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Chilenos se encuentran en modo crisis

La incertidumbre y la falta de esperanzas, se mezclan a la frustración generalizada en Chile

Cuando el tsunami de disturbios durante la crisis se extendió a todas las zonas de Santiago en octubre, muchos se vieron divididos entre la simpatía por los manifestantes y la frustración por el daño que les estaban haciendo a sus negocios, los chilenos están atrapados por la incertidumbre, suspendida entre las esperanzas de progreso y la frustración por una solución política difícil de alcanzar.

Luego del toque de queda de una semana, una sucesión continua de manifestaciones y batallas callejeras, y una espera de 19 días han mantenido a cientos de chilenos sumidos en la desesperanza y la crisis, y dos meses después de que Chile pasó de una calma ilusoria a un estallido de ira, todavía no hay señales de que la vida esté a punto de volver a la normalidad.

Después de un acuerdo el mes pasado, en medio de la crisis, entre los partidos políticos, el país celebrará el próximo año un referéndum sobre la redacción de una nueva constitución, una de las principales demandas de los manifestantes.

La ira generalizada aún late a causa de la desigualdad, la exclusión social y el alto costo de la educación y la atención médica y los manifestantes continúan reuniéndose en todo el país todos los días, y la violencia que mantiene la crisis, a menudo estalla al anochecer.

Los chilenos se han encontrado en un estado de incertidumbre, suspendido entre las esperanzas de progreso y la frustración por una solución política que parece estar fuera del alcance, “De alguna manera, esta protesta ha sido un carnaval y una liberación, trayendo euforia y un exceso de emociones», afirmó la psicoanalista Constanza Michelson.

“Pero para muchas personas también existe una ansiedad progresiva: los seres humanos no están diseñados para resistir tanta incertidumbre. Mentalmente, nos pone en modo de crisis… Hay un enorme déficit en términos de atención de salud mental en nuestro país, y hacer que los viajes diarios de las personas sean más largos y más estresantes inevitablemente va a pasar factura», añadió.

Algunos chilenos que viven cerca de la Plaza Italia de Santiago, foco de las protestas, han pedido permiso de ausencia para tratar la depresión, luego de ver sus vecindarios destruidos y con grafitis, pues la crisis a todos les afecta, y estés o no de acuerdo con las demandas del movimiento frente a un gobierno que no los escucha, todos se han quedamos con este endurecedor sentimiento de impotencia.

Crisis Chilena.
El domingo, 2 millones de chilenos votaron en una consulta no vinculante que mostró que el 91% de los encuestados estaban a favor de redactar una nueva constitución.

La crisis de desigualdad, tiene bases profundas aun que los chilenos se resisten a los cambios

Según el ministerio de Salud de Chile, el número de personas que recibieron licencia médica del trabajo por problemas de salud mental, durante la crisis, aumentó un 22% durante las primeras cinco semanas de protestas.

En algunas partes del país, la vida ha recuperado un cierto grado de normalidad, pero las rutinas diarias todavía se ven interrumpidas por paros en el transporte, la casi parálisis del sistema universitario y focos de vandalismo y violencia en partes de las ciudades.

Para muchos, el estrés de cada día se ve agravado por el impacto financiero de la crisis y según el gobierno, casi 15 mil empresas han sido afectadas por el movimiento, más de la mitad de las cuales han sufrido daños a su propiedad.

Los ataques incendiarios han destruido edificios históricos en ciudades del largo de Chile, y ha habido incidentes de saqueo y crímenes oportunistas, otros tantos han luchado para conciliar su entusiasmo por el movimiento con el daño que ha causado en sus negocios, obligándolos a reducir las horas de sus empleados.

Las emociones son mixtas y muchos han estado en estado paranoico, durmiendo mal y preocupándose de que suene el teléfono para recibir mensajes de que sus tiendas han sido saqueadas, es la incertidumbre lo que te lleva al final.

Las grandes marchas se han vuelto menos frecuentes, pero la corriente de ira que las impulsó aún no se ha disipado y en el centro de Santiago, la brisa todavía tiene un olor a gas lacrimógeno, y la estatua del héroe del siglo XIX Manuel Baquedano en la Plaza Italia sigue siendo un punto focal para los manifestantes.

Algunos de los que se unieron a las manifestaciones el 18 de octubre se han alejado de los enfrentamientos en la calle para retomar los compromisos cotidianos y otros permanecen totalmente comprometidos.

Pero a medida que el movimiento de protesta tartamudea, aquellos que habían depositado sus esperanzas en un cambio dramático pueden encontrar que la eventual caída será severa, durante el pasado, las personas no tenían una causa para identificarse, pero ciertamente ahora sí, ¿Cómo y por qué volverían a la vida de antes de las protestas?, ya están demasiado comprometidos.

Fuente
LibreMercadoAmericaEconomiaXinhuaNet

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