Ciencia y SaludCuriosidadesInternacionalesTecnologia

Dormir plácidamente, quizás soñar

Durante el periodo de sueño ocurre un increíble viaje a los confines de la mente

Al dormir, nuestro cerebro altera profundamente su comportamiento y propósito. Por un tiempo, oscurece nuestra conciencia. Nos paralizamos casi por completo y ni siquiera podemos estremecernos. Sin embargo, nuestros ojos, se mueven periódicamente tras los párpados cerrados como si estuvieran viendo. Mientras, los pequeños músculos de nuestro oído medio, incluso en silencio, se mueven como si oyeran. Estamos estimulados sexualmente, tanto hombres como mujeres, repetidamente, incluso a veces volamos y nos acercamos a las fronteras de la muerte, pero solo dormimos.

Alrededor del año 350 AC, Aristóteles escribió un ensayo llamado, «sobre el sueño y el insomnio». En el que se preguntó, que hacíamos y por qué. Durante los siguientes 2 mil 300 años nadie tuvo una buena respuesta. Fue sólo hasta el año 1924, cuando el psiquiatra alemán Hans Berger inventó el electroencefalograma. El aparato, que registra la actividad eléctrica en el cerebro, y el estudio del sueño pasó de la filosofía a la ciencia.

Sin embargo, solo en las últimas décadas, las máquinas de imágenes permiten vislumbres más profundos. Mientras, se destrama el funcionamiento interno del cerebro, se aborda una respuesta convincente a Aristóteles. Todo lo que hemos aprendido sobre el sueño enfatiza su importancia para nuestra salud mental y física.

Dormir, es la mitad de nuestro patrón de sueño-vigilia. Una característica central de la biología humana. Y una adaptación a la vida en un planeta que gira, con su interminable rueda de día y de noche. En 2017, el Premio Nobel de medicina, se otorgó a tres científicos que, identificaron el reloj molecular de las células. Uno que apunta a mantenernos sincronizados con el sol. Cuando este ritmo circadiano se descompone, según recientes investigaciones, tenemos un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes, las enfermedades cardíacas y la demencia.

Dormir, quizás soñar.
El sueño juega un papel fundamental en el aprendizaje, y de hecho durante la infancia y la juventud es clave en la asimilación y aprendizaje de conocimientos.

Cuando entramos en somnolencia previa a dormir estamos en un estado de relajación donde las ondas alfa inundan el cerebro

En una buena noche, hacemos un ciclo de cuatro o cinco veces a lo largo de varias etapas de sueño. Cada una con distintas cualidades y propósitos, un descenso serpentino y surreal en un mundo alternativo.

Etapas 1-2 del sueño

Cuando caemos en el sueño, nuestro cerebro se mantiene activo e inicia su proceso de edición, decidiendo qué recuerdos conservar y cuáles arrojar.

La transformación inicial ocurre rápidamente, pues al cuerpo humano no le gusta estancarse entre estados, persistiendo en las puertas. Preferimos estar en un reino u otro, despierto o dormido, así que apagamos las luces y cerramos los ojos. Sí nuestro ritmo circadiano está vinculado al flujo de la luz del día y la oscuridad. Sí la glándula pineal en la base de nuestro cerebro bombea melatonina. Esto indica que es de noche, cuando una serie de otros sistemas se alinean. Mientras, nuestras neuronas rápidamente entran en acción y nos llevan a la siguiente etapa.

Etapas 3-4 del sueño

Entramos en un sueño profundo, parecido al coma. Que es tan esencial para nuestro cerebro como la comida para nuestro cuerpo, es un momento para la limpieza fisiológica, no para soñar.

El sueño, definido como un comportamiento marcado por una capacidad de respuesta disminuida y movilidad reducida que se altera fácilmente. Diferente a la hibernación o el coma. Existe en criaturas sin cerebro en absoluto, esto implica que el sueño es antiguo y que su función original y universal. Pero, no consiste en organizar recuerdos o promover el aprendizaje. Sino más bien, en la preservación de la vida misma, evidentemente. Esta, es una ley natural que una criatura, sin importar el tamaño, no puede acelerar a toda velocidad las 24 horas del día.

«Estar despierto es exigente», afirma Thomas Scammell, de la facultad de medicina de Harvard. «Tienes que salir y superar a todos los demás organismos para sobrevivir. Y las consecuencias son que necesitas un período de descanso para ayudar a las células a recuperarse». Esto ocurre en estas etapas, donde se desarrolla un estado de estabilidad con el que el cuerpo se deshace de las toxinas. Mientras, se reconforta con endorfinas.

Etapa de sueño Rem

En un estado salvaje de psicosis, estamos soñando, estamos volando, y estamos cayendo. Lo recordemos o no, también estamos regulando nuestro estado de ánimo y consolidando nuestros recuerdos.

El sueño ocular rápido, o REM, se descubrió en 1953, más de 15 años después de que las etapas 1 a 4 hubiesen sido mapeadas. A través de la investigación de Eugene Aserinsky y Nathaniel Kleitman en la universidad de Chicago. Antes de eso, debido a su patrón poco destacable en los primeros EEG, este período solía considerarse como una forma variante de la etapa 1. Y no particularmente significativo, pero una vez que se documentó el distintivo movimiento de los ojos. Además de la congestión de los órganos sexuales que siempre lo acompaña. Y se entendió que prácticamente todos los sueños vívidos tienen lugar en esta fase, la ciencia del sueño se puso patas arriba.

Y cuando al dormir, comenzamos nuestra primera sesión REM, se desboca el instrumento más elaborado y complejo que se conoce en el universo es libre. Ahora, hace lo que desee, se auto-activa y sueña, se podría decir, es el tiempo de juego del cerebro. Algunos teóricos del sueño postulan que el sueño REM es cuando somos más inteligentes, perspicaces, creativos y libres, es cuando realmente la mente cobra vida. «El sueño REM puede ser lo que nos hace más humanos, tanto por lo que hace para el cerebro. Y el cuerpo, como por la experiencia pura de ello», afirma Michael Perlis.

Tal vez, entonces, hemos estado haciendo la pregunta incorrecta sobre el dormir, desde Aristóteles. La verdadera maravilla no es por qué soñamos, es por eso que, con una alternativa tan increíble disponible, ¿nos molestamos en mantenernos despiertos?. La respuesta podría ser que tenemos que prestar atención a los principios básicos de la vida, respirar, comer, aparearse y pelear. Sólo para asegurarnos de que el cuerpo esté completamente preparado para dormir.

Fuente
Gizmodo

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Translate »
error: