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¿Quién sacrifica a los periodistas en México?

La corrupción política, sacrifica a los periodistas en México

Apenas en el primer mes de 2022, cuatro periodistas fueron asesinados y dos fueron atacados en México. Desde 1992 ya se sacrifica a más de 142 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación.

Pero, ¿por qué hay tantos asesinatos de periodistas en México y qué se está haciendo para protegerlos?, ¿Por qué se sacrifica a quienes muestran la verdad de la corrupción?

Lourdes Maldonado López llevaba casi un año conduciendo su coche con una lámina de plástico transparente sobre el parabrisas trasero. Ella es una de las que sacrifica su seguridad, para exponer la verdad.

«Sabíamos que las finanzas eran ajustadas, pero no tenía idea de que las cosas estaban tan mal», indica Sonia de Anda. «Si ella hubiera venido a nosotros, podríamos haberla ayudado».

En la primera ocasión, la bala fue solo una advertencia, disparada a través de la puerta de su estrecha calle residencial en la ciudad fronteriza de Tijuana.

Sin embargo, el mes pasado un hombre armado la alcanzó. Otra periodista que se sacrifica una noche.

Gobierno sacrifica a la prensa.
Exponer la corrupción llevó a la muerte de uno de nuestros colegas. Es la angustia de tantos periodistas mexicanos. Porque, no llevamos armas. Solo tenemos un bolígrafo y un cuaderno para defendernos.

Es el gobierno quien sacrifica a la prensa en sus ansias de más y más poder

«El esquema de protección del gobierno se rompió desde sus inicios», indica Sonia de Anda, quien sigue siendo asesora a pesar de sus dudas.

«Fue diseñado sin ninguna recomendación de los periodistas. Más bien, se armó bajo la presión de grupos internacionales de derechos humanos. Y fue simplemente improvisado. Lo inventaron a medida que avanzaban».

Parte del problema, explica, es que la ley en México está abierta a la interpretación sobre quién es un periodista en riesgo y a qué apoyo tienen derecho.

No toma en cuenta las amenazas específicas contra alguien como Maldonado López, quien tenía profundos temores por su propia vida por sus enredos con el ex gobernador del estado de Baja California, Jaime Bonilla.

Bonilla negó cualquier participación en su asesinato. En su funeral en un cementerio de Tijuana, la prensa superó fácilmente en número a los familiares.

Algunos periodistas estaban allí para cubrir el asesinato de uno de los suyos, otros estaban allí para llorar. Pero el hecho dejó a toda la profesión en México en estado de shock.

Después de que Maldonado López y un fotógrafo, Margarito Martínez, fueron asesinados en Tijuana en el espacio de una semana, el presidente López Obrador pasó a la ofensiva.

Culpó de los asesinatos al «neoliberalismo» y sugirió que «pocos periodistas están llevando a cabo el noble trabajo de informar al público». Muchos críticos afirman que es indiferente a la magnitud del problema.

Fuente
PropuestaCivicaNexosPidePágina

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