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Un Libertador en el siglo XXI

Hace 237 años, nació uno de los personajes que dividió la historia americana en dos partes

A mediados del año de 1738, cuando en la regencia de la capitanía general de Venezuela, antes Nueva Granada, nace en una casa orgullosamente rica del centro de Venezuela, Simón Bolívar, quien a sus 30 años condujo los destinos de la mayor parte de los pueblos españoles de ultramar y los convirtió en republicas autónomas. Muchos de estos pueblos aún se encuentran hambrientos de libertad, de derechos sociales y de igualdad, por ello muchos afirman que la espada del Libertador de América, aún no se ha enfundado.

Al igual que en ese entonces, los pueblos latinoamericanos se encuentran sumidos en sus miserias. Doscientos años más tarde, son los mismos actores quienes con ansias desmedidas y por el simple hecho del enriquecimiento y el hambre de poder, mueven sus tentáculos dentro de la política latinoamericana en contra de los sueños del Libertador.

El Libertador, fue un soldado sudamericano fundamental en las revoluciones del continente contra el imperio español. Muy pronto en su vida decidió sumergirse en el ámbito político en Europa y poco más tarde, cuando Francia invade a España en 1808, se involucró en el movimiento de resistencia y jugó un papel clave en la lucha hispanoamericana por la independencia.

A pesar que Bolívar, junto con Sanmartín, Santander, De la Mar y muchos otros independentistas, lograron en un principio la autodeterminación de Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Colombia, enfrentaron una política arraigada por más de 300 años. Y el ideario del Libertador no cuajó la Gran Colombia.

La oposición al cambio de régimen y del estándar cultural y económico no fue bienvenido. Así como sucedió durante el principio de este milenio cuando la Marea Rosa, que encabezó Hugo Chávez y otros representantes de la izquierda suramericana, no pudo calar en las conciencias de quienes estaban de acuerdo y felices con el modelo establecido en la región.

Bolívar El Libertador.
Enemigos políticos y ex compatriotas militares conspiraron contra el ideario del Libertador. Las naciones que quería unir en una fuerte confederación no se veían a sí mismas como hermanos, sino como rivales de un poder centralizado. A largo plazo, Bolívar perdió la batalla por la unidad latinoamericana y la Gran Colombia se sumió en la oscuridad de los tiempos.

Las ideas del Libertador, disruptivas no se consolidaron y el peso de la historia las desfiguró en media docenas de repúblicas

Hoy en día, el legado de Bolívar se puede ver en la multitud de estatuas y plazas de plazas que tienen su imagen en América del Sur y del Norte.

Varias ciudades y pueblos en todo el mundo se nombran en su honor y las estatuas y carreteras que llevan su nombre se pueden encontrar en una variedad de lugares internacionales, incluidos Egipto, Australia y Turquía.

Pero el verdadero legado al que se debe acudir en este tiempo, nunca ha llegado a cristalizarse. Nunca existió a quien pasar el testigo del ideario del Libertador.

200 años y cientos de presidentes más tarde, aun la región sigue esperando un líder que los represente, que los conozca, los entienda y los implique.

Un Libertador que los defienda de leyes que los coaccionan, que les quitan las oportunidades y que los sumergen en la miseria. Latinoamérica hoy en día, pide a gritos un Libertador, un movimiento, una revolución. Quizás dentro de la derecha y fundamentada en el nacionalismo o quizás de izquierda y con el amparo del pacto social.

Pero lo que más necesita y pide vehemente, es que la quieran y la respeten, que amparen sus reservas naturales, a sus indígenas, a sus recursos y que garanticen la posibilidad de desarrollo humano en primeras instancias. Otorgándoles “La mayor suma de felicidad posible”, según decía Simón Bolívar.

Fuente
PeopleCervantesAméricasQuartErlyNatGeo

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