de masa coronal que, al llegar a la Tierra, desencadenaría una tormenta geomagnética. Esta alteraría la atmósfera, incrementando el arrastre sobre los satélites en órbita baja, lo que elevaría el riesgo de colisiones y reduciría su vida útil. Además, la radiación dañaría componentes electrónicos y materiales sensibles.
Según Jorge Amaya, coordinador de Modelización Meteorológica Espacial de la ESA, “una explosión de esa magnitud no dejaría a ningún artefacto espacial a salvo”.
Preparación y respuesta.
El ejercicio permitió evaluar la capacidad de reacción ante múltiples fallos simultáneos. Gustavo Baldo Carvalho, líder de la simulación, destacó que el entrenamiento reveló brechas operativas y reforzó la necesidad de anticiparse. “No se trata de si ocurrirá, sino de cuándo”, afirmó.
Para mejorar la respuesta ante estos eventos, la ESA trabaja en nuevas infraestructuras como el sistema D3S, una red de sensores que monitoreará el entorno espacial en tiempo real, y la misión Vigil, que observará el Sol desde el punto Lagrange L5 para detectar amenazas con mayor anticipación.




