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Crece la anarquía en Brasil en medio de la campaña electoral

Jair Bolsonaro recibió una herida por arma blanca durante un mitin proselitista

Esta nota originalmente tenía como fin, comentar el ataque al candidato de la extrema derecha brasilera Jair Bolsonaro, pero en vista que han pasado dos años desde la destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil cuando 61 senadores pisotearon la voluntad política expresada en las urnas por los 54 millones de brasileños que la habían elegido, desde entonces, el gobierno ilegítimo dirigido por Michel Temer ha mostrado sus verdaderos colores con las políticas de austeridad de línea dura, lo que ha traído un descontento generalizado, que se acrecentó con la detención ilegal de Luiz Inácio Lula da Silva y la negativa de la corte suprema de permitirle presentarse a la próxima elección en Brasil.

Lula está cumpliendo una sentencia de 12 años por corrupción y lavado de dinero, aunque cabe destacar que nunca se han presentado pruebas de tales hechos, cosa que el pueblo brasilero sabe, el tribunal también lo prohibió de los anuncios de campaña y a pesar que su defensa ha apelado la decisión en varias oportunidades la decisión del tribunal supremo, la posición penalizadora de la política en Brasil, es reflejo de la parcialidad de la calle a favor de Lula y en contra de los gobiernos de derecha.

Pero a pesar de no tener ningún mandato, el gobierno de Temer ha revertido los programas sociales que sacaron a 40 millones de personas de la pobreza y sus políticas han sumido a la economía en una crisis más profunda, han dañado los servicios públicos y han deteriorado los niveles de vida de millones, esto ha estado acompañado por la persecución en curso del ex presidente Lula y un aumento de la violencia y la represión contra los sindicatos, los movimientos sociales y otras fuerzas progresistas.

Por lo tanto, tal vez no sea sorprendente que las calificaciones de aprobación de Temer estén en cifras únicas, pues el apoyo de los millones de brasileños que se resisten a estos ataques en curso contra la democracia y el progreso social siguen estando al que está desde de las rejas, Lula, el enormemente popular y dos veces ex presidente izquierdista y líder sindical, lidera las encuestas en las elecciones presidenciales más impredecibles y polarizadas de Brasil en décadas, la decisión de prohibir su candidatura juega en favor del candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, segundo en las encuestas y sin Lula.

Bolsonaro, Lula y la Anarquía.
Los analistas dijeron que el incidente podría alimentar la narración de Bolsonaro de que Brasil está en caos y necesita una mano firme para estabilizarlo.

Bolsonaro dijo recientemente que los miembros del partido de los trabajadores deberían ser fusilados

Por lo que no es extraño que en este maremágnum de odios y realidades Jair Bolsonaro, el candidato de extrema derecha que encabeza las elecciones en la carrera presidencial de Brasil, se encuentra en una situación grave, después de haber sido apuñalado durante su campaña apenas un mes antes de las elecciones, Bolsonaro fue trasladado al hospital Santa Casa de Misericordia en la ciudad de Juiz de Fora, a unos 200 km al norte de Río de Janeiro, luego de ser apuñalado por un hombre que corrió hacia él mientras lo llevaban a hombros partidario a través de la multitud.

La herida del cuchillo fue profunda, cortando una vena en su abdomen y causando otras dos lesiones en sus intestinos, explicó el cirujano Luiz Borsato, en una conferencia de prensa transmitida en la página de Facebook del hospital, «el paciente ahora está en cuidados intensivos. Naturalmente, es un estado grave debido a la magnitud del trauma, pero él es estable», afirmó Borsato, el galeno informó que Bolsonaro ahora estaba consciente y había reconocido a sus hijos.

Jair Bolsonaro, no es el más querido y es considerado el Trump tropical que anhela días de dictadura, y es que el candidato presidencial brasileño de extrema derecha ahora herido es un ex paracaidista conocido por atacar a mujeres, negros, homosexuales, indígenas y extranjeros, que es una figura polarizadora en una campaña electoral impredecible, ha elogiado en público a Pinochet, ha expresado su apoyo a los torturadores, y ha pedido que se fusile a los opositores políticos, lo que le ha valido la etiqueta de «el funcionario electo más misógino y odioso en el mundo democrático».

Pero el creciente crimen violento, la ira por los repetidos escándalos de corrupción y una operación eficiente de las redes sociales lo han ayudado a obtener apoyo, y ahora es segundo en las encuestas después de que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, a quien se le prohibió presentarse, «para sus seguidores, Bolsonaro representa la ley y el orden y es un mensaje muy convincente en un país con 60 mil homicidios al año y el mayor escándalo de corrupción jamás detectado en ninguna parte de Latinoamérica», explicó Brian Warner, editor en jefe de Americas Quarterly.

Dilma Rousseff, provocó algo de enojo cuando sugirió que los puntos de vista extremistas de Bolsonaro podrían haber provocado el ataque, «cuando plantas odio, cosechas tormentas eléctricas», dijo en una entrevista con el periódico Folha de San Paulo, el mayor Flavio Santiago, un portavoz de la policía, afirmó que tales ataques contra candidatos de alto perfil eran poco frecuentes en Brasil, «los candidatos en este proceso político de acercarse a su público, tienen su seguridad y la policía está allí», afirmó, «en Brasil no tenemos la cultura de este tipo de ataque, donde alguien puede romper la seguridad y atacar a un candidato».

Sin embargo, la violencia política está en aumento en Brasil y ya en marzo, Marielle Franco, concejala de la ciudad de Río de Janeiro para el partido izquierdista socialismo y libertad fue asesinada junto con su conductor Anderson Gomes en un crimen que aún no se ha resuelto y ese mismo mes, dos autobuses en una caravana de campaña para el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva fueron alcanzados por disparos y aunque Lula no estaba con el convoy en ese momento, se denota de gran manera que la violencia ha entrado en la política en Brasil, al igual que la penalización, la injusticia y la anarquía.

Fuente
DiarioLasAmericas

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