Encanto toca un acorde importante en un mundo diverso
¡A todos les encanta!» «¡Es masiva!». Encanto de Disney, se convierte en un fenómeno mediático. Incluso, despierta pasiones entre feministas, machistas, xenofóbicos y lideres sociales. Sin duda, hay que mirar muy de cerca este inesperado logro de la cadena de Mickey Mouse.
Obsesionados, los niños ya aprendieron las palabras de todas las canciones. Pero también lo hicieron la mayoría de los adolescentes y sus madres. Mientras la generación de cristal, revisa cada palabra, imagen y color de piel, para emprenderle contra la película. La Encanto manía apodera de todo.
Para los no iniciados, Encanto es el largometraje animado número 60 de Disney. Con canciones ridículamente pegadizas de Lin-Manuel Miranda, el compositor de Hamilton. Cuenta la historia de la mágica familia Madrigal que vive en una casa encantada escondida en las montañas de Colombia.
Todos los miembros del clan son bendecidos con un don extraordinario, con la excepción de la protagonista Mirabel Madrigal, de 15 años. Quien lucha por encontrar su lugar dentro de la familia.
Encanto no es un cuento de hadas al uso. Es más, como una saga familiar, pero, con una pizca de realismo mágico latinoamericano. Se trata del amor incondicional, comprender su valor y la carga de estar a la altura de las expectativas familiares.
La película Encanto, marcó un nuevo camino para las producciones de Disney
Con Encanto, Disney demuestra que aprendió de los errores del pasado y es consciente de su responsabilidad. Para crear una representación auténtica, los creadores trabajaron en estrecha colaboración con artistas y artesanos.
Dos meses después de su estreno en cines, Encanto es un éxito inesperado de Disney, un momento cultural y una locura. Todos a aman y muchos la odian a partes iguales.
Pareciera ser este, el nuevo lema de la compañía del ratón. reacomodarse a lo que reclaman los nuevos tiempos. Ahora las protagonistas, “deben” alejarse de las sufridas Cenicienta o Blancanieves. Forzosamente, ahora son miopes, asiáticas, afrodescendiente y como en Raya, lesbianas y sin príncipes rescatadores.
Y mientras la canción de Encanto We Don’t Talk About Bruno alcanza el número 1 en el Billboard. La traumática historia intergeneracional latinoamericana, explica de alguna manera las respuestas emocionales de las audiencias.
Entre inmigrantes que crecieron escuchando historias de los sacrificios y de la violencia. Más gente de la que crees, se siente representada y visibilizada en la historia de la familia Madrigal.
Y no es solo la comunidad latina. Desplazados y migrantes de todo el planeta, sienten una conexión con la dinámica familiar en Encanto. Toda la película habla de una unidad familiar diferente. Las personas de orígenes no blancos realmente pueden identificarse con la complejidad de una familia multigeneracional.
Encanto resulta un musical emotivo, divertido y ameno, tal vez, una exaltación de la diferencia. O tal vez, otra demostración de cómo el mainstream busca absorber a las “minorías”, limar sus diferencias o rispideces, y transformarlas en parte del sistema.
