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Venezuela al margen del desarrollo

Luego de casi 10 meses del inicio de la confrontación política nada cambia

En Venezuela siempre existió un pequeño margen entre lo funcional y la catástrofe, si hablamos de los inconvenientes que se han manifestado con los problemas en su red eléctrica, pero los apagones eran ocasionales, nunca tan contundentes, esos inconvenientes del pasado no son nada en comparación con el desastroso colapso de la red eléctrica.

Durante estos veinte años de la revolución bolivariana, se han enfrentado sequías absolutas y deterioro de la red, donde la mala gestión de los empleados de Corpoelec y la subinversión del gobierno, han creado un monstruo de Franqueasteis del eléctrico.

Las compañías de energía eléctrica en Venezuela, siempre han estado bajo el dominio del estado venezolano y en 2007, se centralizaron sus operaciones, se desincorporaron las plantas termoeléctricas y la energía procedente del Guri y de la central Simón Bolívar, se ocupó de todo, y es entonces cuando las tribulaciones eléctricas realmente comenzaron, porque al margen de todo lo anterior, la naturaleza no estaba de acuerdo.

Muchos expertos de oficio, han advertido durante el último año del inminente colapso, pero para algunos estados, como el Zulia, que está ubicado al final del sistema interconectado nacional, la desincorporación de sus 4 plantas termoeléctricas, lo ha dejado sufriendo un horrible racionamiento eléctrico durante años.

Todo cambió el 7 de marzo de 2019 a las 4 de la tarde, cuando de un plumazo, se incendiaron dos subestaciones en lugares diferentes y una turbina dentro del gurí falló al mismo tiempo, lo que ocasionó la caída de casi 6 días de la energía eléctrica para todo el país.

Al Margen del Desarrollo.
La que una vez fue la cuna de la tecnología y punta de lanza latinoamericana de innovación, se ha quedado al margen en el último año, teniendo a los venezolanos persiguiendo los alimentos y las pocas horas de luz, en vez de pensar en algún plan para su desarrollo.

Los venezolanos se han quedado al margen del desarrollo, peleando por encontrar alimentos y agua

Todo el país fue arrojado a la colonia en un instante, y como se esperaba, todo el país en pleno culpó al presidente Nicolás Maduro, mientras este dirigía su dedo hacia los disidentes de Juan Guaidó y a sus benefactores norteamericanos, y aunque se han ofrecido explicaciones no oficiales, nada más se ha sabido y al margen de lo ocurrido tan sólo se señala el Golpe electrónico o el ciberataque.

El país parecía como un pueblo fantasma, no se podía escuchar nada, ni disparos o alarmas que a menudo se escuchan durante la noche, el silencio lo llenaba todo, desde las caras de los venezolanos, hasta las informaciones del gobierno y los partes oficiales al margen de lo que ocurría, hablaban con optimismo de la recuperación, pero todos colectivamente atravesaban un extraño aislamiento masivo.

Víctima de la falta de electricidad, todo colapsó, la distribución del agua se interrumpió, y todos buscaban desesperadamente el vital líquido en todas partes; también se detuvo el suministro de combustible y las telecomunicaciones, lo que trajo la desconexión de la red bancaria lo que finalmente desató el infierno.

Pero 8 meses después del apagón más largo en la historia de Venezuela, la energía sigue siendo errática, y cuando la electricidad apenas se había recuperado una segunda y una tercera y una cuarta serie de largos apagones azotaron el país, por lo que han continuado fallando, la televisión, la internet y la telefonía.

En el último mes, se habría filtrado extraoficialmente, que para inicio de noviembre y como regalo para la “Navidad Feliz” anunciada por Maduro, estaría resuelto el problema, pero al margen de la verdad, la calamidad está lejos de terminar, de inmediato, comenzaron a arder de forma espontánea subestaciones claves en todas las regiones y el presidente anunció que el poder se racionaría durante treinta días.

Durante mucho tiempo, Caracas no tuvo que lidiar con apagones ni escasez de agua, su prerrogativa como sede del poder de la nación, la mantenían al margen de todos los sucesos, pero desde el apagón han entrado al redil la capital y sus ciudades satélites.

El país después de la grave escasez que comenzó en marzo de 2019, muchos en Venezuela han optado por recoger agua de los aires acondicionados, de la lluvia e improvisar pozos profundos para conseguir saciar su sed, pues las bombas de agua de la nación no pueden funcionar sin energía, y los apagones constantes también han interrumpido su proceso de inicio, lo que complica las cosas.

El colapso de la red eléctrica en marzo de 2019 marcó el inevitable inicio de los problemas, pues durante todo el año, los venezolanos quedaron a merced de los especuladores, que encarecían los alimentos, el agua, el gas y hasta el propio efectivo, que disparó la inflación de 800% a más de 3 millones.

Y aunque la energía se ha vuelto relativamente estable con racionamientos aproximadamente ordenados, los apagones esporádicos y fluctuaciones en el poder aquí y allá ya son acostumbrados, pero como la revolución debe mantenerse a flote a toda costa, ya todos están casi acostumbrados a esta precaria vida, al margen de cualquier tipo de desarrollo.

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