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Venezuela, Afganistán en Sudamérica

La intervención militar extranjera en Venezuela podría tener consecuencias desastrosas

Venezuela está experimentando una de las mayores catástrofes económicas y humanitarias de su memoria reciente, después de dos décadas de políticas económicas ineficaces, la inflación superó el millón a finales de 2018, y más de 3 millones de venezolanos huyeron del país en un intento de escapar de la hambruna que ha condenado a uno de cada siete niños a la desnutrición.

Hasta el día de hoy, la tasa de homicidios superó las 80 personas por cada 100 mil, haciendo de Venezuela uno de los países más violentos en América Latina, los apagones masivos, que han sido frecuentes durante años, han llegado a niveles insoportables, la situación es realmente desesperada y por desgracia, hay razones para creer que podría empeorar.

Lo que comenzó como una crisis interna ha aumentado dramáticamente, avivado por la proclamación del presidente de la asamblea nacional y líder de la oposición Juan Guaidó como presidente interino en enero de este año, un desafío directo al gobierno del presidente venezolano Nicolas Maduro.

Guaidó ha sido apoyada desde entonces por varios países occidentales y latinoamericanos y otras organizaciones internacionales, ahora está llamando al general de población y el ejército para unirse a un levantamiento popular contra el liderazgo Chavista.

Aunque estas pretensiones, no han resultado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha dejado claro que está dispuesto a considerar una intervención militar en suelo venezolano para sacar al gobierno de Maduro del poder, mientras que Rusia ha desplegado personal militar en Caracas.

Cualquier intervención militar extranjera en esta etapa está destinada a lanzar el país en el caos completo y condenarlo a un destino similar de Afganistán después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2001.

Venezuela en Guerra.
En este punto, la cuestión fundamental en Venezuela no debe ser derrocar a Maduro, sino más bien evitar el masivo derramamiento de sangre y garantizar una transición pacífica.

Venezuela parece estar destinada por la providencia a marcar el destino de Sudamérica

El chavismo, encarnado por Maduro, parece haber perdido apoyo popular, con índices de aprobación de Maduro rondando en torno a 20%, al final de la bonanza petrolera minó la capacidad del régimen para mantener sus políticas redistributivas, que han apoyado a la mayoría de los menos privilegiados sectores de la población durante años.

Ante la presión nacional e internacional, El chavismo ha demostrado ser asombrosamente resistente y esta aparente contradicción puede explicarse por el complejo sistema de intereses creados que habían surgido en las últimas dos décadas en Venezuela.

El presidente, Hugo Chávez y su sucesor Maduro socavaron las instituciones del estado, convirtiéndolas en feudos donde sus aliados se enriquecen por malversación de fondos del estado, el ejemplo más notorio es quizá el de la fuerza armada nacional bolivariana, FANB.

Sin embargo, la FANB no es la única fuerza armada que actualmente es asegurar la supervivencia del gobierno de Maduro, en los primeros días, cuando elementos del ejército no era compatible con el régimen y trataron de organizar un golpe de estado contra Chávez, el presidente venezolano decidió suministrar armas a los partidarios leales, llamados colectivos.

La situación en Venezuela es una reminiscencia de la de Afganistán, un país fragmentado y polarizado donde una invasión encabezada por Estados Unidos y los intentos de estabilización posteriores han dado como resultado una sucesión de fracasos.

Afganistán debe servir como una advertencia: si los Estados Unidos invaden Venezuela, derrocar a Maduro sería la parte fácil, pero sería mucho más difícil superar la violencia y el desorden que entraran en erupción después de que él sea depuesto.

Si la oposición venezolana o extranjeros fuerza el cambio de régimen contundente las fuerzas armadas venezolanas los millones de milicianos y los colectivos podrían desencadenar a gran escala de agitación, que podría degeneren en una guerra urbana.

Aunque el ejército ruso en Caracas probablemente evitase participar en la resistencia en caso de una invasión militar de Estados Unidos, podría jugar un papel decisivo en el suministro de armamento adicional y apoyo logístico a los colectivos y las milicias nueva.

Un conflicto armado sería corroer más lejos, la ya débil situación social y política de las instituciones del país, así como la aplicación de la ley, este permitiría que muchos criminales de todo tipo ganarán más poder en el país y los colectivos podrán solidificar el control de barrios populares.

La oposición no puede seguir e ignorar la dinámica del verdadero poder en Venezuela y se espera que un levantamiento popular con liderazgo consolidado sería suficiente para deponer a un gobierno impopular.

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