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Más allá de la legitimidad hay un mal mayor

La controversia se sigue enrareciendo en la conflictiva Venezuela

Es cierto, parece imposible que el gobierno de Venezuela ha permanecido en el poder casi dos años después de haber comenzado el colapso económico del país, la situación política interna, es una especie de demencia, con dos presidentes faltos ambos de legitimidad, es tan desconcertante como la situación diplomática del pequeño, pero al parecer importantísimo país petrolero de Sudamérica.

«Es simplemente desconcertante», afirma el profesor Naunihal Singh, un experto en transiciones de poder y golpes de estado, «No debe ser objetivo e interés de cualquier país, para conseguir desestabilizar hasta este punto y para hacer que muchas personas mueran de hambre».

Una sugerencia sobre del porqué la crisis se haya extendido durante tanto tiempo, se encuentra en la actual y creciente controversia sobre legitimidad de los poderes, y esta también es, sólo la última señal de un bloqueo que asesorara sobre el futuro del país.

Pero el caso es que, aunque Nicolás Maduro, sea el presidente de Venezuela, Juan Guaidó, un legislador de oposición que se ha autoproclamado presidente del país, ha señalado a Maduro ampliamente, sobre la presunta victoria electoral y de pretender ser el líder legítimo de Venezuela, pero esta no es una solitaria posición, ya que otras élites políticas, miles de manifestantes y muchos gobiernos extranjeros lo han apoyado.

En muchas ocasiones, los conflictos como este, a menudo surgen cuando los países enfrentan crisis que pueden desbancar un gobierno, pero no son realmente sobre la legitimidad, dicen los expertos, por el contrario, son elaborados juegos de maniobras y señalización entre jefes militares, líderes civiles y gobiernos extranjeros que tienen el poder para determinar el destino de un país, pero tan sólo es eficaz, si logran suficientemente el arrastre y apoyo necesario.

Cuando los actores poderosos consideran sus opciones, un golpe de estado, un gobierno de unidad, una transición pacífica o el reforzamiento del líder del status quo, eligen lo que asegure sus intereses y les arraigue ganar apoyo suficiente de otros poderosos actores para alcanzar el éxito.

«La legitimidad se usa para envolver un arco en una opción posterior, en lugar de seleccionar la opción», asevera el profesor Singh, la cuestión es que mientras se realiza el juego de tronos mundial sobre el país petrolero, el establecimiento político se fractura y la situación social y económica empeora.

Crisis de Legitimidad.
En los últimos meses, la mesa de la unidad de oposición, se ha ido fragmentando por la divergencia de estrategias a seguir contra el presidente, cada grupo tenía una agenda muy diferente, pero las rupturas ahora han quedado bajo la mesa a través del reconocimiento internacional.

La legitimidad, no es lo único que está en juego en Venezuela

Los gobiernos extranjeros, incluyendo los Estados Unidos y Rusia, tienen agendas conflictivas, de suma cero que les impiden actuar juntos, e incluso el gobierno venezolano y la oposición, que tendrían que ser vendidos ante cualquier nuevo gobierno para su propia subsistencia, siguen divididos en su fuero interno y todavía hay muchos especialmente entre los pobres, que aún apoyan los ideales de Maduro y de su mentor y antecesor, Hugo Chávez.

Y aunque en los derrocamientos la ayuda de los militares, es invaluable y aunque muchos de los altos mandos ya han desconocido la legitimidad de Maduro, otra cifra no demeritoria, ha reiterado su lealtad a él; los líderes como el Chad de Irán y Hosni Mubarak de Egipto, por ejemplo, cayeron del poder cuando suficientes actores poderosos de su país se reunieron para eliminarlos, aprovechando el malestar civil por haber perdido liderazgo.

Los manifestantes que llenaban las calles de Caracas la semana pasada apoyando a Guaidó, retratan a Maduro como ilegítimo, pero por ahora, Guaidó no ha convencido bastante a los seguidores del socialista y a los poderosos que es una alternativa creíble y viable.

Las muchas reivindicaciones transversales pueden hacer difícil establecer una línea clara entre lo que es legítimo o ilegítimo, entre una revolución o un golpe de estado, entre democracia guardada o subvertida, finalmente el resultado es la parálisis del país y la profundización de una crisis que ya ha sacado a casi 4 millones de ciudadanos de Venezuela.

Pero en medio de este maremágnum, el gobierno de Venezuela ha logrado sobrevivir casi dos años después de que su derrumbamiento fue declarado como inevitable ampliamente, pero los ejércitos no son siempre los idóneos para resolver una crisis como la de Venezuela, en muchos casos, extranjeros aliados o mediadores aceleran el paso.

Incluso cuando los ejércitos tienen el poder de decidir el resultado, a menudo buscan la bendición de potencias extranjeras que pueden asegurar que el nuevo gobierno será recibido como legítimo, fue así, cuando Estados Unidos declaró al presidente de Egipto no legítimo en 2011 y los militares tomaran correctamente como una señal de que le podría expulsar sin enojar a los norteamericanos.

Pero Venezuela se debate entre dos conjuntos de los gobiernos extranjeros que buscan cosas muy diferentes, haciendo casi imposible para cualquier líder venezolano o grupo de confianza, ganar aprobación internacional; por un lado, los Estados Unidos y varios países de América Latina, incluyendo Brasil, han declarado a Guaidó como líder interino y en el otro lado están Rusia, China y sus aliados que enfatizan que Maduro es legítimo presidente.

Para los gobiernos extranjeros reconocer a Guaidó, puede apreciarse como una intervención e incluso como un golpe de estado, escogiendo a un líder venezolano, que le sea oportuno a ellos y que esté alineado con sus preceptos.

Pero estos últimos, es decir, los gobiernos extranjeros que apoyan a Guaidó, seguirán en el empeño, para indicar tanto civiles, como militares venezolanos está hartos con el liderazgo actual y que un nuevo gobierno como el del parlamentario es legítimo, pues es importante que los ciudadanos se convenzan que cualquier transición les traerá estabilidad y alivio económico, aunque no sea el más idóneo.

Fuente
RTVEElComercio

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