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¿El brillo oculto de nuestra galaxia proviene de materia oscura? Nuevas simulaciones reavivan el debate científico

Desde 2008, el telescopio espacial Fermi de la NASA ha detectado un resplandor de rayos gamma en el centro de la Vía Láctea que sigue desconcertando a la comunidad científica. Este tipo de radiación suele generarse en eventos de alta energía, como explosiones estelares, pero el origen específico de este brillo galáctico aún no está claro.


Dos hipótesis dominan el debate: una apunta a los púlsares, restos de estrellas que giran rápidamente tras explotar; la otra sugiere que el fenómeno podría deberse a colisiones de materia oscura, una sustancia invisible que representa aproximadamente cinco veces más masa que la materia ordinaria del universo.


Durante años, la forma del resplandor —similar al bulbo estelar del centro galáctico— parecía favorecer la teoría de los púlsares. Sin embargo, los astrónomos no han identificado suficientes púlsares capaces de generar el nivel de rayos gamma observado. Ahora, un nuevo estudio liderado por Joseph Silk, físico de la Universidad Johns Hopkins, ha utilizado simulaciones avanzadas para demostrar que la materia oscura también podría adoptar esa forma aplastada, similar a un huevo, y producir el mismo patrón de radiación.


Este hallazgo no confirma la presencia de materia oscura, pero sí refuerza su viabilidad como explicación. Silk estima que hay un 50 % de probabilidad de que el brillo provenga de esta fuente invisible. Si se confirma, sería un avance histórico en la física moderna.


La materia oscura fue propuesta por Fritz Zwicky en los años 30 y respaldada por Vera Rubin y Kent Ford en los 70, al observar que las estrellas en los bordes de las galaxias se movían demasiado rápido para estar sostenidas solo por la gravedad visible. A pesar de décadas de investigación, nunca se ha detectado directamente.


Uno de los principales candidatos para explicar su composición son las WIMP (Partículas Masivas de Interacción Débil), que podrían aniquilarse entre sí y generar rayos gamma. El estudio de Silk simuló la distribución de estas partículas en la Vía Láctea, revelando una forma que coincide con los datos del telescopio Fermi.


La confirmación podría llegar en 2027, cuando el Observatorio de Telescopios Cherenkov (CTAO), en construcción en Chile y España, comience a operar. Este instrumento tendrá mayor resolución que Fermi y podría determinar si el brillo proviene de colisiones de materia oscura.


Aunque algunos expertos, como Tracy Slatyer del MIT, mantienen reservas sobre la correlación entre la forma del bulbo estelar y la materia oscura, el estudio reabre la posibilidad de que las WIMP estén detrás del fenómeno. Para científicos como Nico Cappelluti, de la Universidad de Miami, este misterio sigue siendo uno de los más apasionantes de la astrofísica moderna.


La búsqueda de materia oscura continúa siendo uno de los grandes desafíos del siglo. Si las WIMP están detrás del resplandor, podríamos estar más cerca que nunca de resolver uno de los secretos fundamentales del universo.

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