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Cientos de muertos en la Amazonía

HRW, devela 300 casos de asesinatos por tierra y recursos en la selva

Un informe de Human Rights Watch, HRW, descubrió que más de 300 individuos han sido muertos por mafias criminales durante la última década en conflictos por la tierra y los recursos en la Amazonía, muchas por redes delictivas organizadas que se benefician de la deforestación ilegal, muchos indígenas, líderes sociales y ambientalistas .

De esos casos, solo 14 fueron juzgados en los tribunales, indicó la organización sin fines de lucro en el informe basado en 170 entrevistas, el informe de 169 páginas, concluye que detrás del drama de la deforestación se esconde una historia de violencia y muertos que, se agravó, según Human Rights Watch, con los ataques del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a los grupos a favor del medioambiente en los últimos meses.

«Esto realmente muestra el nivel de impunidad», indicó César Muñoz, investigador principal de HRW, al margen de un evento en Sao Paulo para discutir el informe, «realmente hay un fracaso en la investigación y la rendición de cuentas», ninguno de los muertos se ha redimido.

La oficina del presidente en Brasil no respondió a la solicitud de comentarios y el ministro de medio ambiente, Ricardo Salles, en respuesta al informe, afirmó que el gobierno ha combatido la criminalidad, incluso en la esfera ambiental, señalando la movilización de tropas para combatir incendios ilegales y otros delitos ambientales en las últimas semanas.

Alrededor del 60% de la selva amazónica, considerada una barrera crucial contra el cambio climático, se encuentra en Brasil, pero la destrucción del bosque ha aumentado este año, y el mayor número de incendios desde 2010 ha provocado la condena mundial de las políticas del presidente Jair Bolsonaro, quien aboga por abrir el Amazonas al desarrollo.

HRW viajó a varios estados brasileños entre 2017 y la primera mitad de este año para investigar el informe, que mostró que casi la mitad de los muertos estaban relacionados con la deforestación tuvieron lugar en el estado norteño de Pará.

Muertos en la Amazonía.
En un escenario inquietante, el ministro de medio ambiente, Ricardo Salles rechazó la propuesta de discutir el informe; la ministra de la mujer, familia y derechos humanos, Damares Alves, no le respondió a HRW; y de la titular de agricultura, Tereza Cristina Correa, aún esperan respuesta.

Los 300 muertos, no son más que la punta del iceberg de una cadena de corrupción

La ciudad de Novo Progresso, en Pará, recientemente apareció en los titulares de un «día de fuego», en el que los fiscales sospechan que un grupo coordinado provocó una serie de incendios para quemar bosques y pastos el 10 de agosto.

«En la mayoría de los asesinatos que examinamos, los muertos habían recibido amenazas o habían sido atacadas antes, pero si las autoridades hubieran tomado en serio sus quejas, estas personas podrían estar vivas hoy», afirmó Daniel Wilkinson, director ambiental interino del grupo de derechos.

Bolsonaro ha debilitado a la agencia de cumplimiento ambiental de Brasil, Ibama, ha reducido su presupuesto en un 25% y ha restringido la capacidad de los agentes de campo de incendiar el equipo de los que se encuentran cometiendo delitos ambientales.

Wilkinson señaló que el «asalto de Bolsonaro a las agencias ambientales del país está poniendo a la selva y a las personas que viven allí en un riesgo mucho mayor», Marina Silva, ex ministra de medio ambiente y candidata presidencial, comentó que el informe era evidencia de la reincidencia de Brasil en el medio ambiente, «lo poco que logramos en el pasado ahora se está desarmando», Acotó.

Para lograr sus objetivos, las mafias emplean «hombres armados» que intimidan y, en algunos casos ejecutan «a aquellos que defienden la selva», concluye el documento.

Se trata de las mismas bandas responsables de la tala indiscriminada de árboles y de los incendios que asolan al pulmón del planeta, el documento va un paso más allá y revela la gran capacidad logística de esas mafias, que coordinan a gran escala el proceso ilegal de la tala, el procesamiento y la venta de la madera.

El proceso es tan esquemático como nocivo para el entorno: primero, talan los árboles de maderas nobles, después limpian la zona retirando el resto de la vegetación para, en la época seca, quemarla y más tarde, usan el terreno para ganadería y agricultura y registran la propiedad a nombre de terceras personas.

Para Wilkinson, Brasil necesita afrontar este problema y eso pasa por un Gobierno que tome decisiones y apoye a los defensores, pero «Bolsonaro está haciendo lo contrario» porque «está reduciendo el presupuesto» y «minimizando las consecuencias».

Fuente
CNNFrance24

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