Medios insisten en que los socialistas buscan violentar a los pacíficos manifestantes
Los medios de comunicación de la oposición boliviana, han estado registrando falsos positivos de presuntos ataques de partidarios socialistas del presidente Evo Morales contra supuestos manifestantes pacíficos en las calles de La Paz. Estos ataques, ocurrirían cerca de «cientos» de policías que, según los informes, se quedaron sin hacer nada.
Evo Morales ha sido presidente de Bolivia desde 2006, el jefe de estado con mayor antigüedad en el hemisferio occidental y hoy sigue siendo presidente después de forzar un límite constitucional a los límites del mandato a través del sistema judicial en 2017 y ganar las elecciones del 20 de octubre este año.
Los bolivianos votaron en contra de los límites de término en un referéndum nacional de 2016, pero esto no afectó al líder cocalero, que pidió un recurso de interpretación, y se fundamentó en los derechos humanos, para refutar la decisión. El tribunal finalmente le dio la afirmativa a Evo y se presentó a elecciones para su cuarto mandato.
La oposición encabezada por Carlos Mesa, organizó protestas en varias de las ciudades más grandes del país y los manifestantes señalaron que, incluso sin tener en cuenta el hecho de que la constitución le prohibió postularse antes de la intervención judicial, Evo parecía estar derrotando por poco al oponente Carlos Mesa antes de que la comisión electoral cerrara abruptamente un conteo electrónico.
Cuando se reanudó el conteo, Evo Morales ganó decisivamente, evitando las elecciones de segunda vuelta por mandato constitucional a las que parecía dirigirse antes de la extraña pausa en el conteo.
Medios bolivianos, han estado publicando imágenes de supuestos asaltos en las protestas en Facebook, tomadas por periodistas en vivo, en la escena que declaró repetidamente que los mineros se habían organizado para atacar a los manifestantes en nombre de Evo.
Uno de los videos, muestra a un hombre sangrando de la nariz a plena luz del día, escoltado por otros manifestantes en algún lugar cercano a la protesta, mientras el periodista que filma, afirma: «Así es como son los mineros que defienden a Evo, los mineros están haciendo esto y la policía no está haciendo nada».
La auditoría de la OEA, podría poner punto final a las manifestaciones o al gobierno de Evo
Desde mediados de la pasada semana, la policía comenzó a actuar, según los informes, disparando gases lacrimógenos contra los manifestantes después de que una protesta que comenzó a dispersarse, el gas lacrimógeno voló cerca del edificio del congreso boliviano y la sede del gobierno.
La actividad policial «continuó más allá de la medianoche en esta área, donde hubo una afluencia notable de personas debido a las celebraciones del día de los muertos, que se sorprendieron por los incidentes», informó otro medio local.
A pesar de las imágenes de La Paz, los enfrentamientos más violentos de la semana pasada, ocurrieron en la ciudad de Montero, estado de Santa Cruz, donde casi 50 manifestantes opositores resultaron heridos y donde dos hombres, Mario Salvatierra y Marcelo Terrazas, fueron declarados muertos.
«La mayoría de los heridos que llegaron a clínicas y hospitales mostraron lesiones producidas por armas de fuego, puñaladas, quemaduras y conmociones cerebrales», anunció un trabajador que representa la red de salud de la ciudad a los medios informativos.
Otros publicaron videos de Montero que parecía mostrar a los izquierdistas buscando simpatizantes de Morales en previsión de protestas, un gran grupo de miembros del partido de Morales, el movimiento hacia el socialismo, MAS, también marcharon a la ciudad, lo que implica que no eran locales.
La industria minera ha apoyado tradicionalmente a Morales, otro periódico boliviano, señaló que muchos otros de la industria, sin embargo, se unieron a agricultores, estudiantes universitarios y otros de diversos campos de la política boliviana para protestar en La Paz, Cochabamba, Trinidad, Sucre y muchas otras ciudades.
Según los informes, la protesta de La Paz exigió nuevas elecciones, incluido el rechazo de Carlos Mesa como candidato de la oposición, según estos informes, los manifestantes de Cochabamba también corearon: «Ni Mesa ni Evo Morales».
Las personas participan en un foro abierto convocado por el comité nacional de defensa de la democracia, CONADE, en la segunda semana de huelga cívica contra los resultados de las elecciones del 20 de octubre en La Paz el 31 de octubre de 2019.
La misión de la organización de estados americanos, OEA, comenzó su auditoría de la disputada elección presidencial boliviana que resultó en el cuarto mandato para el presidente Evo Morales y que provocó los disturbios mortales de las últimas semanas.
Miles tomaron las calles de nuevo el viernes para comenzar el mes de noviembre con protestas en las mismas ciudades y La Paz una vez más vio la construcción de barricadas policiales para evitar un mayor número de manifestantes.
Morales se ha referido repetidamente a las protestas como un «golpe de estado» y el pasado jueves, se refirió a las muertes en Montero, señalando que «lamentaba» los incidentes y reafirmando que creía que su victoria era honesta.
“Lo peor es cómo tratan de anular las elecciones. Estamos informados, el primer golpe de estado ha fallado gracias al pueblo boliviano”, indicó Morales, «dado que fallaron hace dos días, ahora están tratando de convocar una protesta nuevamente».
La OEA, no ha contradicho las afirmaciones de Morales de una elección libre y justa, aunque, «el informe provisional de la misión de la OEA, ha identificado deficiencias sustanciales en el proceso electoral, en particular la interrupción inesperada de la publicación de los resultados de la votación, que socavan la credibilidad y transparencia necesarias», se leyó en una declaración del grupo una semana después la votación.
La OEA anunció el jueves que había comenzado una auditoría sobre las elecciones, enviando «unos 30 especialistas y auditores internacionales» a La Paz para encontrar cualquier evidencia existente de fraude.
El equipo, expresó que la OEA, se centrará en «la verificación del recuento de votos, incluidas las hojas de conteo, las boletas y los votos; la verificación del proceso, incluidos los asuntos relacionados con la informática; el componente estadístico y de proyección, así como la cadena de custodia de las urnas».
