El domingo introdujo al ejército dentro del palacio legislativo, para lograr la aprobación de un préstamo
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ordenó a los militares entrar en el palacio legislativo el domingo pasado, para exigir que los legisladores aprobaran su solicitud para obtener un préstamo destinado a reducir los estremecedores niveles de violencia de pandillas en el país centroamericano.
Decenas de tropas armadas entraron en el edificio de la asamblea, para exigir que los legisladores voten a aprobar un préstamo de 109 millones de dólares destinado a mejorar los equipos de la policía y otras fuerzas de seguridad en su lucha contra la violencia entre pandillas, algunos de los nuevos equipos incluirían vehículos policiales, uniformes, equipos de vigilancia y un helicóptero.
El Salvador tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo, lo que llevó a Bukele a lanzar una iniciativa conocida como plan de control territorial, según datos de la policía nacional civil de El Salvador, la tasa promedio diaria de asesinatos disminuyó de 9,2 en mayo de 2019, el mes antes de que Bukele asumiera el cargo, a 3,8 para el mes pasado.
Bukele ha atribuido esta caída a la implementación de su plan que, implica en gran medida la mejora del equipo, la mayoría de los congresistas no asistieron al debate durante el fin de semana para discutir la legislación que permitirá a Bukele implementar la tercera fase para El Salvador.
Los diputados, tanto de la derechista opositora alianza republicana nacional, ARENA, como del izquierdista frente Farabundo Martí para la liberación nacional, FMLN, han expresado su preocupación por el tamaño del préstamo y la justificación de Bukele para muchos de los gastos incluidos dentro de ella.
Bukele utilizó amenazó a la asamblea legislativa de El Salvador para forzar la aprobación del préstamo
Después de que el número de asistentes no alcanzara el quórum, Bukele pidió a sus partidarios que tomaran las calles en protesta y, en consecuencia, alrededor de 50 mil personas, asistieron a una manifestación pro Bukele el domingo, dirigiéndose a sus partidarios fuera del parlamento, Bukele dio a sus oponentes una semana de plazo para aprobar la legislación antes de intensificar sus esfuerzos expulsándolos del parlamento.
«Si quisiéramos presionar el botón, presionaríamos el botón», indicó, haciendo referencia a la eliminación de los legisladores, «pero le pregunté a Dios y Dios me dijo: paciencia, paciencia, paciencia. El 28 de febrero de 2021 todos estos canallas se dirigirán a la puerta, sí no aprueban el plan de control territorial, los convocaremos aquí el domingo».
Los métodos de Bukele han atraído la condena internacional, con los críticos comparándolo con el comportamiento de un dictador autoritario, y el grupo de derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Washington, denunció la medida como una «exposición de fuerza bruta» y pidió una reunión de miembros de la OEA.
La comisionada de derechos humanos de las naciones unidas, Michelle Bachelet, pidió «el diálogo y el pleno respeto de las instituciones democráticas para garantizar el Estado de derecho, incluida la independencia de las ramas del poder público», más, sin embargo, en un mensaje a la comunidad internacional el lunes, Bukele insistió en que tenía el respaldo de los salvadoreños.
«El Salvador está dominado por los bandos de la guerra civil, estos dos bandos continúan con la corrupción y negocian con grupos criminales. Hay vídeos de ellos negociando vidas a cambio de votos. La gente ya se ha cansado de esto y su presidente siente lo mismo».
