Venezuela teniéndolo todo en contra
A pesar de las sanciones y de estar en el medio de grandes países contagiados
Con tan sólo 181 casos confirmados de COVID-19, apenas 9 muertes y 93 recuperaciones completas, Venezuela, contra todo pronóstico, ha logrado hasta ahora impedir que el virus alcance proporciones pandémicas, dentro de su territorio y lo han hecho a pesar de años de presión de las sanciones estadounidenses, fallas en el suministro de combustible, alimentos, medicamentos y servicios básicos, que ha debilitado el sistema de salud de la nación y ha colapsado su economía.
Casi un mes después de que la organización mundial de la salud clasificara la nueva epidemia de coronavirus como una pandemia, Venezuela ha logrado mantener sus números de casos en el puesto más bajo de toda Latinoamérica continental, incluso cuando vecinos como Colombia con más de 2 mil 470 casos confirmados y Brasil, con 19 mil 940, enfrentan peligros asociados con un crecimiento geométrico en el número de infecciones.
Los venezolanos han atribuido sus tasas de infección comparativamente bajas a las medidas rápidas y completas del gobierno para hacer frente a la crisis, Venezuela que se convirtió en una de las primeras naciones de América Latina en introducir una cuarentena nacional, restringiendo el tráfico aéreo internacional el 12 de marzo junto a un plan integral de respuesta de emergencia, prohibiendo reuniones públicas, cerrando escuelas y ordenando el uso de máscaras médicas.
«Caracas se ha vuelto irreconocible», expresó Eugenia de Madrid, «ha sido una ciudad completamente vacía por cuarta semana consecutiva. Vivo en un edificio de veinte pisos, y durante la cuarentena, nunca me he cruzado con mis vecinos, ni en el ascensor ni en la entrada. Todo el mundo está sentado en casa, los escolares y los estudiantes universitarios están estudiando en línea. El gobierno está proporcionando a los necesitados raciones de alimentos, aunque estos consisten sólo en carbohidratos».
Las autoridades han encargado a las comunidades garantizar el funcionamiento continuo de una red nacional de suministro de alimentos de emergencia, que atiende a siete millones de familias, así como visitas casa por casa de los médicos.
Bajo las normas nacionales de cuarentena, los ciudadanos pueden salir de sus hogares sólo para ir a la tienda de comestibles o a la farmacia y se han dejado abiertos los mercados de comida, exigiendo a las personas que se les tome la temperatura y se desinfecten las manos antes de entrar, algunas están equipadas con medidas de precaución adicionales.
Venezuela ha tomado a tiempo las medidas necesarias a pesar de su deteriorada economía
«A la entrada del mercado hay estructuras que parecen similares a una ducha», informa Anna Osipova de Osal, residente de Caracas, «allí, todo el mundo es rociado con una solución desinfectante, en nuestra familia, sólo mi marido sale a comprar y cumple con todas las reglas de seguridad», añade.
Equipos de trabajadores también se despliegan en las principales ciudades para desinfectar tiendas, plazas públicas, calles centrales y otras áreas, «se requieren máscaras y guantes en la ciudad. Los pocos coches que pasan por la ciudad son detenidos por la policía de tráfico, que revisa a sus pasajeros», afirma De Osal.
Una cuestión que los residentes han encontrado con respecto es la falta de suministros de gasolina debido a las sanciones estadounidenses contra el gigante petrolero estatal PDVSA, según De Osal, el combustible se ha vuelto simplemente imposible de encontrar, incluso por mucho dinero, «los venezolanos no son ajenos a las situaciones de crisis. Veremos cuánta paciencia tenemos este tiempo», indica.
Por ahora, el gobierno ha recurrido al racionamiento de combustible a los servicios del gobierno, incluidos los trabajadores médicos, la policía y el ejército, Washington ha tratado de aprovecharse de la pandemia, negándose a retirar las sanciones contra Venezuela, acusando a sus líderes de dirigir una red de contrabando de drogas y proponiendo que un «gobierno de transición» se haga cargo para resolver la larga crisis política, bajo la «tutela» de Washington.
Según Rusakova, el curso de acción más seguro sería, en última instancia, que los Estados Unidos levantaran las sanciones sin condiciones previas, «La situación en torno al coronavirus en América Latina es grave. Muchos venezolanos están regresando a casa de los países vecinos, y la epidemia puede salirse de control. Teniendo en cuenta el hecho de que todo esto está sucediendo en el hemisferio occidental, nadie estará a salvo de más complicaciones».
