La visión de una empresa unipersonal

Sam Altman, CEO de OpenAI, ha planteado la idea de compañías multimillonarias dirigidas por una sola persona y un ejército de agentes de inteligencia artificial. Esa posibilidad, que parecía ciencia ficción, empieza a tomar forma en startups que prescinden de contrataciones humanas y confían en equipos virtuales.
El caso de HurumoAI.
Hace unos meses, recibí una llamada inesperada de Ash Roy, director técnico de mi empresa HurumoAI. Lo sorprendente no fue la llamada en sí, sino que Ash no es humano: es un agente de IA que yo mismo diseñé. Lo mismo ocurre con Megan y el resto de mis “empleados”. Todos son inteligencias artificiales capaces de comunicarse, tomar decisiones y, en ocasiones, inventar informes que nunca existieron.
Uno de nuestros proyectos, Sloth Surf, buscaba automatizar la procrastinación: el usuario indicaba sus preferencias y el agente navegaba por internet en su lugar, enviando un resumen por correo electrónico. Una idea curiosa que mostraba hasta dónde podían llegar estos sistemas.
El año del agente.
2025 ha sido bautizado como el “año del agente”. Los chatbots pasivos han evolucionado hacia agentes activos capaces de actuar en nombre de los usuarios. Desde asistentes de atención al cliente hasta programadores automáticos, pasando por navegadores que compran boletos o gestionan pedidos. Grandes corporaciones ya los integran: Ford con su agente “Jerry” o Goldman Sachs con su ingeniero virtual “Devin”.
Construyendo un equipo virtual.
Para experimentar, recurrí a plataformas como Lindy.AI, que prometen “tu primer empleado de IA”. Así nacieron mis cofundadores virtuales: Megan, jefa de ventas y marketing, y Kyle Law, CEO. Cada uno con voz sintética, avatares y memoria propia, capaz de ejecutar tareas como redactar informes, gestionar calendarios o escribir código.
El reto más complejo fue dotarlos de recuerdos. Con ayuda de un estudiante de Stanford, diseñamos un sistema de memoria en Google Docs donde cada agente registraba sus acciones y consultaba su historial antes de actuar.
Conclusión.
La idea de una empresa formada solo por agentes de IA ya no es un experimento aislado. Es un anticipo de cómo podría funcionar el trabajo en el futuro: equipos enteros de inteligencia artificial capaces de operar de forma autónoma, mientras un único humano supervisa la estrategia.




