Soldados norteamericanos contra migrantes
La caravana guatemalteca es reprimida por mexicanos y estadunidenses
La policía guatemalteca acompañada de agentes del servicio de inmigración y control de aduanas norteamericanos, ha barrido a cientos de migrantes, regresándolos a la frontera hondureña y, en efecto, aplastando sus planes de viajar juntos en una «caravana» a los Estados Unidos, otros grupos más pequeños viajaron en pequeños grupos, en un movimiento que involucró a varios miles de personas, pero muy diferente de las caravanas anteriores.
Orando y cantando canciones, el grupo de 300 migrantes, adultos, adolescentes y niños pequeños, salió de un refugio en entre Ríos bajo un cielo lluvioso antes del amanecer y caminó unas seis horas antes de detenerse en la ciudad de Morales para comer y descansar.
Allí fueron desafiados por la policía, cargados en autobuses y regresados a la frontera para registrarse bajo las reglas norteamericanas que rigen la libertad de viaje entre Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
La acción esencialmente disolvió el miércoles el grupo más grande y cohesivo que abandonó la ciudad hondureña de San Pedro Sula en respuesta a un llamado a la primera caravana de migrantes en muchos meses hacia suelo norteamericano.
Las tácticas de Guatemala reflejaron las empleadas el año pasado por México para desalentar y dividir las caravanas en su territorio tras la intensa presión de Washington, Alejandro Giammattei, el presidente guatemalteco, había dicho el miércoles que a los migrantes se les permitiría pasar por el país, aunque señaló que necesitarían los documentos adecuados y predijo que se encontrarían con un «muro» en México.
La mayoría de los migrantes se dividieron en grupos más pequeños, algunos de entre 20 y 30 personas, y comenzaron a caminar por las autopistas, abordar los autobuses y subir a las atracciones, no se parecía en nada a los flujos humanos masivos que se formaron en los últimos años, inspirando la furia de Donald Trump y convirtiéndose en un fútbol político en los Estados Unidos.
Oficiales de la policía guatemalteca afirmaron que los norteamericanos pagaron los autobuses
“Esta caravana no es nada ni remotamente similar a lo que vimos en 2018 y un poco en 2019, algunas personas aquí y algunas personas allá”, afirmó Chad Wolf, secretario interino de seguridad nacional de los norteamericanos, «Lo que ha cambiado … es la cantidad de acuerdos que tenemos con Honduras, Guatemala y México», Wolf también señaló la presencia de «agentes tácticos» norteamericanos en Guatemala.
La agencia de inmigración de Guatemala reportó un total de 2 mil 274 migrantes registrados en sus cruces de El Cinchado y Agua Caliente, un número desconocido de otros cruzaron irregularmente, se esperaba que muchos de los detenidos el jueves se dieran por vencidos y regresaran a Honduras, incluso cuando grupos dispersos continuaron caminando y haciendo autostop a través de una región tropical del sureste de Guatemala.
Entre ellos se encontraba Génesis Fuentes, un hondureño de 19 años que formó parte de la primera caravana en octubre de 2018, en aquel entonces, llegó a la ciudad de Mexicali, en el norte de México, frente a Calexico, California, y vivió allí trabajando como camarera y cocinera durante unos cinco meses, finalmente cruzó la frontera, pero fue detenida por agentes fronterizos estadounidenses y deportada en mayo pasado.
Vestido con una camiseta roja, una sudadera con capucha, jeans y sandalias, Fuentes cojeaba de una rodilla magullada. Ella afirmó que ser enviado de vuelta a casa significaba regresar a una vida que no es vida en absoluto, «no hay trabajo en Honduras», afirmó Fuentes, «Desde que nos deportaron, no hemos podido encontrar trabajo».
