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La era Milei: La inflación pasa factura a la salud mental

El país sudamericano sufre una de las tasas de inflación más altas del mundo, que afecta a la economía, la sociedad y a sus habitantes

Un escenario de incertidumbre y angustia

Argentina vive una situación de crisis económica y social, que se refleja en el aumento descontrolado de los precios de los bienes y servicios. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación acumulada en los primeros once meses del año fue del 160,2%, la más alta de la región y una de las más altas del mundo.

El mismo organismo señala que el 42,4% de la población vive en situación de pobreza, y que el 10,5% se encuentra en la indigencia.

La inflación afecta a todos los aspectos de la vida de los argentinos, que ven reducido su poder adquisitivo y su capacidad de ahorro. La inflación genera incertidumbre, inestabilidad, desconfianza y frustración, que a su vez afectan a la salud mental de las personas.

Según un estudio de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 75% de los argentinos sufrió algún tipo de trastorno psicológico durante el 2023, y el 40% presentó síntomas de depresión o ansiedad.

La inflación también se suma a otros factores de estrés y malestar, como la pandemia del coronavirus, el desempleo, la inseguridad, la violencia y la polarización política.

La inflación argentina tiene más costo que el económico.
Muchos informan de un aumento de la ansiedad económica.

Prevención, Inflación, atención…

Todos estos elementos generan un clima de tensión y angustia, que se traduce en un aumento de las consultas y las demandas de atención psicológica y psiquiátrica. Según el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, las consultas por problemas de salud mental se incrementaron un 30% en el último año.

La inflación es uno de los principales problemas que debe enfrentar el gobierno de Javier Milei, que asumió la presidencia el pasado 10 de diciembre, con la promesa de revertir la situación económica y social del país.

Sin embargo, las primeras medidas que tomó el mandatario, como la devaluación del peso, el recorte del gasto público y la eliminación de los subsidios, provocaron un aumento aún mayor de la inflación, que superó el 30% en diciembre.

Estas medidas, que según Milei son necesarias para sanear la economía y reducir el déficit fiscal, han generado un fuerte rechazo y malestar en amplios sectores de la población, que se sienten afectados por la pérdida de su poder adquisitivo y de sus derechos sociales.

Movilizaciones, protestas y amenazas

Estos sectores han expresado su descontento y su protesta en las calles, en las redes sociales y en los medios de comunicación, lo que ha aumentado la tensión y la confrontación en el país.

Ante este panorama, el gobierno de Milei ha anunciado que tomará medidas para contener y reducir la inflación, como la apertura de la economía, la atracción de inversiones, la reforma tributaria y la negociación con los acreedores externos.

Sin embargo, estas medidas no parecen ser suficientes ni rápidas para solucionar el problema de fondo, que tiene que ver con la estructura productiva, la distribución de la riqueza, la estabilidad monetaria y la confianza institucional.

Además, el gobierno de Milei ha mostrado poco interés y sensibilidad por el impacto de la inflación en la salud mental de los argentinos, y ha propuesto reducir el presupuesto y la intervención del Estado en este ámbito. El presidente ha manifestado su postura liberal y libertaria, que defiende la libertad individual, el libre mercado, la propiedad privada y la reducción del Estado.

Según Milei, cada persona debe hacerse responsable de su propia vida, y el Estado no debe asistir ni proteger a nadie. Esta postura contrasta con la de los profesionales y las organizaciones de la salud mental, que reclaman más recursos y más políticas públicas para prevenir y atender los problemas psicológicos y psiquiátricos de la población.

Estos actores señalan que la salud mental es un derecho humano y un bien social, que debe ser garantizado por el Estado, y que requiere de una perspectiva integral, interdisciplinaria y comunitaria. Estos actores también alertan sobre las consecuencias sociales y sanitarias de la desatención y el abandono de las personas que sufren trastornos mentales.

Fuente
AljazeeraWikiElDestapeCNNPauta

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