Los vetos a la exportación y los altos precios, avivan una crisis alimentaria global
En un inicio se trató del colapso del transporte marítimo y las rutas comerciales a causa de la pandemia de coronavirus. Después se convirtió en el aumento de precios y el desabastecimiento por la guerra en Ucrania. Pero, por más que se busquen causas ahora, la crisis alimentaria mundial, está aquí.
El último episodio de la crisis alimentaria, y el caos en el que viven inmersos los mercados mundiales desde hace varios meses, está relacionado con las restricciones a la exportación.
En teoría, no se trata de una crisis alimentaria. Es sólo que varios países impusieron restricciones, sobre alimentos esenciales como los cereales, aceites o legumbres. Pero, la realidad, es otra.
De acuerdo a las cifras que publica de forma periódica el International Food Policy Research Institute o IFPRI. Hasta 19 estados aplicaron algún tipo de medida proteccionista sobre el comercio de alimentos desde marzo de 2022. Pero, esta crisis alimentaria, es mucho más antigua.
Poco después del comienzo de la guerra en Ucrania, muchos de los países productores y exportadores de alimentos a escala global detuvieron el intercambio mundial.
La crisis alimentaria, no es una pesadilla lejana. Ya está presente en todo el mundo
En esta crisis, se incluyen los dos actores implicados en el conflicto en Ucrania, Moscú y Kiev. Juntos acaparan un cuarto de las exportaciones mundiales de trigo y dos terceras partes del comercio internacional de aceite de girasol.
Por otra parte, Indonesia, el mayor exportador de aceite vegetal del mundo, o Argentina, el tercer país con más peso en el mercado internacional de la soja, también, impusieron algún tipo de restricción.
El golpe más fuerte, fue el dado por la India. Quien prohibió por completo la exportación de trigo. Lo que puso en jaque al mundo entero.
En total, el IFPRI asegura que el 16,9% del comercio global de alimentos se está viendo afectado por esta limitación sobre las exportaciones. Es una cifra prácticamente igual a la que se registró en la crisis alimentaria de 2008 (17,2%) y mucho más alta (7,8%) de la que se alcanzó en el peor momento de la pandemia de coronavirus.
Pero, a diferencia de las dos anteriores, que tuvieron picos más o menos rápidos, la crisis actual amenaza con alargarse en el tiempo. Disparando el precio de los alimentos durante varios meses consecutivos y quizás algo más de un año.
En este sentido, hay varias regiones, que se están viendo especialmente golpeadas por las medidas proteccionistas impuestas a raíz del conflicto ucraniano y por su fuerte dependencia del comercio internacional.
Pese a esto, el IFPRI precisa que la mayoría de las medidas no consisten en una prohibición total de las exportaciones. Se trata, más bien, en tasas, impuestos y costes de transacción. Pero, el principal efecto, es el aumento del precio de productos básicos, que ya llevaban varios meses experimentando fuertes subidas.
Desde marzo de 2022, el índice de precios de los alimentos que publica la FAO de forma mensual, batió su récord histórico. Con más de 166 puntos, este está superando ampliamente los 138 puntos que se registraron durante la crisis alimenticia de 2011, el último gran punto álgido en el seguimiento que realiza el organismo de Naciones Unidas desde 1990.
Las consecuencias de toda esta situación, a la que se unen los desastres climáticos y las sequías, ya son más que perceptibles. La ONU, afirma, que en apenas dos años el número de personas que sufre inseguridad alimentaria en el mundo se duplicó, pasando de 135 a 276 millones.
