Venezuela después del intento de golpe

El país sudamericano se sumerge en una crisis política

Cuando el golpe se lanzó precipitadamente 30 de abril temprano, las deserciones del régimen no llegaron a materializarse y Nicolás Maduro se mantuvo en el poder en Venezuela, y el gobierno de Estados Unidos parecido que había calculado mal, el video que apareció el martes por la mañana tenía el aspecto de la historia de una fabricación.

Y en la luz violeta del amanecer, mostró un grupo de hombres armados y un vehículo militar en una carretera que conduce a la base aérea La Carlota en el este de la capital de Venezuela, Caracas.

En el primero plano, estaba parado Juan Guaidó, cabeza de la asamblea nacional, reconocida por los países más occidentales como el líder legítimo de Venezuela, declarando la «fase final de la operación libertad» con oratoria destinado aparentemente a la leyenda.

«Hoy, valientes soldados, valientes patriotas, valientes leales a la constitución han escuchado nuestro llamado y nos hemos, finalmente, reunido en las calles de Venezuela», afirmaba Juan Guaidó.

Detrás de él, estaba un prisionero político, Leopoldo López, que había estado bajo arresto domiciliario desde 2017, el hecho de que fuera libre como el levantamiento, parecía prueba de que algo importante estaba en marcha.

Ahora sabemos que, de hecho, era un plan diseñado para resolver el peligroso estancamiento en el país entre la asamblea de Guaidó y el gobierno socialista de Nicolás Maduro, heredero de la revolución Bolivariana de Hugo Chávez.

Miembros clave de los aparatos de seguridad estaban desertando, Christopher Figuera, jefe de la policía secreta, Sebin, lo había hecho, lo que supuestamente iba a ser una señal a las fuerzas armadas, la clave del futuro de Venezuela, a lados del tirón.

Maduro se iría volando a Cuba «con dignidad» y todos los demás de su régimen mantendría su puesto de trabajo mientras Guaidó se convertía en presidente interino, en espera de nuevas elecciones, todo esto había sido escrito, en un documento de 15 puntos, según funcionarios en Washington.

Pero esto aún no está nada claro, si este plan tuvo alguna oportunidad o si algunos de los desertores potenciales estaban poniendo simplemente una trampa, y aunque el plan parecía real, ya iba mal cuando Guaidó hizo su discurso a las cámaras el martes.

Fue un día antes de lo previsto, pues la “operación libertad” iba a llegar a un clímax con protestas masivas para el miércoles y en retrospectiva estaba claro que el video del martes había sido estrechamente recortado para ocultar el hecho de que había sólo un puñado de tropas con Guaidó.

Vanessa Neumann, que fue enviada de Guaidó al Reino Unido en marzo, afirmó que su campamento había oído informes de que Maduro había sabido del plan y que iba a arrestar al presidente de la asamblea nacional.

«La decisión de salir el martes en lugar del miércoles fue una decisión operacional, en reacción a nuevos informes que teníamos», aseguró Neumann, “pero cómo reveló, en términos de la gente, las fuerzas armadas y el llamado al pueblo, ya estaba previsto”.

«Sabíamos que esto podía venir, pero cuando vi Leopoldo en el video, tenía sin duda que esto ya estaba hecho y que Maduro había caído. Si Leopoldo estaba libre esto tenía que ser grande», conversó un venezolano.

Mariana Otero, una joven madre de tres hijos, recibió la llamada de un amigo que vive cerca de La Carlota: «Ha caído la base», con una bandera venezolana envuelta alrededor de sus hombros como una capa, Otero salió rápidamente para unirse a miles de otros que escucharon la llamada de Guaidó.

«Si Leopoldo está ahí en la calle, debe ser demasiado. Quiero libertad en mi país. Las calles son nuestras y quiero que mis hijos sean testigos de lo que hemos venido a luchar por nuestra libertad».

Ella no estaba sola, mientras se dirigía hacia la Plaza Altamira en el influyente Chacao en Caracas del Este, cientos de personas estaban en la calle a su alrededor.

Pero hubo menos manifestantes de zonas pobres en las afueras de la ciudad, tal vez debido al aire de incertidumbre y temor por los grupos paramilitares leales a Maduro que han valorado a la disidencia en las zonas pobres de la ciudad.

Al mediodía, los que estaban en la Plaza Altamira no podían creer sus ojos: encima de un camión en la Plaza, un grupo de guardias nacionales armados con rifle rodeaban a Guaidó y otra vez la multitud pensó que había caído el régimen.

Las tropas llevaban cintas azules en sus brazos para mostrar que habían desertado por la oposición; uno llevaba un pañuelo en su rostro, López y varios miembros de la asamblea nacional controlada por la oposición estaban también allí.

«Valientes, patriotas, sí se puede,» coreaba la multitud. «Valientes patriotas, ¡Si se puede!», pero el impulso ya estaba desapareciendo, después dirigiéndose a la multitud, Guaidó y su equipo se desvanecieron, y la multitud que esperaba para marchar hacia el palacio presidencial de Miraflores fueron dejadas en la Plaza.

Aparte de los servicios secretos del jefe, Figuera, grandes nombres del gobierno de Maduro no había cambiado de lados y uno por uno, el pez grande escribió sus votos de lealtad, mientras tanto, en el centro de Cúcuta, ciudad colombiana fronteriza, un grupo de desertores del ejército venezolano había visto noticias de la sublevación en un televisor de la habitación de hotel.

«Cuando vimos a nuestro presidente Guaidó allí con nuestros hermanos soldados y Leopoldo López, ahora libre y a su lado, inmediatamente coordinamos con las tropas para ver qué podíamos hacer,» indica un desertor.

Desarmados y de civil «por respeto a Colombia», los tránsfugas se reunieron por el puente de internacional de Simón Bolívar que separa los dos países con la esperanza de una invasión ad hoc, «estábamos listos para tomar San Antonio», expresó un desertor, refiriéndose a la ciudad en el lado venezolano del puente, «estábamos a la espera de las órdenes de nuestros hermanos del otro lado».

Pero la orden nunca llegó confirman los desertores, en cambio, recibieron una orden del equipo de Guaidó para volver a sus hoteles, «fue una gran decepción», comentó un soldado, «queríamos ayudar a la Venezuela libre».

Venezuela experimentó un golpe de estado apadrinado por alguien más

En Washington, halcones de la administración de Trump que estuvieron a un momento de la liberación, vieron con consternación como el levantamiento fracasaba y no está nada claro, si Estados Unidos se comunicó directamente con el círculo de Maduro durante la operación libertad.

López, después de buscar refugio en la embajada de Chile, huyo a la de España en Caracas, y explicó a los periodistas que la clave de las negociaciones tuvo lugar en su casa durante las últimas semanas, pero la demanda había sido tratada por escépticos como el lucimiento de un aspirante a presidente deseoso de no ser opacado por Guaidó.

Donald Trump y su administración reaccionó como si hubiera sido personalmente traicionado y dio el paso inesperado ante el público con su versión de los hechos, diciendo en voz alta el tipo de datos normalmente mantenido en secreto.

John Bolton, el asesor de seguridad nacional, afirmó que tres funcionarios venezolanos poderosos habían estado negociando la salida de Maduro, haciendo hincapié en el ministro de defensa y jefe de las fuerzas armadas, Vladimir Padrino; el magistrado de la corte suprema, Maikel Moreno e Iván Hernández, el jefe de la guardia presidencial y de la inteligencia militar.

Bolton llamó a los hombres tres veces desde la casa blanca, y entonces apareció en un video algo extraño llamando a los patrios venezolanos, pero que era completamente en inglés aparte de la sola palabra «libertad».

El secretaria de estado, Mike Pompeo, afirmó que el avión de Maduro había estado en la pista esperando despegar, pero que había sido convencido de no dejar Miraflores, en el último momento, por los rusos un reclamo que los rusos negados.

Donald Trump se encendió en Twitter contra el cubano apoyo a Maduro y el embajador de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, un veterano de operaciones encubiertas de la era de Reagan en América Latina, apareció en un canal de televisión venezolana independiente, dando una cuenta detallada del documento de 15 puntos que los tránsfugas supusieron ya habían firmado.

Así que mientras que la línea oficial era que el levantamiento fue obra de las masas venezolanas, todo lo que hizo la administración de Trump, lo que reforzó el mensaje que se hizo en Washington, de una «idiotez. No sé lo que piensan que están haciendo, pero están socavando los esfuerzos de la oposición para lograr sus objetivos», comentó Eva Golinger, una analista internacional.

Por la noche del martes, Maduro organizó una muestra de unidad y fuerza para las cámaras de televisión y se había rodeado de una falange de soldados, con el ministro de defensa Padrino, uno de los supuestos desertores, en su hombro derecho.

María Corina Machado, líder del grupo de oposición de Vente Venezuela, que apoya abiertamente la idea de intervención militar extranjera para derrocar a Maduro, admitió la derrota temporal, «por supuesto, el objetivo no fue logrado», indicó, «Nuestro objetivo era tener una urgente transición a la democracia en Venezuela».

En Washington, Bolton y Pompeo han insinuado la posibilidad de intervención militar directa de Estados Unidos para inclinar la balanza y derrocar a Maduro, pero hasta ahora han sido refrenados por el Pentágono.

Fulton Armstrong, un ex CIA experto en América Latina ahora en American University explica que le preocupa que los generales no podrían sostener por tiempo indefinido contra las llamadas para la acción.

Armstrong dijo: «estos chicos de la administración de Trump, están tan desesperados por una victoria, y con tanta testosterona en sus venas, me preocupa realmente que vallan a hacer algo realmente estúpido».