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El camino de la esperanza va hacia Chile

En busca de esperanza de salud, una niña se une a la migración masiva a Chile

Allyson está acostumbrada a vivir con una enfermedad que afecta sus pulmones. Su respiración se a vuelto más pesada a medida que avanza a lo largo del informal cruce fronterizo, abriéndose paso a través del vasto humedal de gran altitud donde Bolivia se desvanece en Chile.

La pequeña Allyson, una niña de 5 años habla con una voz baja y grave que casi suena adulta: «Vinimos a Chile por trabajo y para mi cirugía». La niña y su familia se encuentran entre las decenas de miles de migrantes y solicitantes de asilo latinoamericanos que desafían el altiplano con Chile como meta.

Mientras las temperaturas extremas, el desierto abrazador y la falta de agua los abruma, recorren el sendero por una nueva vida en Chile. En los últimos años, el país se convirtió en un importante centro de migración y una alternativa a destinos como Estados Unidos.

Pero el viaje es difícil, y el gobierno de Chile, intensificó los esfuerzos para cerrar sus fronteras a las llegadas indocumentadas. Aun así, para los refugiados y migrantes como Allyson, procedente de Ciudad Bolívar en Venezuela, el viaje puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

La esperanza camino a Chila.
La madre de Allyson, sigue siendo optimista. Mientras, su esposo logró un trabajo informal en Chile.

Los migrantes y solicitantes de asilo como Allyson, salpican el paisaje a lo largo de las tierras altas del Altiplano entre Bolivia, Perú y Chile

«En el hospital nos indicaron que nos fuéramos porque en Venezuela no podían curarme si me volvía a enfermar», explica. Jadeando conversa poco a poco y el camino, la lleva a través de una de las fronteras más altas del mundo. Unos 4 mil metros sobre el nivel del mar y más.

Casi 54 mil personas ingresaron a Chile de manera irregular el año pasado, según la policía fronteriza. Una disminución del 5 por ciento en comparación con 2021. En ese momento, el país austral, estaba experimentando una migración sin precedentes, alimentada por la pandemia del Covid-19 y la crisis humanitaria en Venezuela que dejó a muchos sin atención médica.

Las llegadas masivas, unas 500 entradas por día, continuaron hasta principios de 2022. Esto obligó a las autoridades a decretar un estado de emergencia que permitió a los militares hacerse cargo del control fronterizo.

Esa declaración de emergencia duró hasta marzo pasado, cuando se reabrieron las fronteras de Chile con Argentina, Bolivia y Perú. Poniendo fin a las restricciones por la pandemia.

Pero las organizaciones que monitorean la crisis migratoria advirtieron, que la disminución de la vigilancia en la frontera significa que menos personas están siendo interceptadas y registradas. Lo que llevó a la aparición de números más bajos.

Pero Allyson y su familia avanzan penosamente, siguiendo un camino delineado por la basura dejada por los viajeros que vinieron antes que ellos. Cuando el agotamiento amenaza con abrumar a la niña de 5 años, se arrastra a los brazos de sus padres o se sube a la espalda de un hermano dispuesto.

Bajo una nueva ley promulgada en febrero por Gabriel Boric, el ejército será desplegado si las llegadas aumentaran nuevamente

Casi 2 mil km quedan antes de llegar a su destino final en la capital chilena de Santiago. El viaje para Allyson comenzó en su ciudad natal en el este de Venezuela. Una niña pequeña y de ojos brillantes con flequillo largo y flexible. Ella nació con una malformación congénita llamada laringomalacia.

Perdió parte de su pulmón derecho a los dos años en una cirugía de emergencia cuando el líquido comenzó a acumularse en su pecho. Nudos de tejido cicatricial todavía arañan a través de su pecho desde donde los médicos hicieron sus incisiones.

Los migrantes y solicitantes de asilo como Allyson y su familia ahora salpican el paisaje a lo largo de las tierras altas del Altiplano. Viajando en pequeños grupos para evitar ser detectados. Bajo una nueva ley promulgada en febrero bajo el presidente chileno Gabriel Boric, el ejército podría ser desplegado en la frontera si las llegadas aumentaran nuevamente.

A su alrededor, Venezuela estaba envuelta en una crisis. La inestabilidad económica y el bloqueo norteamericano, dejó escasos o nulos suministros básicos como medicinas, y una pobreza elevada.

Desde su hogar en Venezuela, la familia de Allyson partió hacia la Amazonía brasileña, tomando una ruta menos transitada para llegar a la frontera entre Bolivia y Chile. En lugar de usar «coyotes», optaron por viajar en autobús.

Pero el viaje de 10 días agotó sus recursos financieros. Aun así, el padre de Allyson, Miguel Ángel Gutiérrez, de 49 años, indicó que la experiencia fue relativamente positiva. Los niños trataron el viaje como unas vacaciones.

«Tuvimos suerte y nos trataron bien. Cuando hemos estado en necesidad, hemos encontrado ángeles para ayudarnos», explicó. «Una vez que Allyson sea tratada, una vez que los médicos nos digan que mi hija está fuera de peligro y puede vivir una vida sana y normal», continúa, «todo valdrá la pena».

Fuente
AjazeeraBBCMigracionChile

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